Parecerá increíble, pero fue verdad. La noticia llegó semanas atrás desde redes sociales y por algún noticiero digital:
= Pedir una pizza y que te la entregue un repartidor es normal. Si el lugar donde se elaboró y la casa del comprador estuvieran a 4.000 kilómetros, será un disparate. Está pasando en países con grandes desigualdades y pobreza: grandes millonarios encargan hoy unas pizzas en restaurantes de Londres y las reciben mañana vía British Airways.
= Así ocurre en países de los mayores exportadores de petróleo, donde millones de sus habitantes viven en la pobreza, muchos en la pobreza extrema. La dramática situación contrasta con la opulencia de una minoría de grandes fortunas. Por ejemplo: la riqueza de los 5 ó 10 más adinerados pudiera acabar con el hambre de sus compatriotas. .
Infinitas fueron las reacciones y posturas posibles e imaginables… …
. . Este mundo nuestro está loco. Sentirás tristeza y vergüenza con la noticia. Algunos vieron una amenaza para la Humanidad. Qué podremos hacer, parece mentira, un imposible.
. . Existe una Sociedad de Naciones que debe velar, y una Carta de Derechos humanos. Explicaron el libre mercado necesario. Reacciones temerosas ante el sufrimiento injusto. Impotencia.
. . Hambre severa, infancia con poca vida, jóvenes sin esperanza. Con tanto escándalo y desolación, qué decir, cómo hacer. Imposible el silencio o apartar la mirada. La indiferencia será la peor injusticia, imperdonable postura.
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Así reaccionó el Papa Francisco, con mucho dolor, en su Mensaje de Cuaresma, 2019:
«Abandonada la ley de Dios, la ley del amor, acabará triunfando la ley del más fuerte sobre el más débil. El pecado que anida en el corazón del hombre, el desinterés por el bien de los demás, lleva a la explotación de la naturaleza y de las personas, la codicia insaciable que destruirá incluso a quien vive bajo su dominio».
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W.A. Mozart – Lacrimosa – Requiem
Dia de lágrimas aquel día
Que se elevará de las cenizas
El hombre culpable
Perdónalo dios compasivo.
Perdónalo piadoso señor Jesús
Dales el descanso
Dales el descanso. Amén.