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– Señor, mi corazón no es ambicioso
ni mis ojos altaneros
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad,
sino que acallo y modero mis deseos
como un niño en brazos de su madre. /salmo 130
. . A veces vivimos encorvados por heridas y temores, víctimas del orgullo y la decepción.
. . Dios nos invitará a dejar caer el peso muerto, romper cadenas y remontar el vuelo.
. . Nos tenderá la mano para salvar obstáculos, plantando cara al temor.
. . Solo hay que intentarlo, confiando en que no vamos solos.
Estos pensamientos nos hablaron de quien sabe y confía, con humildad, ‘como el niño en brazos de su madre’, recuperando confianza en sí mismo.
María, la madre de Jesús, madre de Dios, será para nosotros pobres pecadores ‘Madre de la Esperanza’, pues juntando la Fe con el Amor, nos hará sentir mucha confianza.
* Imagen: Virgen de Vladimir, ícono bizantino s.xii, Moscú, conocida también como ‘Virgen de la Ternura’. Copia de E.Domingo
Virgen amable, madre buena,
como niño en tus brazos
me siento seguro, arropado.
Quiero tener tu misma fe que confía,
tu fe que espera,
tu misma fe que ama,
dice sí y se pone en camino.
Quiero comunicar paz y esperanza,
la buena noticia:
Jesús está con nosotros.
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