Recordarán aquella respuesta de un conocido cuando le preguntaron:
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– Padre Arrupe ¿Quién es Jesucristo para usted?
– Mire, para mí Jesucristo lo es todo.
Así lo pensaron muchos: Jesucristo es todo para nosotros, nuestro tesoro y bienaventuranza, la fuente de agua viva.
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– ¿Cómo conocerlo, amarlo y servirlo hoy, en un ambiente de indiferencia?
– ¿Mi experiencia está activa o adormecida, es fe infantil o fe adulta?
Se trató de la necesaria actualización de la fe, sugerida al oír comentar que ‘María de Nazaret guardó todo esto en su corazón’. No en el cajón de los recuerdos, sino en el corazón, donde vive el amor. Una fe personal.
Creer en Jesús Salvador no será solo recordar sucesos del pasado, sino experimentar HOY su fuerza salvadora, su aliento, capaz de hacer más fraterna nuestra vida.
Los redactores de los Evangelios comunicaron la vida y mensaje de Jesús en el pasado, pero su tarea salvadora continúa en el presente, ofrecida HOY en encuentros semejantes:
¤ En la Sinagoga de Nazaret, Jesús enviado para liberar, dar vista a los ciegos y mostrar la gran misericordia: ¡HOY se cumplió la promesa!
¤ En una aldea de Galilea Jesús curó a un paralítico, la gente experimentó paz y alegría honda: ¡Hemos visto HOY cosas admirables!
¤ Encontrar a Jesús en Jericó transformó a Zaqueo, compartirá sus bienes con los pobres. Jesús dijo: ¡HOY ha llegado la salvación a esta casa!
¤ Agonizando en la cruz, ‘Jesús, acuérdate de mí en tu Reino’… ‘HOY estarás conmigo en el paraíso’. El día de nuestra muerte, día de salvación.
Deseando mantener viva la fe, habremos de «guardar en el corazón» su palabra, el compromiso con el proyecto del Reino, escuchando HOY su mensaje, viendo su trabajo, cayendo en la cuenta… ¡Es el Señor!
Así lo resumió san Ambrosio, maestro de san Agustín:
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Todo lo tenemos en Cristo, Cristo es todo para nosotros,
Si quieres curar una herida, él es el médico,
si estás ardiendo de fiebre, él es la fuente,
si estás oprimido por la iniquidad, él es la justicia,
si tienes necesidad de ayuda, él es la fuerza,
si tienes miedo de la muerte, él es la vida,
si deseas el cielo, él es el camino,
si estás en las tinieblas, él es la luz,
si buscas manjar, él es alimento.
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+ Dios PADRE nuestro, cuyo HIJO se manifestó en la realidad de nuestra carne, concédenos poder transformarnos interiormente a imagen de aquél que hemos conocido semejante a nosotros en su humanidad. Que también HOY escuchemos su voz, y podamos amarlo y servirlo cada día de nuestra vida.
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