Disminuye el número de personas que dicen tener fe y religión, un desinterés por lo divino. Pensaremos pues el tema en modo libre y personal, sin prejuicios. Será bueno hacernos algunas preguntas.
Fue claro que Jesús de Nazaret notó un ambiente de agobio en la religión de su tiempo y quiso abrir horizontes y ayudar a la gente. Por eso su encargo a los seguidores: ¡Anuncien a todos la Buena Noticia, el Evangelio!
– Vengan a mí los que estén cansados y agobiados, yo los aliviaré. Aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón, encontrarán descanso, pues mi carga es ligera.
= ¿No convendrá entender la fe en Dios como la entendió y vivió Jesús?
= ¿Cómo hacer presente hoy la Buena Noticia de fraternidad?
= ¿Cómo cambiar nuestro modo de pensar y de expresar la fe?
= ¿Apostarán sus discípulos ante todo por la vida y la compasión?
«El cristianismo navega con temor en medio de una ‘fuerte tempestad’. Deberemos pasar a ‘la otra orilla’, la cultura moderna no debe ser algo extraño ni hostil. El futuro nos da miedo, algunos creen más seguro mirar hacia atrás» (J.A. Pagola).
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Vean estos 10 verbos activos predicados de la FE:
Creer es amar
Creer es buscar
Creer es confiar
Creer es conocer
Creer es caminar
Creer es esperar
Creer es escuchar
Creer es pensar
Creer es vivir
Creer es seguir a Cristo.
En comentario verán soneto de José María Pemán sobre su firme convicción personal, y el deseo de dar a conocer su fe.
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-Podrán leer más sobre el tema, en la colección de posts «Creer», eBook, pdf.
–¿Cómo transmitir hoy nuestra fe? Unas sugerencias prácticas, siguiendo a Cristo desde el plan de Ejercicios espirituales de san Ignacio Loyola, vivirlos en la vida diaria…

En el nombre de Dios de los amores,
canto la fe que llena el alma mía,
y la ofrendo en tributo de poesía,
que ha brotado en mis labios pecadores.
Ante la faz del mundo, sin temores,
como los hombres de mi raza un día
yo confieso, con firme valentía,
la fe que me legaron mis mayores.
Y como en ella vivo, en ella adoro
y en ella cifro mi esperanza suma,
mi escudo intacto y mi mayor tesoro.
Ante esta edad burlona y descreída
la confieso y la afirmo con mi pluma…
¡y si fuera preciso, con mi vida!
José María Pemán (+1981)