Borja, el santo / Diario

Celebrando el Aniversario ignaciano, recordamos a san Francisco de Borja, coetáneo de Ignacio de Loyola, con quien trató, a quien admiró y deseó seguir. En aquellos tiempos difíciles, se ayudaron mutuamente para llevar adelante sus planes.

Por la ocasión de la fiesta de san Borja el pasado Octubre, vimos que fue Gran señor en su época, 1510-1572, duque de Gandía, España, amigo y consejero de reyes y emperadores, nieto de Papas y jesuita.

Borja tuvo su propia ‘conversión’ ya maduro, a sus 30 años bien cumplidos. Como el de Loyola, Borja hizo un mes entero de Ejercicios espirituales, prometió dejarlo todo y así lo hizo.

Hombre muy culto, renacentista, gran gusto por las artes, la música, el canto, y sobre todo una fuerte tendencia a lo espiritual y religioso. Desengañado del mundo, amores y vanidades, decidió servir solamente al Rey eterno.

Siendo ya superior de la Orden de los jesuitas, Borja hizo por Latinoamérica cuanto pudo enviando gentes y recursos, La Florida, México, Perú, con buenas iniciativas educativas y culturales, con respeto por lenguas y costumbres de aquellos pueblos, entonces la ‘América española’.

Teniendo en mis manos su ‘Diario espiritual’, notas escritas después de su meditar y rezar, pensé ofrecer una selección de textos de su Diario espiritual, para lectores y lectoras de este blog en su mayoría latinos.

Estaremos hablando de los años 1565 a 1572, siendo Francisco de Borja gran General de la Orden, apuntes de Borja para sí mismo tras sus rezos cotidianos, siguiendo las pautas del maestro de Loyola: escribir.. repetir.. recordar.. agradecer.. avanzar.

Sus deseos para Dios Padre Creador
su modo de ver a Dios …
Sus deseos para Jesucristo hijo de Dios Redentor
su modo de ver a Jesucristo …
Sus deseos para el Espíritu Santo santificador
su modo de ver al Espíritu santo y la Iglesia.

Podrán descargar aquí una selección del ‘DIARIO de BORJA’, con abundantes notas, eBook, pdf.
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Como casi todos los santos, Borja tuvo gran devoción por la cruz y la pasión de Cristo meditada con frecuencia. Podemos imaginar que quisiera recitar con nosotros esta oración ya popular en su época:

Alma de Cristo, santifícame
Cuerpo de Cristo, sálvame
Sangre de Cristo, embriágame
Agua del costado de Cristo, lávame

Pasión de Cristo, confórtame
Oh buen Jesús, óyeme
Dentro de tus llagas, escóndeme
No permitas que me aparte de Ti

Del maligno enemigo, defiéndeme
En la hora de mi muerte, llámame
Mándame ir a ti, para que con tus santos te alabe,
por los siglos de los siglos. Amén.

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* Escudo, Casa ducal, Gandía.

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