– Que nuestros mejores sueños se cumplan y coincidan con los de Dios
– Lo que pareció imposible para nosotros, para Dios será posible
– El que planta no es algo, ni el que riega, sino Dios que hace crecer.
Verán una vieja oración que encontré para estos días. Me recordó que Dios tiene sus propios sueños e ilusiones, que nos comunicó por medio de su Hijo Jesús de Nazaret, y nos necesita para colaborar.
Tal vez la expresión REINO DE DIOS fuera la suma de los deseos divinos: renovar la tierra y las personas, una humanidad nueva más fraterna y luminosa, sin rincones oscuros ni violencias.
– La paz y el pan para sus hijos, la amistad entre pueblos y religiones
– El cuidado de la vida y la naturaleza, la salud, la bondad y belleza
– Dios confió en nuestro aporte para hacer realidad sus sueños.
La oración imaginó conocer los sueños del Señor y nuestra oferta a colaborar, para el NUEVO AÑO que comienza tan frágil y malherido.
«Señor Jesús, concédenos soñar tu mismo sueño.
Un sueño grande capaz de cobijar a todos.
Un sueño por el que diste la vida en la cruz.
Un sueño por el que el Espíritu Santo se derramó en los corazones.
Un sueño que no debe congelarse en el corazón del mundo.
Que a través de todos nosotros,
tu sueño pueda crecer, multiplicarse y alcanzar
todos los rincones de la tierra.
Con nuestro sí a colaborar, las manos y el corazón,
daremos carne y vida a tus sueños.»
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– El Señor ocultó su gran sueño a los sabios y entendidos, no pudieron comprender; lo comunicó a los pequeños y sencillos. Le pareció mejor así.
=Villancico ‘La Mula’, de Carmen y Belu Martorell=
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