La sabiduría del tiempo, Paulo Coelho

+ Tengo ante mí unos pensamientos atribuidos al escritor Paulo Coelho (Río de Janeiro, 1947). En la medida que las palabras y el sentimiento suenan sinceros, los traigo aquí al blog ‘nicodemo’.

Es la sabiduría espiritual del instante que pasa, que viene y va. El autor de «El Alquimista» reflexiona para nosotros sobre el tiempo y sus posibilidades.

    «Todos los días Dios nos da un momento en que es posible cambiar todo lo que nos hace infelices. El instante mágico es el momento en que un sí o un no pueden cambiar toda nuestra existencia»

Puede parecer un abstracto, mas en lo concreto es verdad, caeré en la cuenta:

    – Mi vida corre y corre, siempre cambiando, mi libertad permanece.
    – Una pausa en el momento oportuno, podrá dar sentido y mayor coherencia a mi vida.
    – Vivo y muero, mas para qué y hasta cuándo.

+ Un tono así, inquisitivo y melancólico, es frecuente en la literatura. Por ejemplo en Jorge Manrique (1440-1479), estas conocidas ‘Coplas’, pensamientos por la muerte de su padre.

    «Recuerde el alma dormida,
    avive el seso y despierte,
    contemplando
    cómo se pasa la vida,
    cómo se viene la muerte
    tan callando.
    Nuestras vidas son los ríos
    que van a dar en la mar,
    que es el morir.
    Allí van los señoríos
    derechos a se acabar
    e consumir»

(En comentario verán las Coplas de Jorge Manrique completas)

+ El tema nos llevará a la sabiduría de la Biblia presente en el libro del «Eclesiastés»: “Hay un tiempo para cada cosa bajo el sol… Un tiempo para reír, un tiempo para llorar»
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Un pensamiento en “La sabiduría del tiempo, Paulo Coelho

  1. COPLAS A LA MUERTE DE MI PADRE
    Jorge Manrique

    «Recuerde el alma dormida,
    avive el seso y despierte
    contemplando
    cómo se pasa la vida,
    cómo se viene la muerte
    tan callando;
    cuán presto se va el placer,
    cómo, después de acordado,
    da dolor;
    cómo, a nuestro parecer,
    cualquiera tiempo pasado
    fue mejor.

    Nuestras vidas son los ríos
    que van a dar en la mar,
    que es el morir;
    allí van los señoríos
    derechos a se acabar
    y consumir.
    Allí los ríos caudales,
    allí los otros medianos
    y más chicos;
    allegados, son iguales
    los que viven por sus manos
    y los ricos.

    Este mundo es el camino
    para el otro, que es morada
    sin pesar;
    mas cumple tener buen tino
    para andar esta jornada
    sin errar.
    Partimos cuando nacemos,
    andamos mientras vivimos,
    y llegamos
    al tiempo que fenecemos;
    así que cuando morimos
    descansamos.

    Este mundo bueno fue
    si bien usásemos de él
    como debemos,
    porque, según nuestra fe,
    es para ganar aquel
    que atendemos.
    Aún aquel Hijo de Dios,
    para subirnos al cielo,
    descendió
    a nacer acá entre nos,
    y a vivir en este suelo
    do murió.»

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