No es tema frecuente de escritura, acaso por pudor, si confundieran el amor a sí mismo con el egoísmo; dos conceptos diferentes aunque próximos. El amor a sí mismo es positivo, la medida de un amor correcto al prójimo, según la Biblia, «Amarás al prójimo como a ti mismo», con una misma exigencia. El egoísmo sin embargo afectará al amor en negativo, centrando todo en nosotros, bloqueando la entrega. El amor a ti mismo causa felicidad, el egoísmo no.
«Tú mismo, tanto como cualquier persona en el universo entero, te mereces tu amor y afecto. Debes amarte a ti mismo antes de amar a otra persona. Al aceptarte a ti mismo y lo que eres, tu simple presencia hace a otros felices» (Buddha)
Fue por la concesión del Premio de Humanidades a Emilio Lledó, la oportunidad de pensar sobre el tema del amor, de los tipos de amor y sus conexiones, del amor a uno mismo. Actualmente el filósofo está trabajando en un ensayo sobre los afectos.
«Los afectos no tienen una gramática, eso le da fuerza y libertad. Habría que pensar en una gramática de los afectos para que el amor no se convierta en odio o la amistad en enemistad. El principio de las relaciones afectivas que tengamos empieza con la relación afectiva con nosotros mismos. Esto te obliga a mejorarte, luchar para mirarte en el espejo y no avergonzarte»
* Profesor Emili LLedó, Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, España, 2015.
Poco después leí este pensamiento: que una persona sabia será aquella que busca la felicidad en él y no en los ojos de su vecino. Estos tiempos en que todos nos empeñamos en poner nuestra felicidad en manos de los demás, en que nos acepten, que nos admiren y nos quieran.
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-Imagen: Paul Gauguin: Arearea (Felicidad), 1892. La escena refleja el carácter primitivo y divertido de Tahití, justamente lo que buscaba Gauguin cuando «huye» de París.
-También en nuestro blog vean el tema «El egoísta».
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