Su gran corazón manó sangre
la propia vida
y agua limpia abundante
su misma alma.
Será un Viernes santo especial. En este momento de dolor y de cruz para mucha gente, pensé ofrecerles resumida una antigua entrada del blog, el Cristo de san Damiano.
Estaremos viendo países con recursos y servicios de salud muy precarios, la humanidad malherida. Nuestro afecto y solidaridad.
¡Algo más que visitar lejanos y fríos planetas buscando vida, con la vida nuestra ahora tan amenazada, la naturaleza y las personas!
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EL CRISTO DE SAN DAMIANO
29 noviembre, 2007
Un día Francisco entró en la pequeña Ermita dedicada a San Damián, cerca de ASÍS, Italia. La hiedra trepaba cubriendo los muros laterales, con hendiduras que ponían en peligro el lugar.
En su interior había un sencillo altar de madera y, a modo de retablo, un Crucifijo bizantino. La imagen del Crucificado penetró en el alma de Francisco, que con los ojos elevados rezó así:
Sumo y glorioso Dios,
ilumina las tinieblas de mi corazón
y dame fe recta,
esperanza cierta
y caridad perfecta,
sentido y conocimiento, Señor,
para que cumpla
tu santo y verdadero mandamiento.
Se oyó una voz que al parecer procedía del Cristo: ‘Francisco, ve y repara mi casa que está toda en ruinas’.
Se le pedirá su ayuda para reparar la pequeña iglesia, pero también la gran Iglesia, la religión y el Papado de entonces, ruinosos por el mal estado y la corrupción, necesitados de reforma.
– El joven Francisco de Asís decidió contribuir él mismo al cambio con su renuncia a todo, su opción por la pobreza y su dedicación a los más pobres, su amor a la verdad.
* Imagen: El Cristo de San Damián, crucifijo pintado en tela y pegado sobre madera, años 1100, icono de Cristo glorioso, con la Virgen María, apóstoles y ángeles. De un artista del valle de Umbría, estilo románico oriental. La cruz, de 2’10 m por 1’30 de ancho, para la iglesia de San Damián, ahora en la Basílica santa Clara en Asís, Italia.
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Con el poeta castellano Lope de Vega, suplicamos también misericordia del Corazón que solo ama, perdona siempre, sus brazos y corazón abiertos de par en par:
Con ánimo de hablarle en confianza
de su piedad entré en el templo un día,
donde Cristo en la cruz resplandecía
con el perdón que quien le mira alcanza.
.. Y aunque la fe, el amor y la esperanza
a la lengua pusieron osadía,
acordéme que fue por culpa mía,
y quisiera de mí tomar venganza.
.. Ya me volvía sin decirle nada,
y como vi la llaga del costado,
paróse el alma en lágrimas bañada;
.. hablé, lloré y entré por aquel lado,
porque no tiene Dios puerta cerrada
al corazón contrito y humillado.
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Si gustan podrán escuchar este conocido ALELUYA de Leonard Cohen, con letra propia de Semana santa.