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«Ustedes son la sal de este mundo, pero si la sal pierde su sabor, ya no sirve para nada… Ustedes son la luz de este mundo. Procuren que su luz brille ante la gente, viendo el bien que hacen, alaben a su Padre del cielo». / san Mateo c.5
Un cuestionario para evaluar la propia vida a la luz de las Bienaventuranzas del Sermón de la Montaña, Mateo c.5, el camino de la verdadera felicidad.
Más que examen al final de la vida, ‘Tuve hambre, estuve preso, etc.’, este será examen práctico del día o para ocasiones.
1 . Bienaventurados los pobres en espíritu … Me veo autosuficiente y no me acepto con mis limitaciones. ¿Pienso en mis problemas, olvidando las necesidades de los demás? ¿Prefiero recibir más que dar?
2 . Bienaventurados los afligidos … ¿Sé estar cerca de los que sufren? ¿Procuro curar heridas? Yo me quejo con frecuencia, y no guardo la calma si algo sale mal. ¿Busco más ser consolado que consolar?
3 . Bienaventurados los mansos, los pacientes … No soy acogedor, me impaciento fácilmente. ¿Mis prisas violentan a los demás? ¿Dejo hablar, escucho sin prisa? Prefiero ser comprendido que comprender.
4 . Felices los que tienen hambre y sed de la justicia … Me autojustifico con frecuencia. ¿Me rebelo ante situaciones injustas? Tiendo a ser injusto en mis críticas, y busco guardar más que compartir.
5 . Felices los misericordiosos … Me cuesta hacerme prójimo del que está caído, las llamadas de ayuda de los demás. ¿Siento pena con los que lo pasan mal? ¿Perdono de corazón?
6 . Felices los limpios de corazón … Busco ser yo el centro, y mis deseos en función de mí mismo. Mi intención no siempre es clara, limpia, con segundas intenciones. ¿Soy agradecido?
7 . Bienaventurados los que trabajan por la paz … ¿Hay odio y venganza en mi corazón? Prefiero ser perdonado que perdonar, y me cuesta amar a los que tengo por enemigos. ¿Me adelanto a disculpar?
8 . Bienaventurados los perseguidos por su fidelidad … ¿Me mantengo fiel en mi proyecto de vida? Reacciono mal ante la crítica. ¿Busco salvar y comprender más que juzgar?
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+ SEÑOR, yo quiero vivir tus bienaventuranzas, fuente de felicidad. Dame hambre de justicia. Quiero parecerme a ti en la mansedumbre y la misericordia. Que yo sea trabajador de paz. Enséñame la limpieza de corazón, no buscando mi propia gloria, solo amarte y servirte a ti, Señor.
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= Vean nuestra entrada «Las Bienaventuranzas de Cristo».
= Seremos examinados del amor, ‘Al atardecer de la vida’: