La fe y la razón, san Anselmo

– Se cuenta que san Agustín, preocupado con el misterio de la Trinidad, vio a un niño jugando en la playa con una concha con la que sacaba agua de mar y trataba de verterla en un pequeño agujero, y le decían: ‘Tan poco puede este agujero contener agua de mar, como poco puede tu razón captar el misterio de Dios’.

    ¿Por qué empeñarse en saber
    cuando es tan fácil amar?
    Dios no te manda entender;
    no pretende que su mar
    sin playas pueda caber
    en tu mínimo pensar.

    Dios solo te pide amor:
    dale todo el tuyo, y más,
    siempre más, con más ardor,
    con más ímpetu. ¡Verás
    cómo, amándole mejor,
    mejor le comprenderás!

    –Amado Nervo

En días pasados se celebró la fiesta de San Anselmo de Canterbury (+1109), filósofo y teólogo medieval, estudiado todavía hoy con interés por sus argumentos para mostrar que Dios existe, o al menos su idea.

San Anselmo quiso defender la capacidad de la razón humana para captar la lógica de la divinidad: pensar que pueda existir, afirmar o negar que exista, explicar quién sea ese Dios al que unos aceptan y otros rechazan.

    – ¿El dios encontrado o malogrado por el esfuerzo de la razón, tendrá algo que ver con el dios manifiesto en las diferentes religiones, o en la experiencia de las personas?

La filosofía plantea cuestiones, busca verdades y razones; la ciencia solo encuentra partículas y moléculas, sustancias, y se preguntan ¿dónde está Dios?

La experiencia religiosa sin embargo llegará al conocimiento por la relación y la mutua entrega. Lo dirá así san Juan: «Sólo el que ama conoce a Dios, porque Él es amor».

    – ¿La percepción amorosa genera formas de conocimiento inaccesibles para quienes no aman? ¿Esas razones del corazón que la pura razón desconoce?
    – Los conceptos crean ídolos, solo el asombro conoce (Gregorio de Nisa)
    – Dios sabe lo que nos conviene, nos revela lo que nos es útil conocer y podemos cargar. Deberemos contentarnos (Juan Damasceno)

Anselmo de Canterbury, como su maestro San Agustín, escudriñaron incansables el ser y el existir del Ser supremo, buscando entablar con él una difícil relación y comunicación:

    Nunca jamás te vi, Señor, Dios mío;
    no conozco tu rostro.
    Enséñame a buscarte
    y muéstrate a quien te busca,
    porque no puedo ir en tu busca,
    a menos que Tú me enseñes,
    y no puedo encontrarte
    si Tú no te manifiestas.

    Deseando te buscaré,
    te desearé buscando,
    amando te hallaré,
    y encontrándote te amaré.

El teólogo J.A. Pagola propuso que la fe, la razón y el corazón deberán unirse para alcanzar el difícil conocimiento de Dios:

    «El problema de la fe no consiste en afirmar que Dios existe, sino en amar a Dios y amarlo de todo corazón y sobre todas las cosas. Dios no fue una hipótesis teórica que hay que demostrar que existe o no. Dios es un Misterio que se puede atisbar o sospechar, amar o rechazar.»

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(1) Imagen: Icono siglo xviii, La Trinidad del Nuevo testamento.

(2) En comentario verán unas conclusiones un tanto peregrinas, ‘Ciencia y Dios son incompatibles’, de un científico en entrevista reciente.

(3) Vean también nuestra entrada «Qué es creer»

(4) Qué pensar ante la vieja pregunta «¿Dios ha muerto?»

(5) En comentario recuerden el largo discurso de San Pablo a los atenienses para darles a conocer el nombre de aquel Dios desconocido que invocaban.
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* San Anselmo, obispo y doctor de la Iglesia católica. Nació año 1033 en Aosta (Piamonte). Ingresó en el monasterio benedictino de Le Bec, en Normandía, y enseñó teología. Trasladado a Inglaterra, fue elegido obispo de Canterbury y combatió por la libertad de la Iglesia, sufriendo dos veces el destierro. Escribió importantes obras de teología. Murió en el año 1109. Su fiesta se celebra el 21 de abril.

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La Pascua de Cristo | Haití

«TRAS LA MUERTE, LA VIDA TAMBIÉN FLORECE»

¿Cómo definir bien la pobreza de un país tan pobre como Haití, el llanto de quien lo perdió todo? ¿Cómo atrapar la sed y el hambre, la insalubridad y el desespero que ensombrecen todo?

    Hay tanto sepulcro a nuestro alrededor, tanta muerte y desánimo, que cuesta creer en el triunfo de la VIDA. Hay tantas vendas que nos atan, que no es fácil salir de los sepulcros y caminar con Esperanza y Paz, la Paz de Cristo.

JESUCRISTO vive, su Vida y su Luz son definitivas, inagotables. Es la fe del creyente. El desánimo paraliza, el miedo enmudece. Pasado lo peor, los discípulos aseguran que es posible, será la PASCUA cristiana.

Es probable que NICODEMO encontrara a Jesús resucitado, cansados los dos y apesadumbrados. Todo cambió con su presencia.

    . . La PAZ contigo, amigo, gracias por tus desvelos y tus aromas generosas, tus consuelos allá en la cruz y cada día.
    . . Lo reconoció porque partió el pan. Para Nicodemo todo cambió, cantó y también resucitó, fue posible entonces nacer de nuevo.

Así describirá Letitia M.H. su experiencia en HAITI, semanas después de la catástrofe:

    “En la montaña de la tristeza, una Cruz tomaba forma entre las manos de los artistas cubanos y los niños. Dos maderas cruzadas llenas de flores, palomas y colores.
    . . Al triste compás de un blues de la trompeta de Yasek M. muchos llegaron hasta la fosa común. Allá donde antes reinó una cruz negra, ahora otra repleta de colores. Sí, sobre la muerte la VIDA también florece”.

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A. Vivaldi – GLORIA – 1 – The Sixteen