Hipatia, contra la intolerancia

Leyendo unos relatos en verano, encontré asimismo imágenes y proyectos que llevan a la esperanza y a calmar los ánimos, buscando consenso y distensión. Lo deseamos.

«Aquella larga noche en que Alejandría se quedó sin teatro, Hipatia se prometió a sí misma que lucharía con todas sus fuerzas para evitar que el fanatismo de quienes se consideraban en posesión de una verdad única y excluyente se adueñase de su amada Alejandría» (Calvo Poyato).

– Que el diálogo, la libertad de opiniones, otros modos de ver, estén presentes en el campo de batalla de las ideas.

– Sin renunciar por ello a las propias creencias y principios, mas no queriendo imponerlos por la fuerza o el miedo.

Ni la religión ni la política debieron caer en la coacción a los que disienten, fingiendo la conversión o la convicción, la llamada ‘tiranía del espíritu’. Soñaremos una religión y una política nueva, abierta y plural, respetuosa, sin dogmatismos ni condenas.

«Calvino logró convertir toda una ciudad, todo un Estado de ciudadanos hasta entonces libres, en una férrea maquinaria de obediencia capaz de exterminar cualquier iniciativa, de impedir cualquier libertad de pensamiento en beneficio de su doctrina exclusiva» (Stefan Zweig).

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* Cf. El Sueño de Hipatia, José Calvo Poyato, 2009. La fuerza de la razón y la tolerancia frente al fanatismo de quienes a lo largo de los siglos han pretendido imponer sus dogmas.

«En Cuba hubo un intento, un atrevimiento, una esperanza y una pretensión que más temprano que tarde debiera volver a encararnos, porque el ser humano puede renacer tras el fracaso, pero la renuncia a toda ilusión lo mata para siempre» (Patricio Fernández).

– Si gustan podrán leer aquí impresiones de un viajero, «Desde Cuba», eBook, pdf.

2 pensamientos en “Hipatia, contra la intolerancia

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  2. Saludos. Sobre las limitaciones que se ponen en algunas partes del mundo a la expresión de ideas o disensiones, a veces sutilmente, leo de John Adams: «Las fauces del poder están siempre abiertas para devorar y su brazo siempre extendido para destruir, si puede, la libertad de pensamiento y de palabra hablada y escrita…». Triste y actual. Gracias.

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