Hola, amigos. Por la pasada fiesta de la Pascua un colega nuestro hizo llegar al blog su apuesta de resurrección para todos. A ver qué les parece.
«Yo resucito, nos dice el Señor, si ellos resucitan.
Yo soy el enfermo, el pobre prisionero, el anciano olvidado, el niño hambriento.
Soy también la mujer maltratada y la prostituida, tan llenas de sufrimiento…
Soy el parado que ve cómo se le apaga la esperanza.
Hoy soy todos los que marchan de su país, muertos de hambre y de miedo, buscando poder vivir, buscando la ‘dignidad’ del trabajo y del ‘ganarse el pan’.
Yo soy el que sufre sin nadie que le comprenda.
Espero resucitar. Tengo que resucitar.
Pero les necesito. Yo resucitaré, si ellos resucitan.
Solo así será buena la Pascua… ¡Buena Pascua!»
– El Señor nos necesita. Estamos empeñados en vivir el presente en solidaridad, inquietos por un futuro mejor, más fraterno ya y para siempre.
– Conocerán la foto que les puse. El Papa Francisco está siendo el maestro bueno que nos reeduca a todos en la misericordia. Un Jueves santo en la prisión romana.
– Viéndonos a veces tan ciegos e insensibles, rezaremos así:
«Tú eres la luz, luz que te entregas;
tú ciegas los ojos del soberbio
y curas al pobre su ceguera.
Cristo Jesús, tú que trajiste
fuego a la entraña de la tierra,
guarda encendida nuestra lámpara
hasta la aurora de tu vuelta.»