– Solo los sencillos comprenderán los secretos del Reino.
– Aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, encontrarán descanso (san Mateo c.11).
Qué será, para qué servirá ser ‘manso y humilde’, paciente y sencillo. Tal vez fuera una metáfora evangélica ¿Qué se puede conseguir o cambiar desde la humildad o la mansedumbre?
Entenderemos mejor las palabras que utilizó Jesús de Nazaret, si observamos a su alrededor:
– Jesús verá a los grandes, personas engreídas, buscando su propia gloria e interés. No sirven para el Reino de Dios, sembradores de desdichas. Le irritaron por su egoísmo y dureza de corazón.
– Jesús verá a los pequeños y sencillos, enfermos incurables y mujeres excluidas, pecadores rechazados que dudaron del amor del Padre Dios, cansados de esperar. Él se mostró acogedor con ellos.
Con una palabra o un gesto Jesús los puso a soñar y volvieron a creer ¡Dios está con nosotros! Serán los destinatarios del Reino que otros rechazaron.
– Ya vimos pues la utilidad. Manso y humilde será el amigo acogedor, hijo del Padre y hermano nuestro, con su puerta y corazón siempre abiertos «Vengan conmigo, descansen, no teman».
Para muchas personas encontrar y conocer a Jesús será encontrar un tesoro, como el comerciante de perlas que descubrió una de gran valor. Venderá todo para hacerse con la perla.
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Recordaré aquella oración, deseando la paz y amistad del evangelio:
-Dame señor Jesús tu paz, será mi descanso.
Tú eres mi paz, tu amistad y compañía.
Si tengo la paz, si te tengo a ti,
confío y nada temo, tú vas conmigo.
-Eres brisa ligera que serena,
agua fresca que calma mi sed,
voz decidida que apacigua las tormentas.
-Tu paz es amor que abraza y reconforta,
amor que perdona y siempre disculpa.
Ven señor Jesús, Espíritu santo, ven.
(Podrán leer más temas sobre Jesucristo en «El Rostro de Cristo», pdf.)
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Para este mes de Junio, el Video del Papa nos invitó a la ternura: “Muchas personas sufren por las dificultades que padecen. Nosotros podemos acompañarlas por un camino de misericordia que nos acerque al Corazón de Cristo, la revolución de la ternura.”