:: Pensé ponerles aquí un testimonio positivo, poético y creyente. Por las muchas agresiones medioambientales y los cambios climáticos, deberemos amar más que nunca nuestra Tierra, la vida y la naturaleza, educando y comprometiendo en hacer algo bueno por bendecir y cuidar la vida vulnerable y de las personas, cada uno en su lugar y tarea.

«A pesar del escenario dramático de nuestro planeta tierra, miro a mi alrededor y veo, extasiado, el bosque lleno de cuaresmeiras, árboles violetas de cuaresma, casias amarillas, y en la esquina de mi casa amaryllis belladonnas en flor, tucanes posados en los árboles frente a mi ventana, y araras que hacen nidos debajo del tejado. Entonces me doy cuenta de que la Tierra es madre generosa: a nuestras agresiones, nos sonríe con flora y fauna. Y nos infunde la esperanza de que no es el apocalipsis sino un nuevo génesis lo que está en camino. La Tierra todavía va a sobrevivir. Como asegura la Biblia, ”Dios es el soberano amante de la vida”, y no permitirá que la vida que penosamente superó el caos, vaya a desaparecer.»

:: Del respeto por la vida y la naturaleza, leí que las Iglesias latinoamericanas acudieron días pasados por vez primera a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Denunciaron la vulneración de los derechos de campesinos y pueblos indígenas por las industrias que extraen recursos naturales en la Amazonía y Mesoamérica.

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-Texto: «Las agresiones humanas…», L. Boff, Río Janeiro.
-Foto: Quaresmeiras.

(Podrán escuchar aquí si lo desean, «What a wonderful world». Esta canción jazz fue escrita en otoño de 1967 por Bob Thiele y George David Weiss, pensada para Louis Armstrong. Un canto a las cosas simples de cada día, de optimismo y esperanza en el futuro. Quiso ser un antídoto al clima político y racial de la década de 1960. Verán su letra en Comentarios)