Todos deseando colaborar y preservar la casa común, según el plan de Dios. Muchas personas perdidas, desesperadas, ahogadas en nuestros mares y fronteras cerradas. Qué hacer para asegurar la cooperación internacional, la solidaridad, que nadie quede abandonado.
Vean estos deseos del Papa Francisco al recordarnos que José de Nazaret se vio obligado a huir a Egipto para salvar al Niño y a su madre de las amenazas de muerte.
+ San José padeció huyendo del odio. Que proteja a quienes por guerras y pobrezas, abandonan su hogar y su tierra.
+ Que comunique a los que acogen la ternura del padre que amó a Jesús como un hijo y sostuvo a María en el camino.
+ Que el santo José provea lo necesario a quienes la vida llevó todo, la dignidad de un trabajo y la paz de un hogar.
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En las 745 pateras que llegaron el año pasado a Canarias, 23.000 personas a bordo, 2.000 niños y adolescentes viajaron solos. Ante la avalancha desde África hacia las Islas, apareció esta petición de auxilio:
«Gritos en medio de la noche y personas a la deriva en alta mar. Solo la empatía nos podrá convencer del sufrimiento de quienes llegan a nuestro país. Primemos la acogida y la integración. Combatamos las mafias y ayudemos en los países de origen. No están solos.» (Juan C. Elizalde, obispo de Vitoria)
Los conflictos armados y crisis políticas afectan a más de 420 millones de niños y niñas en el mundo. Casi 40 millones abandonaron su hogar para ponerse a salvo. Los niños y niñas refugiados, solicitantes de asilo y desplazados, sin apenas servicios básicos, salud, educación, ni protección. (Cf. Entreculturas.org)