Jesus es mi Hijo amado, escúchenlo

    «Jesús vino de Galilea al Jordán para ser bautizado por Juan. Luego se abrieron los cielos y el Espíritu de Dios bajó como una paloma y se posó sobre Él. Se oyó una voz del cielo: ¡Este es mi Hijo, el Amado!» /sMateo c.3

    – Demandaré conocimiento interno del Señor, que por mí se hizo hombre, para que más lo ame y le siga. (Ejercicios esp, 104)

La gente siguió a JESÚS de Nazaret sin saber mucho, se notó un interés y una necesidad. Él quiso darse a conocer, y en varias ocasiones preguntó: ¿Qué piensan de mí? ¿Quién dice la gente que soy yo?.

    – Un PROFETA, para decirnos qué quiere Dios.
    – Un MESÍAS, para devolvernos la libertad.

Algo así debieron pensar los dos de Emaús que marcharon decepcionados… En nuestro tiempo los entendidos notaron indiferencia y desinterés por la religión, y críticas a los creyentes.

. . ‘Dios y la religión, me resulta teórico y lejano’; su camino personal.
. . ‘No me dice nada, no cuento con él’; sin su presencia cercana.
. . ‘Demasiado exigente, me complicará la vida’; sin su aporte de luz.
. . ‘Ocupado en lo concreto de cada día’; sin su fuerza para vivir.

* Imagen: Christus Pantokrat. Grecia_1600.
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JESUCRISTO será hoy un desconocido para mucha gente, pero en otros estará brotando un interés por conocerlo y por la Fe, buscando una luz para el camino.

    – Algunos preguntaron: ¿Eres tú el que vendrá o esperamos a otro?
    – Otros se dijeron: ¿Cristo, quién eres tú para mí?

    «Si confiesas que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Si crees en Él no quedarás defraudado» (Romanos c.10).

«No es la fe una mera adhesión del intelecto a un principio abstracto, sino un acto de abandono y de entrega cordial, una serena confianza» (Miguel de Unamuno).

Por si dudáramos, cuando dudemos, seremos invitados a subir a la montaña y a escuchar en nuestro interior esa voz misteriosa pero clara que te  dice, que nos pide: ¡Es mi Hijo amado, escúchenlo!

Diremos esta oración de la Misa del Sdo Corazón de Cristo:

    Señor, Dios nuestro,
    revístenos con las virtudes
    del Corazón de tu Hijo
    y de sus mismos sentimientos,
    para que, conformados a su imagen,
    merezcamos participar de la redención eterna.

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    Jesucristo, Palabra del Padre,
    luz eterna de todo creyente:
    ven y escucha la súplica ardiente,
    ven, Señor, porque ya se hace tarde.

    Cuando el mundo dormía en tinieblas,
    en tu amor tú quisiste ayudarlo
    y trajiste, viniendo a la tierra,
    esa vida que puede salvarlo.

    Cuando vengas, Señor, en tu gloria,
    que podamos salir a tu encuentro
    y a tu lado vivamos por siempre,
    dando gracias al Padre en el reino.

    –Antonio Alcalde

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En comentario una bella oración de San Clemente de Roma, la grandeza de la fe en Jesucristo.

Verán otros temas de ‘Ejercicios espirituales’ en «Meditaciones», pdf.

Un pensamiento en “Jesus es mi Hijo amado, escúchenlo

  1. Dios se da a conocer en Jesús, su Hijo amado

    Que el Creador del universo
    conserve intacto sobre la tierra
    el nombre de sus elegidos,
    por su Hijo amado, Jesucristo.
    Por él, nos ha llamado de las tinieblas a la luz,
    de la ignorancia al conocimiento
    de la gloria de su nombre.
    Ponemos en ti nuestra esperanza,
    Príncipe de toda la creación.
    Tú has abierto los ojos de nuestros corazones,
    para que te conozcamos
    a ti, el Altísimo en los cielos,
    el Santo que descansa en medio de los santos.
    Tú humillas la insolencia de los soberbios,
    desbaratas los planes de las naciones,
    levantas a los humildes y derribas a los poderosos,
    enriqueces a los empobrecidos,
    tomas y das vida.

    * San Clemente de Roma. Tercer sucesor de san Pedro y autor de la carta a los Corintios (96?). Murió mártir.

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