Preocupará mucho la infancia, siempre tan golpeada. De nuevo nos llegó el problema. Unos cuatro millones de niños refugiados en el mundo no van actualmente a la escuela, lo que supone medio millón más en tan solo un año, denunció días atrás la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) en un nuevo Informe.
A finales de 2017 había 25,4 millones de personas refugiadas en el mundo. Más de la mitad de esta población estaba formada por niños, 7,4 millones de ellos en edad escolar.
A medida que los niños refugiados crecen, esta brecha se hace más profunda, casi dos tercios que van a la escuela primaria no logran inscribirse en la secundaria.
– «La educación será un medio para ayudar al futuro de las niñas y niños, para que sanen, y para la recuperación de sus países.»
– «La escuela fue el primer lugar en meses e incluso años en donde las niñas y niños refugiados pudieron encontrar un poco de normalidad.»
Se pidió a los países de acogida que inscriban a la infancia refugiada en los sistemas educativos nacionales, que trabajen alianzas entre entidades humanitarias, particulares y gobiernos para asegurar su educación.
Vean en Comentario deseos y necesidades, testimonio desde Uganda.
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# Al menos 640 niños migrantes como el pequeño Aylan murieron ahogados en el Mediterráneo desde 2014. «No podemos permitir que más niños arriesguen sus vidas en el mar o en manos de las mafias», dijo Save The Children, tercer aniversario de la muerte del niño sirio en costas de Turquia el 2 de septiembre 2015.
# También recordaron que los niños y niñas migrantes y refugiados que viajaron solos, no acompañados, serán los más vulnerables por mar y tierra ante el riesgo de sufrir explotación, violencia y tráfico de personas.
# Por el Día Internacional de la Niña, el pasado 11 de octubre. Más de 240 millones de niñas en el mundo sufren violencia: mutilación genital, violencia sexual. 34,2 millones de niñas y mujeres vivirán en situación de refugio. Las niñas tienen derecho a vivir en igualdad, libres de amenazas y agresiones. Una pena grande, una injusticia.
EDUACIÓN E IGUALDAD
“Son solo los niños los que deben educarse, piensa mi padre”, nos cuenta Charity, una chica sur sudanesa que vive en el campo de refugiados de Adjumani, Uganda.
Charity quiere seguir estudiando porque piensa que así podrá mejorar su vida y tener un futuro mejor. Su madre es la única que la apoya para seguir en el colegio, pero su familia no cuenta con medios económicos para costear su educación.
Gracias a la beca que recibe a través del proyecto que desarrollamos junto al Servicio Jesuita a Refugiados en Adjumani, puede permanecer en la escuela. Nuestro trabajo en la zona ha reducido la tasa de embarazo en niñas y ha aumentado la permanencia escolar.
En situaciones de desplazamiento forzoso, como el que vive Charity, aumentan las barreras para la educación de las niñas, como son el matrimonio precoz y forzado y los patrones culturales y sociales que normalizan la violencia hacia ellas e incrementan su abandono escolar. Por eso, en contextos de refugio y desplazamiento, ponemos un foco especial en las niñas, a través de:
-Becas escolares.
-La construcción de dormitorios para las niñas, para que puedan permanecer en la escuela y evitar el abandono escolar, sobre todo durante los periodos vacacionales.
-Kit sanitarios (compresas, jabón y ropa interior) para que puedan asistir a clase cuando tienen la regla.
-Grupos de apoyo para las niñas que son madres y que se quedaron embarazadas durante la pandemia del COVID y abandonaron la escuela.
“La educación es necesaria para acabar con la idea de que las chicas no son tan buenas como los chicos” nos dice Charity. Y es fundamental para fomentar la igualdad, la justicia y la paz.
((Entreculturas.org))