La Pascua de Cristo

«TRAS LA MUERTE, LA VIDA TAMBIÉN FLORECE»

¿Cómo definir bien la pobreza de un país tan pobre como HAITí, el llanto de quien lo perdió todo? ¿Cómo atrapar la sed y el hambre, la insalubridad y el desespero que ensombrecen todo?

Hay tanto sepulcro a nuestro alrededor, tanta muerte y desánimo, que cuesta creer en el triunfo de la VIDA. Hay tantas vendas que nos atan, que no es fácil salir de los sepulcros y caminar con Esperanza y Paz, la Paz de Cristo.

JESUCRISTO vive, su Vida y su Luz son definitivas, inagotables. Es la fe del creyente. El desánimo paraliza, el miedo enmudece. Pasado lo peor, los discípulos aseguran que es posible, será la PASCUA cristiana.

Es probable que NICODEMO encontrara a Jesús resucitado, cansados los dos y apesadumbrados. Todo cambió con su presencia.

. . La PAZ contigo, amigo, gracias por tus desvelos y tus aromas generosas, tus consuelos allá en la cruz y cada día.
. . Lo reconoció porque partió el pan. Para Nicodemo todo cambió, cantó y también resucitó, fue posible entonces nacer de nuevo.

Así describirá Letitia M.H. su experiencia en HAITI, semanas después de la catástrofe:

“En la montaña de la tristeza, una Cruz tomaba forma entre las manos de los artistas cubanos y los niños. Dos maderas cruzadas llenas de flores, palomas y colores… Al triste compás de un blues de la trompeta de Yasek M. muchos llegaron hasta la fosa común. Allá donde antes reinó una cruz negra, ahora otra repleta de colores. Sí, sobre la muerte la VIDA también florece”.
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A. Vivaldi – GLORIA – 1 – The Sixteen

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