– Llegó el momento en que pasado, presente y futuro se confunden, el tiempo en que solo perviven las dudas, que todos somos iguales, el tiempo de la proximidad de la muerte.
Tras la muerte biológica vendrá un reverdecer, el tiempo de Dios, comunicando Vida suya en lo humano. La fe lo cree así. Para el hombre es imposible, para Dios será posible.
Caerán las hojas, oscurece antes, todo parece morir, mas la vida rebrotará.
El Espíritu divino, amor sin fin, semilla de inmortalidad, ultimará su parte del trabajo. El Amor no podrá imponerse, si la puerta viere cerrada, deberá esperar.
Cómo, cuándo, dónde… Preguntas pendientes de respuesta, así la sensación de fragilidad e impotencia. Tú piensas: Soy rico, nada me falta, y eres pobre y sin fuerza.
– Yo estoy a la puerta y llamo, si me abres, entraré y cenaremos juntos.
– Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu Reino. Jesús dijo: Hoy estarás conmigo en el paraíso.
* Picasso, Manos con flores, 1958.
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El protagonista del film ‘Presidente Mitterrand’ (R. Guédiguian, 2005) mencionó su primera formación religiosa, y contó la reacción de J.S. Bach ante la muerte de seres muy queridos: no se desmoronó del todo, compuso «Jesus bleibet meine Freude», BWV 147.
Jesús es mi alegría
y el consuelo de mi corazón.
Jesús me preserva de los sufrimientos
y es la fortaleza de mi vida.
– Es la luz y el sol de mis ojos;
el gozo y la paz de mi alma.
Por todo ello no lo rechazaré
ni de mi corazón ni de mis ojos.
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Les recordaré estas palabras del Cardenal Carlo Martini (+2012), al ver cercano su final:
«La edad y la enfermedad me envían una señal: es hora de apartarse de las cosas de la Tierra para prepararme a la próxima llegada del Reino. El mismo Jesús dará respuesta a sus interrogantes personales.»