«Dios no se ha encarnado en un sacerdote, consagrado a cuidar la religión del Templo. Tampoco en un letrado ocupado en defender el orden establecido por la Ley. Se ha encarnado y revelado en un Profeta enviado por el Espíritu a anunciar a los pobres la Buena Noticia y a los oprimidos la liberación.» (JA.Pagola)
:: La NAVIDAD de entonces fue un misterio de fe, Dios mismo quiso participar de nuestros problemas y alegrías. La Navidad de ahora, la que celebramos de mil maneras, no sabemos qué pueda significar…
Cuando nombramos el ‘misterio’, luego no sabemos muy bien qué pensar ni qué decir. Es difícil poner palabras al misterio.
A mis preguntas, un buen amigo creyente escribió: «El misterio no es algo, sino alguien. El misterio es Dios, y ese misterio ha tomado el rostro humano de Jesús». Y me dijo que le resultó sugerente la figura de MARÍA:
– María fue la mujer buena que tuvo el coraje de fiarse por entero de Dios.
– María, mujer de gran interioridad, supo unir el corazón y la razón.
– María humilde, creyó que lo humanamente imposible pudo ser realidad.
«Si no se hicieran pequeños como niños, no entrarán en el Reino de Dios»
:: En verdad el misterio de la Navidad se entiende mejor desde la actitud de los pequeños personajes del BELÉN: ingenuos y confiados, soñadores, silenciosos y orantes, como María y José de Nazaret, el niño, los pastores y los mendigos, los sabios de oriente. A todos ellos los mueve la fe, una fe que moverá las más altas montañas, incluidas las de la razón pura.
— ¡FELIZ NAVIDAD, de PAZ y de JUSTICIA, tan escasas y tan indispensables! —
Estas líneas de oración a la Virgen son recientes del Papa Francisco:
«Virgen y Madre María,
tú que, movida por el Espíritu,
acogiste al Verbo de la vida
en la profundidad de tu humilde fe,
totalmente entregada al Eterno,
ayúdanos a decir nuestro ‘sí’
ante la urgencia, más imperiosa que nunca,
de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.»