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– En la fiesta de san Agustín, sabio adulto convertido, esta carta de Nicodemo a Jesús ‘Nacer de nuevo’ llegó a nuestro blog donde vieron también conversar a Nicodemo con Jesús resucitado. Daré las gracias a su autor. El texto retrata los buenos sentimientos del personaje de entonces y la sinceridad del autor de ahora. Ánimo para sus nuevos lectores.
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«¿NACER DE NUEVO?» / Carta de Nicodemo
«Querido amigo Jesús:
No sé qué me mueve a escribirte. Desde mi encuentro contigo me prometí a mí mismo no volver a acercarme a ti. En primer lugar, porque mis compañeros fariseos están empezando a sospechar de ti y de todos los desheredados que te siguen. En segundo lugar, porque tus palabras de aquella noche me han dejado muy confundido. ¡Yo ya no tengo edad para romperme la cabeza con ideas nuevas! Perdona que te escriba en este tono de reproche. En realidad no estoy enfadado. Más bien estoy viviendo con la sensación de que, por primera vez en mi vida, tengo que enfrentarme a la verdad. ¡Y cómo duele! Imagino que no puedes hacerte una idea de lo que ha supuesto mi encuentro contigo. Tú aún eres joven, tienes muchos años por delante y puedes ir construyendo tu vida e ir trabajando por aquello que persigues con tanto empeño. Sin embargo, yo ya soy viejo y siento que he llegado tarde para descubrir que he pasado mi vida tomando el rumbo equivocado.
Siendo joven, después de estudiar con los mejores rabinos de Jerusalén, fui admitido en el grupo de los fariseos. Entre ellos aprendí la importancia de permanecer puro ante Dios. Aprendí que no hay otro camino hacia Dios que el de cumplir sus leyes sin saltarme ni una de ellas. Y bien sabe Dios que no ha pasado ni un solo día sin que me haya empeñado en cumplir escrupulosamente toda su ley. Todos estos largos años he estado empeñado en conseguir ser puro, apartándome y juzgando a todos esos descarados que se dicen fieles y que, sin embargo, buscan cualquier excusa para saltarse las leyes. Frente a ellos, he vivido convencido de que Dios me había situado en un puesto superior al de todos ellos. Ya ves, Jesús, tú me has conocido siendo ya uno de los grandes del pueblo. Un fariseo de avanzada edad y al que, por su gran experiencia, consideran sabio en las cosas de Dios. ¡Como si por tener muchos años yo ya hubiese visto a Dios! Tú, sin embargo… ¡Demonios! Tan joven y cuánta sabiduría sale de tus palabras y de tu mirada. Parece que hubieses visto a Dios a pesar de tu poca edad.
Ciertamente tus palabras, las que me dirigiste cuando quise verte a escondidas, eran de un hombre sabio. Eran palabras de vida, palabras que han penetrado hasta el tuétano y las junturas de mis huesos y que, como espada de doble filo, han separado en mi vida lo que es verdad y lo que es apariencia. Ahora mi vida ha quedado a la luz de la verdad y he quedado casi ciego. Yo que quería ser grande, me enfrento a la imposible tarea de hacerme niño en el ocaso de mi vida. Yo que creía que poseía la verdad sobre Dios y que por fin había logrado estar completamente atado a su ley, ahora descubro que Dios no se deja atrapar, que es su Espíritu el que nos da el conocimiento y nos mueve con la misma libertad del viento. Un viento que nos lleva hacia quién sabe dónde, hacia una vida sin seguridades, a la intemperie.
¿Te das cuenta que vivir así sería lo mismo que tener que volver a nacer? ¡Dios mío! Yo ya no tengo edad. Sin embargo, sólo por saber qué se siente al vivir como un niño en los brazos del Padre, quiero volver a nacer ¡Volver a nacer! Cómo suena eso en un viejo como yo. Querido Jesús, este niño, al que has hecho volver a nacer, se despide contento de haberte conocido. Gracias por tu verdad. Ahora entiendo por qué mis compañeros fariseos te empiezan a considerar peligroso. Cuídate mucho. Un abrazo, Nicodemo»
Por Abel Domínguez
https://revistafast.wordpress.com/
Abril 15, 2007
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En Ti – Ain Karem
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-En ti que no quiebras la caña cascada,
-En ti que sostienes la mecha humeante,
-En ti mi vida encuentra descanso, buen Jesús.
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