Pasolini, el evangelio / centenario

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Leímos la noticia sorpresa hace algún tiempo. El Vaticano ve ahora con buenos ojos la cinta de Pier Paolo Pasolini «El Evangelio según San Mateo». Los medios católicos, a pesar del declarado ateísmo del director, subrayaron su respeto por los evangelios y por la figura de Cristo.

– Se habló incluso de ‘la mejor película filmada hasta ahora sobre la vida de Jesús’. El autor murió asesinado en 1975 en una playa romana a sus 53 años.

Estrenada hace cincuenta años, septiembre de 1964, durante el Festival de Cine de Venecia, la película fue entonces objeto de censura y escándalo por su estilo ‘poco sagrado’, con un Jesús demasiado humano y sencillo.

En este tiempo del nuevo Papa latino tal vez gustó al Vaticano la austeridad de los medios, rodada entre casas y gentes de pueblos del sur de Italia. Agradó también el aire rebelde y el mensaje del protagonista. Pasolini fue un marxista de su tiempo, y el mensaje de Cristo será rechazado en la película con crueldad, mas también resucitará.

– En ‘El Evangelio según Mateo’ Pasolini consigue crear una obra de inusitada calidad y belleza, donde conviven marxismo y espiritualidad cristiana, sus dos ideologías, en buena armonía.

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Cien años de Pasolini, un poeta en la tempestad

Pasado ya un tiempo de esta entrada y celebrando su centenario, Bolonia marzo de 1922, recordaremos de Pasolini su faceta de poeta y escritor donde se explica y explicará la propia experiencia familiar y social muy traumática, también su adoración por la madre.

– En una entrevista de octubre 1975, en vísperas de su asesinato, le preguntaron cuál era su calificación profesional preferida a lo que él respondió: ‘En mi pasaporte yo escribo simplemente escritor’.

Súplica a mi madre

Es difícil hablar con palabras de hijo
Cuando en el corazón bien poco lo parezco.
Tu eres la única en el mundo que sabe de mi corazón
Lo que siempre ha sido, antes de cualquier amor.

Por eso lo que debo decirte es horrible
Es dentro de tu gracia que nacen mis angustias,
Eres insustituible, y eso ha condenado
A soledad la vida que me has dado.

Y no quiero estar solo, tengo hambre infinita de amor.
De amor de cuerpos sin alma.
Porque el alma esta en ti
Pero tu eres mi madre y tu amor es mi esclavitud.

Toda mi infancia he sido esclavo de este alto
Compromiso; inmenso; irremediable.
No habría otra forma de sentir la vida
Ni otro perspectiva; pero ya se acabó.

Sobrevivimos con el desasosiego de la vida
Que se rehace por fuera de la razón.
Te suplico, ah, te suplico no quieras morir.
Estoy aquí: solo contigo, en un futuro abril.

Pier Paolo Pasolini
‘Poesia en forma de rosa’, 1964.

– Su confesa homosexualidad, que alzó como estandarte, marcó su destino. Pasolini vivió una vida trágica, que transformó en cruzada y fue víctima de una muerte cruel, un derroche de violencia que no merecía.

(Poema original italiano en comentario)

Soltar amarras, David Welsford

– Dentro de veinte años estarás más decepcionado por las cosas que no hiciste que por aquellas que sí hiciste. Así que suelta amarras. Navega lejos del puerto seguro. Atrapa los vientos alisios en tus velas. Explora. Sueña. Descubre. (Mark Twain, escritor)

Con esa cita comienza el blog de David Welsford, un estadounidense que decidió hace dos años soltar amarras, dejar todo atrás y cambiar su vida en la tierra por la mar.

– ¿Quién no ha soñado alguna vez con abandonarlo todo y huir de la monotonía? Y pensé en el mandato del Evangelio: ¡Rema mar adentro y encontrarás!

Un documental recoge su experiencia en ‘Twenty Eight Feet’. El cortometraje ya consiguió una veintena de premios en festivales de todo el mundo. Su historia invita a soñar y buscar, a salir de nuestros cómodos puertos hacia horizontes nuevos.

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Con la ocasión repondré aquí unos versos de otro navegante que encontró lejos la luz y el amor que buscaba; quedó por un tiempo prendado.

CLARO DE LUNA

Hay un lugar
donde he de vivir la vida y navegar
al viento mi barca y al mar,
donde el sol alumbra
limpio cielo nube de luz
espejo de plata en el mar.

Al alba la luna
la noche el lucero
vivirás de nuevo seducido por ese lugar,
gentes que miran al mar
amado amaneces amante
tu barca amarrada en este lugar.

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Y escucharé de nuevo «Un velero llamado libertad», de José Luis Perales:

Ayer se fue
Tomó sus cosas y se puso a navegar
Una camisa, un pantalón vaquero
Y una canción
¿Dónde irá? ¿Dónde irá?
Se despidió
Y decidió batirse en duelo con el mar
Y recorrer el mundo en su velero
Y navegar, nai na nai, navegar

Y se marchó
Y a su barco le llamó, Libertad
Y en el cielo descubrió gaviotas
Y pintó estelas en el mar
Y regresó
Y una voz le preguntó, ¿Cómo estás?
Y al mirarla descubrió unos ojos
Nai na nai, azules como el mar.

Buscar a Jesús, la confianza

«Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios» (s Marcos c.1).

Les pondré un pequeño apunte de evangelio. A partir de varios relatos evangélicos, la multiplicación de los panes y otros, escuché hablar con acierto del modo de hacer de Jesús de Nazaret, y de lo que él esperó de sus discípulos como colaboradores suyos.

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– La gente buscó a Jesús. También ahora mucha gente busca a Jesús, confía, tiene necesidad de él.
– En Jesús las personas encontraron acogida y compasión.
– El Maestro de Nazaret sufrió viendo gente abandonada e hizo cuanto pudo, por su confianza en Dios.
– La mirada de Jesús al cielo, su bendición ante los panes, hará a Dios Padre participar del momento.

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En una celebración de final de trabajos, oí cantar estos versos, oración y reposo del cooperante:

Vengan conmigo a un lugar tranquilo
y descansen en mí su cansancio.
Dejen que cure sus heridas
que el trabajo por el Reino les causó.
Restauren con mi Pan sus fuerzas,
con mi Vino alegren el corazón.
Vengan conmigo.

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El arbolito feliz / la amistad

Salud a todos. Participando en un encuentro de educadores y familias, algunos fueron leyendo textos y poemas. Yo conservé para mí esta historia del arbolito feliz que muchos conocerán.

Fue felicitación por la tarea generosa de padres y madres, también de maestras/os, por el quehacer diario con sus niños y niñas que crecen y vuelan sin cesar.

El cuentecito nos llenó de emoción y calor por las muchas horas pasadas juntos, queriendo ayudar, corregir y acompañar la vida de nuestros pequeños.

«Había una vez un arbolito feliz. Entre sus ramas había pichones traviesos que jugaban y piaban todo el día. El árbol conocía muy bien a todos y los quería tanto. Un día, entre saltitos, los pichones subieron la rama más alta del árbol y vieron un azul hermoso y un bosque lleno de otros árboles que no conocían. Notaron que sus alitas habían crecido lo suficiente como para intentar volar. Un aleteo y otro más, y por fin el cielo no pareció tan lejano. Uno a uno, los pichones se fueron volando. El árbol los miró partir con orgullo, porque entre sus ramas los cuidó durante mucho tiempo. Esa noche el árbol quedó solo y vacío. A la mañana siguiente, no solo el rocío mojaba sus hojas, nadie se dio cuenta que había llorado.»

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A propósito recordaré esta conocida melodía «You’ll never walk alone» (Gerry & The Pacemakers). La importancia de la amistad y la colaboración en tiempos difíciles para seguir adelante, como en tiempo de la pandemia.

When you walk through a storm
Hold your head up high
And don’t be afraid of the dark
At the end of the storm
There’s a golden sky
And the sweet silver song of a lark …
Walk on, walk on
With hope in your heart
And you’ll never walk alone.

Cuando camines a través de la tormenta
mantén tu cabeza bien alta
y no estés asustado de la oscuridad.
Al final de la tormenta
hay un cielo dorado
y el dulce cantar plateado de la alondra …

Sigue caminando, sigue caminando
con esperanza en tu corazón,
y (así) nunca caminarás solo.
Nunca caminarás solo.
Sigue caminando a través del viento
sigue caminando a través de la lluvia
aunque tus sueños sean sacudidos y rotos, Nunca caminarás solo.