Pasados ya unos días, traigo aquí en memoria y homenaje un texto de Gabriel García Márquez leído en otra ocasión en el blog, mas ahora mismo con doble cariño y reconocimiento. Descanse en paz, en nuestra estima siempre.
Recordarán que García Márquez vistió en la ceremonia del Nobel 1982 una guayabera blanca y en la mano la rosa amarilla, símbolo de su Colombia. El Discurso de recepción fue a un tiempo lamento y canto de amor, «La soledad de América Latina».
En aquella circunstancia el maestro formuló un sueño reparador, también ahora válido para todos nosotros como el mejor y último deseo suyo, por nuestra tierra todavía maltratada por tanta avaricia y violencia:
«El deseo de una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir, donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad, y donde las estirpes condenadas a cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra.»
* Ver en nuestro post ‘No esperes más’.