- «Si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás» (Romanos c.10)
Unas memorias de Fe y de Pensamiento, testimonio personal agrupando ahora la doble serie, la primera con la mirada interior a uno mismo ‘Santificado sea tu nombre’, la segunda mirando todo lo demás ‘Mundo, religión, personas’.
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– Como recogiendo velas tras larga travesía, acercándose a media máquina a puerto seguro, donde un amarre amigo nos aguarda a cada uno.
– Buscará todavía un atractivo para vivir y navegar, el célibe al que caducaron oficios y empeños habituales, encontrará nuevos.
«Tú cambiaste el agua simple en vino del mejor… En el corazón de la Iglesia, yo quiero ser el Amor» –st. Thérese de Lisieux
«A Dios le pido, que mi alma no descanse si de amar se trata» –Juanes de Colombia, en Chile
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El mensaje de la Pascua quiso ser esperanza para el mundo, nuevo amanecer, resurrección. Pascua es luz, alegría y abrazo de amor, la vida y la paz del Señor. Es cuanto deseamos.
Pensé pues acercar aquí lo que fue publicado con distancia de fechas, la fe y el pensamiento, facilitando el enlace y su lectura ordenada.
I. – SANTIFICADO SEA TU NOMBRE
3 . El pan nuestro de cada día
Cerezo Barredo, La Cena solidaria, El Salvador
II. – EL MUNDO, LA RELIGIÓN, LAS PERSONAS
1 . El bien y el mal
3 . Gentes diversas
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(1) Pareciera tal vez, como en el film ‘Vidas Pasadas’, que aquel primer tiempo recordado fuera más limpio, fresco y verdadero, mas esta segunda parte tan afectada por el mal no deseado y las distancias, por la muerte e incertidumbres … Quedará la espera de la vida por llegar, una tercera prometida, recuperando aquella primera soñada y en colores, esta de ahora sufrida y en claroscuros, ‘Líbranos del mal’.
(2) Vean en comentario parecidas sensaciones de Manuel Vicent en su último libro.
(3) También en comentario lindo soneto de una seguidora enamorada
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Así describirá estos momentos finales el escritor Manuel Vicent, en reciente entrevista a propósito de su último libro autobiográfico ‘Una historia particular’:
– Es porque uno está llegando al final del río y, en su desembocadura, las aguas dejan de ser turbulentas y describen curvas suaves.
«Sacó la red el pescador, henchida,
y en tanto que, feliz, del mar se aleja,
en voz más dulce que la miel de abeja
el Señor a seguirle le convida.
– Quien, por buscarme, su heredad olvida
será en mi hatillo preferida oveja,
dice, y el pescador las redes deja
y vase tras Jesús con alma y vida.
Yo que ni redes ni heredades tengo,
que no sé de riquezas ni de honores,
que ignoro los orgullos de abolengo,
yo dejo, por seguirte, mis amores…
Eran mi bien, Señor… A ti ya vengo
más pobre que los fieles pescadores…»
–Ma. Enriqueta Camarillo