Renacer / Espíritu santo

Celebrando el propio bautismo, alguien evocó la escena de Cristo en el Jordán: no bastará con el bautismo de agua, deberás vivir como Él ‘empapado’ de Espíritu santo. Cómo hacerlo.

– Yo los bauticé con agua, Él bautizará con Espíritu Santo, dirá el Bautista.
– Tendrás que nacer de nuevo, del agua y del Espíritu, dijo Jesús a Nicodemo.

En tiempo de incertidumbre, el cristiano tendrá la fortaleza y sabiduría prometidas con el Espíritu santo. También ahora estaremos atentos al Espíritu de Jesús, a sus inspiraciones y llamados.

– El Espíritu que enviaré recordará mis palabras y los conducirá por caminos de verdad y justicia, dirá Jesús al despedirse.
– Recibieron un Espíritu de amor: ahora son hijos, no vivan más en el temor sino en la confianza, escribió san Pablo.

‘Que Dios te inspire’, me desearon. En efecto, nuestro Señor no resuelve por nosotros, sino con nosotros, por su voz interior y buenas luces. “El primer paso se da hacia dentro y en silencio” (G. Bernanos).

En tiempo de ruidos y de prisas, aseguren el silencio interior, su oración, la respiración del corazón. Pensamientos rebeldes y fantasmas personales esperan sosiego y curación, precisarán Espíritu santo. Oremos.

VEN ESPÍRITU DIVINO, manda un rayo de tu luz, padre de los pobres, mi descanso y consuelo /  Limpia las manchas y sana nuestras heridas, llueve en la tierra reseca ¡Ven y sánanos! / Da a los fieles que suplican tus dones y carismas, llénalos de tu paz y tu alegría.

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Así cantó este grupo chileno «Canto católico»:

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En comentario verán unos pensamientos del Santo Cura de Ars pidiendo el Espíritu Santo, fuente de confianza y de amistad de Dios para el creyente.

Un pensamiento en “Renacer / Espíritu santo

  1. El Espíritu Santo nos acompaña

    «Enviándonos al Espíritu Santo, el buen Dios se ha comportado con nosotros como un gran rey. Es como si ese rey pidiera a su ministro que escoltara a una persona, diciéndole: «Acompañarás a este hombre por todos lados y lo traerás sano y salvo». ¡Qué hermoso es estar acompañado por el Espíritu Santo! Él es un buen guía. El Espíritu Santo nos conduce como una madre conduce a su hijo de dos años, como una persona vidente conduce a un ciego. Tenemos que decir cada mañana: «Dios mío, envíame a tu Espíritu Santo para que me enseñe quién soy y quién eres tú…» Un alma que posee el Espíritu Santo experimenta un exquisito gusto en la oración: no pierde jamás la santa presencia de Dios.»

    San Juan María Vianney. Pensamientos del santo Cura de Ars (1786-1859).

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