En época de incertidumbres, sospechas y lamentos, vean unos pensamientos sobre el amor de confianza y la amistad, el valor de lo cordial y sincero.
:: La confianza es una forma de amor, la desconfianza un desprecio. Fiarse de alguien es confiar, pues lo conoces bien y lo quieres. Si confías, no temerás el engaño ni la traición. Te fías y basta. Será una bendición.
:: La desconfianza es oscuridad, será falta de fe y amistad. Si desconfías vivirás en la sospecha y la distancia, será el fin de la fe y del amor. Se enfrió la relación y la comunicación se falsea. Será una maldición.
:: Desconfiar te llevará al repliegue, confiar a la donación de ti mismo. Si tienes fe y sabes que alguien te quiere, tendrás seguridad. El creyente que confía notará la presencia, reza y espera, adora y confía.
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Inspirado en textos bíblicos, estos versos quisieran ser oración:
Bendito el indigente y el que llora sin consuelo,
el misericordioso y el pacífico,
bendito el que confía en el Señor y espera.
Será como árbol plantado junto al agua,
que junto a la corriente echa raíces,
no dejará de dar fruto.
Maldito el rico y el que castiga,
el que consume y derrocha por nada,
desconfía y no comparte ni consuela.
Será como un cardo en la estepa,
habitará la aridez del desierto,
tierra salobre e inhóspita, sin fruto.
(Cf. Jeremías 17; Salmo 1)
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* Imagen: Henri Matisse, Blue Nude 1, 1952.
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