el mundo la religión las personas / gentes diversas

# El ‘Baile en el Moulin de la Galette’ es una de las obras más célebres​ del pintor impresionista Pierre-Auguste Renoir (+1919), que se conserva en el Museo d’Orsay, en París.

Renoir representa en este cuadro un baile en el Moulin de la Galette, merendero popular del parisino barrio de Montmartre. Se ve la luz a través de los árboles y se refleja en la ropa de las personas, tan diversas en vestidos y posturas.

En el centro una pareja como si toda la fiesta girase en torno a ellos. Por el movimiento se ve que la gente está viva y feliz, sonriendo, unos hablando, otras bailando. Apenas un jarrón y unos vasos sobre la mesa.

# Quisiera así resumir esta serie ‘el mundo la religión las personas’, ofreciéndoles una apuesta por la vida y por las personas en su diversidad, con el deseo de alcanzar juntos el bien y la felicidad.

Será el empeño sincero por mantener vivos los sueños de fraternidad y concordia, con el trabajo costoso y silencioso a favor del entendimiento entre gentes, ideologías, religiones y culturas diferentes, y al mismo tiempo semejantes en su búsqueda del bienestar, de la justicia y de la paz.

Aprovechemos pues esa tenue luz del atardecer que ilumina los colores y las personas en primavera, sus diferentes posturas ante la vida y ante el amor. Así lo muestra el cuadro de Renoir: diversidad de gentes reunidas, juntos para vivir felices, disfrutando, en amistad.

Ver y respetar las personas diversas, descubrir y apreciar la riqueza de diferentes situaciones, culturas y tradiciones. Esta debiera ser la meta de personas civilizadas que no excluyen ni dejan fuera por venir de lejos, por el color de su piel, sus creencias o su modo de expresarse.

Respeto y aprecio, comprensión y ayuda, para construir con nosotros un mundo integrador, no excluyente sino reconciliado.

    – De la oración principal de Jesús de Nazaret, estas peticiones: ‘Perdónanos, Padre, como nosotros perdonamos, y no caigamos en la tentación’.

# Desearemos pues tener la misma mirada llena de amor y comprensión que tuvo Dios al ver las personas tan diversas en el mundo. Así lo imaginó san Ignacio de Loyola al preparar Dios Trinidad la Encarnación del Hijo JESUCRISTO, viendo la gente y lo que hacen, oyendo lo que dicen. Cómo algunas personas ríen mientras otras lloran, viendo cómo mucha gente se pierde sin encontrar el buen camino, unas de fiesta y otros en duelo, unos en guerra y otras en paz.

    – Pensó Dios Padre que debía acompañar a la gente necesitada de luz, quiso ofrecer un Camino nuevo, una nueva esperanza, que el Hijo Jesús mostró con el ejemplo de su vida y su misericordia.

La mirada de Dios, viendo la diversidad de situaciones y los errores, no será pues de condena sino de salvación, no desea muerte sino vida. Su mirada, respetuosa y compasiva, no quisiera crear servidumbre sino libertad, no rechaza sino que abraza lo concreto, las personas en su situación, deseando ayudar.

# No quiso nuestro Dios quedar en las alturas ni en los altares, optó por vivir y caminar a nuestro lado, con nosotros, también ahora, compartiendo con gente tan diversa penas y alegrías, sueños y también decepciones.

Así con todo y por todo muy agradecidos, le diremos a Dios:

    Tú, que eres la fuerza y la verdad,
    la vida y el camino;
    y hablas el lenguaje de todo lo que existe,
    de todo lo que somos.

    Sacias la sed, la nuestra y la del campo,
    sentado junto al pozo de los hombres.
    Arrimas tu hombro cansado a mi cansancio
    y me alargas la mano cuando la fe vacila
    y siento que me hundo.

    Tú, que aprendes lo que sabes,
    y aprendes a llorar y a reir como nosotros.
    Tú, Dios, tú, hombre,
    tú, mujer, tú, anciano,
    tú, niño y joven,
    tú, siervo voluntario,
    siervo último, siervo de todos…
    Tú, nuestro. Tú, nosotros!

    –Ignacio Iglesias SJ

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Se tratará de unir, recoser lo distinto, para enriquecer el conjunto. Los muchos colores y dibujos son la diversidad que deberemos valorar y reunir con cuidado, juntando en la comunión de intereses la paz, la dignidad de las personas, el bienestar.

Esto mismo quiso comunicarnos bellamente la poetisa brasileña Cora Coralina tomando la iniciativa.

‘Estoy hecha de retazos’, Cora Coralina

«Estoy hecha de retazos.
Pedacitos coloridos de cada vida que pasa por la mía
y que voy cosiendo en el alma.
No siempre son bonitos,
ni siempre felices,
pero me agregan y me hacen ser quien soy.
En cada encuentro, en cada contacto,
voy quedando mayor…
En cada retazo una vida,
una lección, un cariño, una nostalgia…
Que me hacen más persona,
más humana, más completa.
Y pienso que es así como la vida se hace:
de pedazos de otras gentes que se van convirtiendo en parte de la gente también.
Y la mejor parte es que nunca estaremos listos ni finalizados…
Siempre habrá un retazo para añadir al alma.

Por lo tanto, gracias a cada uno de ustedes,
que forman parte de mi vida y que me permiten
engrandecer mi historia con los retazos dejados en mí.
Que yo también pueda dejar pedacitos de mí por los caminos y que puedan ser parte de sus historias.
Y que así, de retazo en retazo podamos convertirnos, un día,
en un inmenso bordado de ‘nosotros'»

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A. Vivaldi, La Primavera. Las cuatro estaciones. Salzburger Kammer Orchester