La santidad / Alegraos

Fue por la fiesta de Todos los Santos. Desde siempre la Iglesia católica presentó hombres y mujeres modelos de coherencia.

Fueron santos porque se parecieron a JESUCRISTO que pasó su vida haciendo el bien. ‘Yo soy la vid y ustedes los sarmientos, unidos a mí darán mucho fruto’.

Como Francisco de Asís con la POBREZA y Teresa de Calcuta con la MISERICORDIA, también ahora habrá gente muy buena, santos y santas de cada día.

¿Qué será pues la SANTIDAD? ¿Vale la pena ser santo? ¿Cómo ser santo?

No queremos ser santos de flores y altar, sino santos de verdad, alegres, justos y verdaderos. Un disfrute para todos, algo que vale la pena vivir y compartir.

Dirá santa Teresa de Calcuta:

‘Ofrecer nuestras manos para servir y nuestros corazones para amar, ese es el principio de la santidad. Si hay tristeza pondrás ALEGRÍA, si viste soledad AMISTAD, si heridas y enemistad serás consuelo y curación.’

El Papa Francisco escribió la Carta ‘Alegraos’, donde nos invita a todos a la santidad, un estilo de vida inspirado en las Bienaventuranzas del evangelio:

– No tengas miedo de la santidad… La santidad será la suma de tu debilidad con la fuerza divina. El Señor quiso que fuésemos santos por el amor, todo expresión de amor. La santidad será vivir unido a Jesucristo en aspectos clave de su vida, identificado con Él, por un reino de justicia y de paz.

Estos puntos, nuestro resumen y conclusión:

– El santo no es un ángel, es hombre en carne y hueso, que sabe levantarse y volver a caminar.
– El santo no se olvida del llanto de su hermano, ni piensa que es más bueno subido a un altar.
– El santo y la santa vivirán su fe con alegría, agradecidos, cada día, pues viven para amar.

* Imagen: Roberto Ortuño, Flores.

Verán en comentario una opinión muy cualificada de la santidad, la de los pequeños santos, en los que Dios también se fija, como quiso ser santa Teresa del Niño Jesús, la pequeña Teresa, Teresa de Lisieux.

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Con María la llena de gracia, el «Magnificat», canto de acción de gracias: