Algo más en el blog sobre Dios. A muchos llamó la atención su definición más conocida y atractiva: DIOS es AMOR.
Resultará abstracta según en qué piense uno o adónde mire. Fue una afirmación de la Carta que escribió san Juan, el discípulo amado, como él mismo se llamó.
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– El Evangelio y los artistas pusieron a san Juan en la última Cena al lado de Jesús, reclinado en su costado, y junto a la cruz muy impactado por la herida de la lanza en el costado.
Decir que ‘Dios es amor’ solo es posible desde la propia experiencia. Viendo lo que san Juan vio, oyendo lo que oyó, conociendo bien a Jesús de Nazaret y lo que hizo :
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– Dio de comer al hambriento, lavó los pies a sus discípulos, sanó al ciego de nacimiento, sacó a Lázaro del sepulcro, convirtió el agua en vino y levantó al paralítico de la piscina.
– Salvó de la muerte a la mujer pecadora, Juan vio de cerca a Cristo muriendo en la cruz, amando hasta el final, sediento de amor, bendiciendo y perdonando a todos.
Este amor será fuente de paz… Consolar, perdonar siempre, sanar, abrazar. Amar y ser amado así será como resucitar.
Si preguntáramos a alguien, tú qué eres y qué haces, explicará su trabajo de cada día, su familia, su sentido de vida, nos dirá sus proyectos, la necesidad de salud, de cariño…
Si preguntáramos a Dios, ‘Tú qué eres y qué haces’, nos responderá Jesús diciendo:
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– Yo soy amor
– Yo lo que hago es amar
– Mi oficio principal amar
– Quiero dar a conocer mi amor
– Quiero enseñar a amar
– Lo que llena mi vida es el amor
– El amor que doy y el que recibo
– Todo lo que necesito es amar
– Lo que espero es amor
– Todo lo que hago lo hago por amor
– En todo lo que digo solo pongo amor
– Yo soy amor.
JESÚS es imagen de Dios, una imagen tan humana donde los discípulos no lograron ver el rostro divino del Padre.
Las situaciones difíciles de la vida nos impidieron ver el amor y la presencia de Dios «Jesús muéstranos al Padre». En la debilidad Dios manifiesta su fuerza.
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«Sean imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivan en el amor», Carta a Efesios c.4.
Él nos acompañó en todo momento, en los días fáciles y los difíciles, siempre a nuestro lado porque es amor, ¡como la suma total del amor de nuestros seres más queridos!
Así lo expresó el soneto de José María Souvirón:
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«Ando por mi camino, pasajero,
y a veces creo que voy sin compañía,
hasta que siento el paso que me guía,
al compás de mi andar, de otro viajero.
No lo veo, pero está. Si voy ligero,
él apresura el paso; se diría
que quiere ir a mi lado todo el día,
invisible y seguro el compañero.
Al llegar a terreno solitario,
él me presta valor para que siga,
y, si descanso, junto a mí reposa.
Y, cuando hay que subir monte
(Calvario lo llama él),
siento en su mano amiga,
que me ayuda, una llaga dolorosa.»
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* Imagen: Regreso del hijo pródigo, Esteban Murillo, fragmento. De la serie ‘Obras de misericordia’ que Murillo pintó para la Iglesia del Hospital de la Caridad de Sevilla.
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