Loyola aniversario -3 / los Ejercicios

IGNATIUS 500 | AÑO IGNACIANO

Celebrando la conversión… San Ignacio trabajó los Ejercicios espirituales en él mismo porque los necesitaba, en Loyola y luego en Manresa. Los pensó también como herramienta para ayudar a más gente.

– Ayudar a pensar, a rezar, para ser un buen cristiano y más, para tomar con buena luz grandes decisiones: «Déjalo todo y sígueme».
– El nuevo caballero de Cristo ofrecerá los Ejercicios a personas deseosas de cambio, libres por dentro, cristianos descontentos con su vida.

Cuatro etapas resumidas en una palabra: Jesucristo, bien conocido, cercano amigo, necesitado de discípulos decididos.

*Primera etapa, repaso de la vida pasada, sus errores, el perdón y abrazo del Padre. Ignacio convaleciente, con luchas interiores y dejando curar su orgullo con el bálsamo del evangelio: «Estás curado, ponte en camino».

*La segunda será la vida de Cristo, su trabajo por la gente, buscando colaboradores. Empaparse del interior de Jesús de Nazaret, sus planes, su estilo de vida. Sentir y querer lo mismo, gustar la mutua amistad: «Ven conmigo, sígueme».

*La tercera etapa, acompañar a Cristo junto a la Cruz, María y el discípulo amado, su fidelidad a toda prueba. Y todo esto por mí, esperando mi respuesta. El seguimiento de Cristo, la cruz de ahora y el sufrimiento de tantos: «Tengo sed».

*Última parte será la misión, enviados para levantar al caído y consolar a quien perdió la esperanza. La resurrección de Cristo será misión universal, tarea de paz: «Vayan y anuncien la Buena noticia, curen las heridas, perdonen las ofensas».

‘Qué haré por Cristo’, se preguntó Ignacio al principio del libro. Al final escribió una oración difícil, total, su deseo de corresponder:

«Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad,
mi memoria, mi entendimiento y también mi voluntad,
todo mi haber y mi poseer;
vos me lo disteis, a vos Señor lo torno,
todo es vuestro, disponed según vuestra voluntad;
dadme vuestro amor y vuestra gracia, esto me basta.»

* Dibujo de Bernardo Gantier SJ, Bolivia.
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Si gustan podrán escuchar esta oración «Tomad Señor», con música y fotos de Isa Solá, misionera de Jesús-María en Haití, asesinada en septiembre 2016 en un atraco, en Puerto Príncipe.


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(Quedará el acuerdo de ponerles algo más del tema ignaciano otro día)

La Pascua, nuevos caminos

«Las mujeres, camino del sepulcro: ¿Quién nos moverá la piedra? Un joven de blanco les dijo: No teman, Jesús Nazareno resucitó. Digan a sus discípulos que caminen a Galilea, allá lo verán», san Mateo c.16.

Resumiré el llamado del Papa Francisco en la Pascua pasada:

+ Ir a Galilea significa empezar de nuevo, donde el Señor los llamó, el lugar del primer encuentro junto al lago. Hacer memoria será agradecer, pedir perdón y hacer planes, ser testigo.

+ Ir a Galilea será recorrer nuevos caminos, moverse en la dirección opuesta al sepulcro, ir hacia la luz. Las mujeres buscaron con la fe de los recuerdos, el Jesús del pasado.

+ Ir a Galilea significa ir a los confines, ser como Jesús buena noticia para los alejados, los excluidos, los frágiles y más pobres, los enfermos.

En efecto, Jesús resucitado desea hacerse presente en el corazón del mundo, superando dudas y temores. Si compartimos la Paz que Él nos da, notaremos su presencia.

El Papa finalizó su homilía de la noche pascual con estas cariñosas palabras:

. . Si esta noche tu corazón vive una hora oscura sin amanecer, ven y abre tu corazón al anuncio de la Pascua.
. . No tengas miedo, resucitó. Tus lágrimas serán enjugadas y tus temores vencidos, por la luz de la Esperanza.
. . Alégrate, el Señor camina siempre contigo, a tu lado. Con Él la vida comienza de nuevo.

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‘Magníficat’, canto agradecido de María,  que recibe en la casa a su Hijo Jesús resucitado.

Quédate, Señor / Emaús

Me pasaron este poema de José L. Martín Descalzo, unido al texto de los peregrinos de Emaús. Dos discípulos perdidos y decepcionados que encontraron el buen camino escuchando y hospedando al Maestro resucitado, en san Lucas c.24.

– Confesaron al caminante su extrañeza y dolor por la muerte en cruz de Jesús de Nazaret. Un fracaso que pareció irreversible, y que será el paso a la nueva Vida que el Cristo resucitado irá comunicando.

Los versos de Martín Descalzo interpelaron nuestra fe, a veces puesta a prueba por la duda o el desengaño. La fe será experiencia, y no solo teoría, si permaneciere abierta a lo nuevo, que pareció imposible.

– Cuando nos habló Jesús, sentimos arder nuestro corazón ¡Es el Señor!.

Desearon caminar siempre con la nueva luz ‘Quédate, Señor’, con el consuelo recibido y las señales que Jesús dejó en el camino.

EL DIOS DE LA FE

En medio de la sombra y de la herida
me preguntan si creo en Ti. Y digo:
que tengo todo, cuando estoy contigo,
el sol, la luz, la paz, el bien, la vida.

Sin Ti, el sol es luz descolorida.
Sin Ti, la paz es un cruel castigo.
Sin Ti, no hay bien ni corazón amigo.
Sin Ti, la vida es muerte repetida.

Contigo el sol es luz enamorada
y contigo la paz es paz florida.
Contigo el bien es casa reposada
y contigo la vida es sangre ardida.

Pues si me faltas Tú, no tengo nada:
ni sol, ni luz, ni paz, ni bien, ni vida.
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* Imagen: Camino a Emaús, Duccio di Buoninsegna. «Ellos le insistieron: Quédate con nosotros, está cayendo la tarde. En la mesa tomó el pan, lo partió y se lo dio. En ese momento se les abrieron los ojos».

Parecidos deseos fueron escritos para la fiesta de la Ascensión, ante el temor a perder de vista al Señor Jesús, «Quédate, Señor».

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Verán aquí si gustan esta conocida melodía litúrgica «Quédate Señor»:

Los 4 nombres de la Paz

La Paz tiene muchos nombres. En otro tiempo debió ser popular un escrito llamado «De los nombres de Cristo», del teólogo y poeta fray Luis de León. Fue sugerencia para pensar sobre la Paz y sobre el Amor, sus diferentes nombres y significados.

Se trató pues de un tema de Evangelio. La paz que Jesucristo comunicó a sus más allegados/as, fruto del esfuerzo en la cruz y de su resurrección:

«Los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús dijo: Paz a ustedes. Como el Padre me envió, así también los envío yo. Reci­ban el Espíritu Santo: a quienes perdonen los pecados, les quedan perdonados.» (s Juan c.20)

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Una armonía interior consigo mismo, con todas las criaturas, con la gente de cerca y de lejos, con nuestro Dios. La paz interior como un tesoro encontrado, envidiable bienestar espiritual. Vean los varios nombres de la PAZ:

+ AMOR. El abrazo de paz, signo de unión y de amistad, expresión de fraternidad, ‘Cuenta conmigo’, una promesa sincera que pacifica.

+ ALEGRÍA. Ventana abierta de la paz interior, el corazón alegre comunicará bienestar; marchó la tristeza, llegó el consuelo.

+ CONFIANZA. Fruto maduro de la paz, atrás quedó la incertidumbre; será firmeza para el presente y el futuro, ‘No temas, yo estaré contigo’.

+ PERDÓN. Camino necesario para la paz: disculpar, comprender, reconciliar, curar heridas, ‘No mires atrás, olvida, ponte en camino’.

Antiguos escritos hablaron de Jesucristo como ‘Príncipe de la Paz’. Con su muerte en cruz puso fin a la distancia entre Dios y nosotros, liquidó toda cuenta pendiente.

Nos llenará de su paz si suplicamos con fe. Recordaré la oración pidiendo a Jesucristo que nos diera su paz:

Dame señor Jesús la paz, tu paz será mi descanso.
Tú eres mi paz, tu amistad y tu compañía.
Si tengo tu paz, si te tengo a ti,
confío y nada temo, porque tú vas conmigo.
Eres brisa ligera que serena,
agua fresca que calma mi sed,
voz decidida que apacigua las tormentas.
Tu paz es amor que abraza y reconforta,
amor que perdona y siempre disculpa.
Ven señor Jesús, ven Espíritu santo, ven dador de paz.

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Cfr. nuestra entrada «Reconciliación».

Dios, Padre nuestro

Desde siempre surgió la pregunta sobre Dios, quién es y cómo es. Difícil saberlo de primera mano. Los filósofos y teólogos de las religiones hicieron su esfuerzo por definir el ser y por expresar el parecer de Dios.

– Quedará todavía abierta la cuestión de difícil respuesta, por el dolor y el sufrimiento injusto de tantos inocentes, ¿Dónde está Dios?

En algunas religiones será el mismo Dios quien quiso darse a conocer por sus profetas y enviados, inspirando, iluminando y revelando sus planes y mandatos.

«En diversas ocasiones Dios habló por los profetas. En este tiempo habló por medio de su Hijo Jesucristo, reflejo de la gloria de Dios, impronta de su ser, señor del universo, y sentó a la derecha del Dios de majestad.» (Cf. Hebreos c.1)

El texto de algunas oraciones nos ayudará a conocer el tono de la relación entre Dios y nosotros: cercanía o distancia, temor o confianza, implicado o indiferente.

El «Padre nuestro» fue comunicado a los discípulos por el mismo Jesús de Nazaret, oración de confianza y de abandono del Hijo, sus inquietudes, el mutuo amor y fidelidad.

Muchos fueron los comentarios al Padre nuestro. Vean esta presentación:

Padre nuestro que estás en el cielo, en el amor y la belleza, en el universo y en cada uno.
Santificado seas por todo lo bueno en el mundo, por lo justo y honesto en muchas personas.
Que llegue tu Reino de paz, de justicia y verdad, el centro de mis intereses sea hacer tu voluntad.
Te necesitamos, que todos disfruten del pan de la tierra y del pan de vida, tu misma vida.
Perdona, Señor, mis ofensas como yo quisiera perdonar al verme ofendido.
No nos dejes caer en la tentación, de juicios y envidias, de violencia y desesperanza.

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Durante su visita a Auschwitz en 2006, Benedicto XVI se preguntó ¿Dónde estaba Dios?

  • Tras el humo negro de hornos crematorios 1,1 millones de personas quedaron convertidas en ceniza, el azul del cielo se alejaba, y muchos no pudieron seguir creyendo en un ser superior omnipotente y bueno. Algunos confesaron: «La fe me salvó».
  • En Auschwitz el grito de abandono de Jesús el viernes santo, el silencio de Dios el sábado santo y la sorpresa y abrazo del domingo de resurrección. (Cfr. testimonios de Elie Wiesel, premio Nobel de la paz 1986, superviviente en Auschwitz)

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* Imagen: San José, Parroquia san Josemaría Escrivá, Burgos, España.

-La oración ‘Padre nuestro’, en san Mateo c.6 y en san Lucas c.11.
-Escuchen si gustan este canto, el Padre nuestro con nuevo acento popular.

Ven, Espíritu | Pentecostés

«No teman. Yo rogaré al Padre y les enviará un Defensor que permanecerá siempre con ustedes, el Espíritu de Verdad. No los dejaré huérfanos, volveré», san Juan c.14.

Por el PENTECOSTÉS pensé ponerles aquí unas súplicas, reconociendo carencias y pidiendo ayuda. Recordarán que el Espíritu santo lo prometió JESÚS de Nazaret resucitado antes de marchar al cielo.

La tarea del Espíritu será de cuidar la continuidad del Evangelio, refrescar la memoria de Jesús, ser fuente de paz, de amor y fraternidad. No será algo exterior o ajeno, sino íntimo y personal. Deberemos desear y pedir: ¡VEN, ESPÍRITU SANTO!

También leí que algunos sabios dijeron que el Espíritu santo fue Alma de Cristo y Alma de la Iglesia, también que será como el Alma de nuestra propia alma.

RENUÉVANOS POR DENTRO

+ Aprendimos a vivir sin interioridad, sin lo mejor de cada uno, para el bienestar… Ven, Espíritu Santo, líbrame del vacío interior.

+ No podremos vivir sin raíces, sin metas, sin saber qué queremos ni a dónde vamos… Ven, Espíritu Santo, ilumina nuestra desorientación.

+ Escépticos, frágiles e inseguros, nos cuesta hallar sosiego y la verdadera paz… Ven, Espíritu Santo, quítanos la impaciencia y oscuridad.

+ Queremos ser libres, independientes; sentimos soledad, necesidad de amar y ser amados… Ven, Espíritu Santo, enséñame a amar.

+ Sin apenas sitio para el Misterio; llenos de ruidos por dentro, cómo notar su voz, su presencia… Ven, Espíritu Santo, cuida mi fe.

Jesús nos dirá hoy a discípulos y discípulas: ‘Reciban Espíritu Santo, aliento divino que da vida. Él sostendrá sus vidas y alentará su débil fe, él renovará por dentro su frágil ser’.

«Llama profunda,
que escrutas e iluminas
el corazón del hombre:
restablece la fe con tu noticia,
y el amor ponga en vela la esperanza,
hasta que el Señor vuelva».

–Himno liturgia

Vean también en comentario meditación de San Juan Pablo II sobre el Espíritu Santo, en la Trinidad y en nuestros corazones.
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* Imagen: Manos orantes, A. Durero, 1508.

«Los siete dones del Espíritu santo»: sabiduría, entendimiento, consejo, ciencia, piedad, fortaleza y temor de Dios, explicados por el Catecismo católico.
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«Ven Espíritu», canción oración del grupo universitario chileno ‘Canto católico’, desde la Basílica del Salvador de Santiago de Chile, monumento nacional en proceso de restauración.

Las manos de Cristo, la Pascua

«Los discípulos estaban con las puertas cerradas por miedo. Llegó Jesús y les dijo: la Paz con ustedes. Y les mostró las manos y el costado», san Juan c.20.

«Al tercer día resucitó», dirá el Credo cristiano. El canto de pascua con sus versos invitará a poner la mirada en las manos del crucificado: «Miren las señales de los clavos en mis manos; soy yo, no teman».

Y ante la incredulidad de santo Tomás, el resucitado dirá: «Trae tu dedo y mira mis manos; extiende tu mano y métela en mi costado».

El poema que verán fue confesión de fe y amistad, pues la cruz no interrumpe la relación, ni el aparente fracaso limitará la tarea de anunciar la Buena Noticia.

«Y en esto entró Jesús, se puso en medio,
Soy yo, dijo a los suyos, vean mis manos;
serán siempre señal para creer,
la verdad del Señor resucitado.

Las manos de la Pascua lucirán
las joyas de la sangre y de los clavos,
alianzas de amistad inigualable,
quilates de un amor que se ha entregado.

Esas manos pascuales lucharán
para dar libertad a los esclavos,
proteger a los débiles, caídos,
construir la ciudad de los hermanos.

Oh Señor de las manos traspasadas,
Señor del dolor resucitado,
pon tus manos heridas en las mías,
que te cure del dolor en otras manos».

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Les pondré aquí también el poema ‘Las manos’ de Miguel de Unamuno, viendo al ‘Cristo crucificado’ de Velázquez.

Tus manos, las que abrieron a los ciegos
los ojos, los oídos a los sordos;
las que a la hija de Jairo levantaron;
las que en toque de amor como una brisa
de los niños las sueltas cabelleras
acariciaron; las que repartieron
en tu cena nupcial al despedirte
tu pan que era tu cuerpo, hoy son dos fuentes
que manan sangre. Cae sobre los ojos
de los que ven; cae sobre los oídos
de los que oyen; sobre los cabellos
de los niños también. Y llueve sangre
de las manos del Cristo taladradas
a tierra que fue manos pedigüeñas
antaño y aún a Dios se alzan pidiendo
que les devuelva pordiosera vida.
¡Y con ellas apuñas sendos clavos
manejando los remos de tu cruz!

–El Cristo de Velázquez, III,20

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El Papa Francisco en la homilía de la Misa funeral por Joseph Ratzinger, Papa emérito Benedicto xvi:

– ‘Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu’. Últimas palabras que el Señor pronunció en la cruz; así  fue toda su vida: un continuo entregarse en las manos de su Padre. Manos de perdón y de compasión, de curación y de misericordia, manos de unción y bendición que lo impulsaron a entregarse también en las manos de sus hermanos.

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* Dibujo, Rostro de Cristo, fragmento, K. Argüello.

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W.A. Mozart – Coronation Mass – Gloria  – The English Concert

Vida eterna, la promesa

– Como el esposo se retrasó, todas quedaron dormidas. A medianoche se oyó: Ya viene el esposo, salgan a su encuentro.
– Jesús añadió: Estén prevenidos, pues no saben el día ni la hora
.

A . Pidieron una reflexión sobre la vida eterna. Creyentes y no creyentes utilizarán un lenguaje oscuro: el más allá, la ciudad futura, el cielo o el paraíso, la vida eterna.

Será tiempo de paradojas y relatos fragmentarios, apenas nada del después. El creyente sí sabe, porque cree y espera, será su apuesta. Si solo buscó comprender pudo perderse, bastará tener fe y amar:

– Yo vine a este mundo para que todo el que crea en mí tenga vida eterna.

B . Importará vivir el presente en justicia y en verdad, dejando el después al Señor de la Casa. Le gustará saber cómo traté los asuntos y las personas, pues en el aquí y ahora se ocultó el tesoro del después.

El pan de la misericordia, Safet Zec, 1943

. . La Vida eterna no será una conquista por méritos ni un derecho a exigir, ni una quimera.
. . La Vida eterna fue promesa, ‘Hoy estarás conmigo en el paraíso’, un regalo a agradecer, invitación a una fiesta.
. . Por la fe, Abraham salió sin saber a dónde iba.
. . Conduciré a los ciegos por un camino que desconocen.
. . A lo lejos la Tierra prometida, peregrinos a un territorio desconocido.

C . El misterio último de la vida es Alguien que nos espera, acoge y perdona. La Vida eterna es Dios mismo, su Vida compartida desde la fuente de donde mana el Amor que no se agota. Morir será nacer de nuevo.

Será regresar al fin a la Casa del Padre, calmar la propia sed y enjugar las lágrimas, calmar también del Padre su espera y abrazarse fuerte, pasar al banquete preparado, vestir el mejor traje, recibir todo de su mano, caliente el pan y el mejor vino.

– Felices los sirvientes a los que el patrón encuentre velando a su llegada, sus lámparas encendidas. Él mismo los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirles.

Esta fue en síntesis la promesa y su fundamento divino:

– Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo. (san Juan c.17)

– Si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. (Romanos c.10)
– Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en ustedes, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús también dará vida a sus cuerpos mortales. (Romanos c.8)

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Les recordaré las palabras del Cardenal Carlos Martini meses antes de morir:

«La edad y la enfermedad me envían una clara señal de que es hora de apartarse de las cosas de la Tierra para prepararme a la próxima llegada del Reino».

Y unos versos, propia confesión de enigmas y certezas:

SUEÑOS

Si la vida es vida
razones, besos
emociones, sueños
cuántos…

Si la muerte es muerte
razones, besos
sueños y emociones
dónde…

La vida muerte
es eternidad menuda
la muerte vida
será eternidad divina.

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Tal vez una notas musicales nos ayuden a esperar y adorar el Misterio: «Largo» from the opera Xerxes by G.F. Handel. Cello Stjepan Hauser.

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Les invito a releer la Homilía del Papa Francisco en la Misa exequial por el Papa emérito Benedicto, el día 5 de Enero de 2023 en la Plaza de san Pedro. El Papa Francisco nos exhorta a creer en la misericordia y esperar siempre en Dios Padre nuestro.

Alegría, la Navidad

En la pasada Navidad me llegaron algunas reflexiones que corresponde compartir. Afectarán tal vez a nuestras viejas ideas sobre Dios que reflotaron en el subconsciente, cuando las creímos ya olvidadas.

Fuimos invitados a la fiesta de la llegada de un Dios amigo. Nuestra vida, a veces apagada y triste, recibió la invitación a la alegría, ‘No puede haber tristeza cuando nace la vida’.

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En el Evangelio los sencillos disfrutaron la alegría verdadera, abiertos a la cercanía de Dios, atraídos por su ternura. Una alegría liberadora, curativa de miedos y desconfianzas.

– ¿Cómo temer a un Dios que se nos acerca como niño? ¿Cómo huir ante quien se nos ofrece como un pequeño frágil e indefenso?
– Dios no ha venido armado de poder para imponerse, sino que llega con la ternura de un niño a quien podemos hacer sonreír o llorar.
– Dios no puede ser el todopoderoso de las viejas oraciones, encerrado en la seriedad y el misterio de un mundo inaccesible.
– Dios será este niño entregado cariñosamente a la humanidad, un pequeño que busca nuestra mirada para alegrarnos con su sonrisa.

El hecho de que Dios se haya hecho niño, dice mucho más de cómo es Dios que todas nuestras cavilaciones sobre su misterio. En silencio ante un niño acogeremos la cercanía y ternura de Dios, una alegría diferente, un Dios a descubrir.

– Habré de mantenerme vigilante ante la tentación del temor o la desesperanza, que la tristeza no apague la luz de la vida, patrimonio compartido por Dios con nosotros. 

Campo de minas

Yacen en lo hondo de uno mismo,
a veces libres, y otras bajo llave,
un tumulto de miedos y desánimos
sin razón, sin objeto, sin gobierno.

Pequeños dictadores del ocaso,
eternos asesinos de esperanza.
Metiendo en la mortaja nuestros sueños,
nos dejan paralíticos y cojos.

Viven y conviven entre ellos,
inmunes a su aliento y su fragancia,
burbujas de alegría y de entusiasmo
que curan, que acarician, que levantan.

Se expanden por el alma sin retraso,
asomando el devenir del infinito,
poniendo al corazón ruedas y alas.
La vida, en ellas, cobra su sentido.

Dame, Señor Jesús, instinto de discernimiento.
Sujeta mis miedos, recorta mis desánimos.
Devuelve a mi alegría y entusiasmo
la fuerza y la energía de tu resurrección.

(Seve Lázaro)

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Orar con Nicodemo -2 / la Paz

La primera generación cristiana pensó en el retorno casi inmediato de Jesús el Señor resucitado, lleno de vida. No fue así. Poco a poco, sus seguidores debieron disponerse para una larga espera. ¿Cómo mantener vivo el espíritu de los comienzos? ¿Cómo alimentar la fe sin dejar que se apague? . . Vean nuevos papeles de oración de Nicodemo, fariseo y luego discípulo, que fue de noche a interesarse por Jesús de Nazaret. Lo veremos todavía en la noche compartiendo la incertidumbre y desolación de los discípulos más cercanos al Señor. A pesar del testimonio del resucitado y de otros testigos, las dudas continúan.

La fragilidad de la razón y la dureza de corazón no fueron superadas. Urge abrir puertas y ventanas del corazón y de la propia casa. Los discípulos pasadas las semanas desearán alcanzar ya un nuevo modo de verlo todo, levantando el vuelo al viento del Espíritu divino, mas sin perder de vista la vida nuestra de cada día… Deberán atreverse a lo imposible. Nicodemo ya anciano nacerá hombre nuevo, valiente y decidido. Así oró esta vez el discípulo de la última hora.

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¡PAZ A USTEDES!

«Como fue escrito: «Al llegar la noche del día primero de la semana, los discípulos se reunieron con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Jesús entró y saludó diciendo: ¡PAZ a ustedes!». Pasados los días y las semanas, en otra noche cerrada, yo mismo Nicodemo supliqué así a Jesús resucitado: Entra tú, Señor, aunque encuentres cerrada la puerta, entra sin llamar y danos tu paz. Despierta con tu palabra resucitadora PAZ, nuestra esperanza adormecida y temblorosa. Señor, muchos te seguimos dispuestos a todo, en los trabajos que tú nos pidas, pero nos vemos cansados, sin fuerzas y con miedo, nos hallarás todavía atemorizados, encerrados en nosotros mismos, en nuestros templos y en nuestras casas.

El Reino de Dios no llega, mas Tú nos dices: ¡No teman, ábranse al mundo! Tus discípulos más valientes sintieron temor: miedo al ridículo y a la ineficacia, miedo al rechazo y el juicio, miedo incluso a la cárcel y la muerte. Tú nos lo anunciaste “el mundo los odiará”. Muchos sin embargo, enviados por ti en este tiempo difícil, optaron por abrir sus corazones, abriéndose al mundo, anunciando tu evangelio a la gente. Nada pudo detener ya su camino ni su tarea, ni la amenaza de suplicio ni la muerte. Hombres libres, fuertes, amando sin fronteras, entregados en ayuda de gente desvalida, siguiendo Señor tu ejemplo. ¡Varones y mujeres fuertes, vengan en nuestra ayuda! Entra tú, Señor, si encuentras cerrada la puerta, entra sin llamar y danos tu paz. Despierta con tu palabra resucitadora PAZ nuestra esperanza adormecida y temblorosa.

Tú nos dices: ¡No teman, ábranse al mundo! Es la Buena Noticia ¡Cristo vive! Seguirte a ti, Señor, resulta arriesgado. Pero cómo dejarte, cómo desandar todo un camino de amistad y de fe contigo y con otras gentes, a dónde iremos si te dejamos. Muchas personas confían en ti y también en nosotros, no les defraudaremos. Te queremos, Señor, amigo nuestro. Aleja de nosotros toda inquietud, sabemos que tú estarás siempre con nosotros, a nuestro lado, dulce compañía en este camino nuestro de cada día, sabemos que tú vives nueva vida para siempre. Comparte con nosotros Señor tu misma vida, tu alegría, tu Espíritu Santo, tu amor divino. Tu Reino llegará y nuestra suerte cambiará, ¡Varones y mujeres fuertes, vengan en nuestra ayuda! Entra tú, Señor, aunque encuentres cerradas mis puertas, entra sin llamar y dame tu paz. Despierta con tu palabra resucitadora PAZ nuestra esperanza adormecida y temblorosa. Adiós, Señor, hasta otro día.»

(Dibujo: Rembrandt, Nicodemo con Jesús)