La PAZ fue su mensaje principal, el mejor deseo de Jesús de Nazaret. Aquí verán una pequeña meditación sobre la paz del Evangelio, la paz que Cristo quiso comunicar a los que creyeron en él de verdad:
– Al irme les dejo la paz, les doy mi paz, no como la da el mundo.
– No se angustien ni tengan miedo.
1 . La paz de Cristo será CONFIANZA, no una paz que solo fuera calma y tranquilidad individual, como apatía. No se trata de una paz cual un freno o una violencia controlada.
La paz de Cristo es serenidad y armonía interior, aliento y brisa suave que sosiega y a la vez mueve.
2 . Su paz será BENDICIÓN, consuelo y salvación para todos. Cuando Jesús se acercaba a una población o entraba en una casa, si lo requerían por algún problema, su saludo habitual era:
– ¡Shalom! Paz a los de esta casa.
– Vengan a mí los que están cansados por tanta carga, yo les daré respiro.
– Yo soy paciente y de corazón humilde, en mí encontrarán descanso.
3 . Una paz que será PERDÓN, acogida sincera, sin crítica ni exclusión, una paz generosa:
– Yo no te condeno, vete en paz.
– Hoy mismo estarás conmigo en el paraíso.
4 . La paz de Cristo es EVANGELIO, la Buena Noticia, el mensaje reconfortante repetido en medio del desespero, para sanar el desánimo y liberar de la culpa. El temor encierra, la paz de Cristo abre y libera:
– Estando los discípulos atemorizados y encerrados en la casa, Jesús se presentó en medio, les dijo: ¡Paz a ustedes!
– No teman, sepan que yo he vencido a este mundo.
5 . Todos sus seguidores tomarán caminos de NO VIOLENCIA, colaboradores en causas de paz y justicia en los pueblos de la tierra.
– Vayan y anuncien la paz y el perdón de los pecados, a todas las naciones.
– ¡Bienaventurados, dichosos los que trabajan por la paz!
6 . Oración de la SERENIDAD de Reinhold Niebuhr, para buscar la paz y la fortaleza en tiempo de agitación y de prueba:
– Señor, concédeme Serenidad para aceptar lo que no puedo cambiar, Valor para cambiar lo que sí puedo y Sabiduría para reconocer la diferencia.
Esta fue mi súplica de ayuda, deseando recibir la gracia de la Paz que Jesucristo resucitado compartió con sus discípulos:
SEÑOR JESÚS, tú eres mi paz, tu amistad y compañía mi descanso.
Si tengo tu paz, si te tengo a ti, confío y nada temo, porque tú vas conmigo.
Eres brisa ligera y agua fresca que calma mi sed,
voz que apacigua las tormentas.
Tu paz es amor que abraza y siempre disculpa.
Ven Señor Jesús, ven Espíritu santo dador de vida y de paz.
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Imagen: Cristo Salvador, José de Ribera. «Reciban mi paz. Vayan y anuncien la Buena noticia».
Recordarán la conocida oración «Instrumentos de paz»: