La oración es como un poema que recita el amante al amado, un canto del corazón que puede ser alabanza y contento por el otro, súplica o lamento.
– Tras la noche larga amanece el día luminoso, hay silencio o largo monólogo, pero también escucha y emoción, fiesta y alegría, caricia, descanso, a veces inquietud y desespero.
– Orar a Dios es una manera privilegiada de vivir la fe, de vivirla enamoradamente, como la tradición pide al creyente.
– “Amarás al Señor tu Dios con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu corazón”.
– Orar es relación, comunicación de lo que uno es y vive, con el Señor en quien uno cree y a quien ama.
¿Cómo orar? ¿Cómo oraba Jesús? ¿Qué enseñó sobre la oración?
Parece que entre Dios y Jesús se dió una relación fluida y confiada que llamó la atención de los discípulos. Él se refiere a Dios como padre, mi padre amado. Ocurre así en la oración del “Padre nuestro” y en otras, resumen de sus sentimientos e inquietudes:
-Padre nuestro, sea santificado tu nombre.
-Yo te bendigo, Padre, porque te das a conocer a los sencillos.
-Te doy gracias Padre, yo sé que siempre me escuchas.
-Padre mío, que no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.
-Perdónales, Padre, porque no saben lo que hacen.
-Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.
Los evangelios contienen algunos avisos sobre la oración:
1 . No digan muchas palabras, pero que salgan del corazón. “Nada le pregunto, nada le pido, pero sé que me acompaña y está siempre conmigo”, me contó María, enferma de cáncer terminal.
2 . Jesús apuesta por una relación cordial y verdadera, “Adoren a Dios en espíritu y en verdad”, desde lo hondo de uno hasta la compasión por el otro.
3 . Den gracias siempre, sean agradecidos. Qué tienes que no hayas recibido, no olvides que todo es don y gracia.
4 . Dios no oye ni habla al soberbio. La humildad, el corazón de pobre, consiguen vencer la distancia entre el cielo y la tierra. La humildad es ‘andar en la verdad’. Dios es humilde.
El ‘Padre nuestro’ de Nicodemo, en momentos de dificultad, suplicó así:
.. Padre nuestro, padre de todos, padre del cielo, tú quieres sólo nuestro bien; cúmplase tu voluntad, tus mejores deseos, tu reino; que todos te conozcan, te quieran y bendigan.
.. Que de la casa no me aleje ni me pierda; sálvame señor, no dejes que de tu bondad dude ni desconfíe, que no caiga en la red del tentador.
.. Da a todos cada día su alimento, que perdonemos siempre como tú nos perdonas; de la noche del mal líbranos y de la muerte en sombras, danos de tu vida cada día y de tu aliento.
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* Imagen: Cristo en el Huerto de los Olivos, 1889, Paul Gauguin. La oración de Jesús, el Hijo de Dios, en la noche del huerto; la difícil relación con el Padre, en un incomprensible abandono y muerte cruel. El Rostro de Cristo es aflicción, silencio y confianza. “Sintió horror y angustia ¡Padre mío, que sea lo que tú quieras!”, san Marcos c.14.
-Podrán leer más del tema en “Como orar”, pdf, ebook de Nicodemo Martin.
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