– Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.
– Yo soy el camino, la verdad y la vida, dijo Jesús.
San Agustín, inquieto buscador, fue filósofo y gran teólogo. Quise recordarlo y mostrar mi aprecio, y traerlo como modelo de personas que buscan en la noche, con impaciencia y sinceridad, la luz de la Verdad.
Por el origen y sentido de todo, buscando asímismo el bien y la belleza, Agustín de Hipona (+430) encontró al fin a Dios, un Dios íntimo que nos habita y llena todo, fuente inagotable de luz y de vida.
La ocasión de este post fue un bello soneto leído en la fiesta del santo, resumen de sus sentimientos, a la vez que oración. Si nosotros buscamos, antes alguien esperando nos buscó.
PRESTO TE CONOCÍ
Presto te conocí, Verdad divina,
¡y qué tarde te amé!… Tu luz potente
alumbraba los senos de mi mente
pero el alma vagaba peregrina.
Asomada al balcón de los sentidos,
fascinábame el mundo y sus locuras,
mendigaba el amor de criaturas,
sofocaba en mi pecho tus latidos.
¡Pero tú me buscabas, Vida mía!
El vuelo de tu flecha enamorada
llagó mi corazón, ¡oh dulce Arquero!
Venciste, mi Jesús, en la porfía,
ya soy la presa por tu amor ganada
y vivir de tu amor tan solo quiero.
–María Amelia Fé, Jaén (+1975)
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-Cf. San Juan c.8 y 14.
-Imagen: Yoshiro Tachibana, Pueblo azul.