«Se levantó de madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar» (s Marcos c.1).
La oración será como un poema que recita el amante al amado, un canto del corazón que puede ser alabanza y contento, súplica o lamento.
– Tras la noche amanecerá el día luminoso, en silencio o largo monólogo, también escucha, alegría y descanso, a veces inquietud.
– Orar a Dios es una manera privilegiada de vivir la fe, de vivirla enamorada, como la tradición pedirá al creyente.
– Amarás al Señor tu Dios con toda tu alma, con toda tu mente y todas tus fuerzas, con todo tu corazón. Y al prójimo como a ti mismo.
– Orar es relación, comunicación de lo que uno es y vive, con el Señor en quien uno cree y a quien ama.
¿Cómo orar? ¿Cómo oraba Jesús? ¿Qué enseñó sobre la oración?
Parece que entre Dios y Jesús se dio una relación fluida y confiada que llamó la atención de los discípulos. Él se refiere a Dios como Padre, ‘Mi padre amado’.
.. «Padre nuestro, sea santificado tu nombre»
.. «Yo te bendigo, Padre, porque te diste a conocer a los sencillos»
.. «Te doy gracias Padre, yo sé que siempre me escuchas»
.. «Padre mío, no se haga lo que yo quiero sino lo que quieres tú»
.. «Perdónales, Padre, porque no saben lo que hacen»
.. «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu».
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Los evangelios contienen algunos avisos sobre la oración:
1 . No digan muchas palabras, pero que salgan del corazón. «Nada le pregunto, nada le pido, pero sé que me acompaña y está siempre conmigo», contó María, enferma de cáncer terminal.
2 . Jesús apuesta por una relación cordial y verdadera, «Adoren a Dios en espíritu y en verdad», desde lo hondo de uno a la compasión por el otro.
3 . Den gracias siempre, sean agradecidos. Qué tienes que no hayas recibido, no olvides que todo es don y gracia.
4 . Dios no oye ni habla al soberbio. La humildad, el corazón de pobre, consiguen vencer la distancia entre el cielo y la tierra. La humildad es ‘andar en la verdad’. Dios es humilde.
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El ‘Padre nuestro’ de Nicodemo, que en la dificultad oró así:
-Padre nuestro, padre de todos, padre del cielo, tú quieres sólo nuestro bien; cúmplase tu voluntad, tus mejores deseos, tu reino; que todos te conozcan, te quieran y bendigan.
-Que de la casa no me aleje ni me pierda; sálvame señor, no dejes que de tu bondad dude ni desconfíe, que no caiga en la red del tentador.
-Da a todos cada día su alimento, que perdonemos siempre como tú nos perdonas; de la noche del mal líbranos y de la muerte en sombras, danos de tu vida cada día y de tu aliento.
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* Paul Gauguin, Cristo en el Huerto de los Olivos, 1889. La oración de Jesús, el Hijo de Dios, la noche del Huerto, difícil relación con el Padre en un incomprensible abandono y muerte cruel. El Rostro de Cristo es aflicción, silencio y también confianza, «Sintió horror y angustia ¡Padre mío, que sea lo que tú quieras!», san Marcos c.14.
Con estos versos de Juan Ramón Jiménez, el deseo de hacer en todo la voluntad del Padre:
Lo que vos queráis, Señor,
sea lo que vos queráis.
Si queréis que, entre las rosas ría
hacia los matinales resplandores de la aurora,
sea lo que vos queráis.
Si queréis que entre los cardos sangre,
hacia las insondables sombras de la noche eterna,
sea lo que vos queráis.
Gracias si queréis que mire,
gracias si queréis cegarme,
gracias por todo y por nada.
Lo que vos queráis, Señor,
sea lo que vos queráis.
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-Podrán leer más del tema en «Como orar», pdf.
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