Migrantes ~ Gabriela Mistral

El Papa con la escultura de migrantes y refugiados, Roma, 2019

Recordarán que el papa Francisco inauguró el 30 de septiembre de 2019, en la Jornada Mundial para los Migrantes y Refugiados, una enorme escultura de bronce y arcilla en la plaza de San Pedro, «para que recuerde a todos el desafío evangélico de la acogida”.

Bajo el título de “Angels unaware”, la estatua, de seis metros de altura y tres toneladas de peso, representa a 140 migrantes y refugiados de diferentes culturas y tiempos, el mismo número de esculturas que adornan la columnata de Bernini en la plaza de San Pedro.

El autor de la obra fue el artista canadiense Timothy Schmalz. Le fue encargada por la Oficina de Migrantes y Refugiados del Vaticano.

Un año después, acompañaremos el Día Mundial del Refugiado 2020 con estos versos tan sugerentes de la poeta chilena Gabriela Mistral.

¿De qué quiere usted la imagen?

Preguntó el imaginero:
Tenemos santos de pino,
Hay imágenes de yeso,
Mire este Cristo yacente,
Madera de puro cedro,
Depende de quién la encarga,
Una familia o un templo,
O si el único objetivo
Es ponerla en un museo.

Déjeme, pues, que le explique,
Lo que de verdad deseo.

Yo necesito una imagen
De Jesús El Galileo,
Que refleje su fracaso
Intentando un mundo nuevo,
Que conmueva las conciencias
Y cambie los pensamientos,
Yo no la quiero encerrada
En iglesias y conventos.

Ni en casa de una familia
Para presidir sus rezos,
No es para llevarla en andas
Cargada por costaleros,
Yo quiero una imagen viva
De un Jesús Hombre sufriendo,
Que ilumine a quien la mire
El corazón y el cerebro.

Velázquez, Cristo crucificado, fragmento, 1632

Que den ganas de bajarlo
De su cruz y del tormento,
Y quien contemple esa imagen
No quede mirando un muerto,
Ni que con ojos de artista
Sólo contemple un objeto,
Ante el que exclame admirado
¡Qué torturado mas bello!

Perdóneme si le digo,
Responde el imaginero,
Que aquí no hallará seguro
La imagen del Nazareno.

Vaya a buscarla en las calles
Entre las gentes sin techo,
En hospicios y hospitales
Donde haya gente muriendo
En los centros de acogida
En que abandonan a viejos,
En el pueblo marginado,
Entre los niños hambrientos,
En mujeres maltratadas,
En personas sin empleo.

Pero la imagen de Cristo
No la busque en los museos,
No la busque en las estatuas,
En los altares y templos.

Ni siga en las procesiones
Los pasos del Nazareno,
No la busque de madera,
De bronce de piedra o yeso,
¡mejor busque entre los pobres
Su imagen de carne y hueso!

–Gabriela Mistral, (+1957), Chile, Premio Nobel de Literatura 1945.

Libros amigos

– Muchos libros tendrás leídos y ya casi olvidados, de ellos algunos te gustaron y volviste a leer o en parte. De otros guardaste un buen recuerdo y dejaron un poso, con el paso del tiempo imperceptible pero cierto.

‘Libros amigos’ quiso ser otra cosa. Es posible que retrate al que tuvo la idea. Si pasaste largas ausencias, si debiste emigrar por necesidad, o en tus traslados por el trabajo, si no fue posible ni necesario mover tu pequeña biblioteca; en ese caso deberás hacer el ejercicio de escoger cuatro o cinco, hasta diez, de entre tus libros. Si ya hiciste la experiencia, comprenderás.

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Los inseparables. De esos pocos no querrás alejarte sin llevarlos contigo, los querrás tener cerca, no precisan visa ni permiso de vuelo ni de trabajo. No siempre sabrás explicar el porqué ni el cómo llegaron a convertirse en tus libros amigos. Poco importa.

– Alguno vendrá conmigo. No necesariamente para leer, solo como compañía, amigos que en silencio podré ver, tal vez oler y hasta tocar. Su valor es el de la buena amistad, es escasa y ocupa poco lugar, está cerca aunque por un tiempo te alejes. Son tus viejos amigos. ¿Los tienes localizados? ¿Sabes el motivo? ¿Te ayudó a reconocerte? Yo te pondré algo aquí, por ejemplo:

• Juan Ramón Jiménez, Segunda Antología.
• Benjamín Glez Buelta, La transparencia del barro.
• Olivier Clément, L’Autre soleil.
• Miguel de Unamuno, El Cristo de Velázquez.
• H.Urs von Balthasar, Solo el amor es digno de fe.
• André Gide, Ainsi soit-il.

Las manos atadas de Cristo

Fue un tema de espiritualidad para la fe y un tema de arte para la contemplación, invitando a considerar el interior de Cristo al verlo así cruelmente tratado como un malhechor, habiendo pasado su vida en hacer el bien.

Un Cristo que en Semana santa veremos pasar por nuestras calles, malherido y maniatado, en los tronos del desfile.

Jesús de Nazaret trabajó con sus manos de carpintero hasta los treinta años, fue al Jordán y Juan lo bautizó.
Al final de su vida, en su condena, fue hecho preso y sus manos atadas, más tarde crucificadas.
También imaginamos a Cristo orando al Padre, juntas sus manos, temblorosas, suplicantes.
Privado de libertad, cesará su tarea humanitaria de bendecir y curar.

– Extendió la mano y tocó al leproso, ¡queda limpio!
– Tomó de la mano a la niña muerta, ella se puso en pie.
– Jesús metió sus dedos en los oídos y tocó la lengua del sordomudo.
– Jesús tomó de la mano al ciego, le aplicó las manos y lo curó.
– Él tomó los cinco panes y los peces, los bendijo y los repartió.
– Jesús extendió la mano y sacó a Pedro del agua.
– Le acercaron unos niños para que les impusiera las manos.
– Los guardias de los judíos prendieron a Jesús y lo ataron.
– Les enseñó las manos y el costado, los discípulos se alegraron.
– Levantando las manos, los bendijo y se alejó de ellos.

* Imagen: Ecce Homo, Jan Provost, c.1490. Pilato mandó azotar a Jesús, lo sacó fuera y les dijo: Aquí tienen al hombre. Todos gritaron: ¡A la cruz!

Tal vez quedaron a la espera de percibir también la caricia sanadora de las manos del Señor. Será buena ocasión para recordar a sus seguidores la misión que traerá de redimir y humanizar.

– El Padre me envió para liberar a los prisioneros, que los ciegos recuperen la vista y para dar de comer al hambriento, consolar a los tristes y dar cobijo a los sin techo. (Cf. s Lucas c.4)

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Vean estos versos de Miguel de Unamuno, los gestos del Evangelio:

«Tus manos, las que abrieron a los ciegos
los ojos, los oídos a los sordos;
las que a la hija de Jairo levantaron;
las que en toque de amor como una brisa
de los niños las sueltas cabelleras
acariciaron; las que repartieron
en tu cena nupcial al despedirte
tu pan que era tu cuerpo, hoy son dos fuentes
que manan sangre. Cae sobre los ojos
de los que ven; cae sobre los oídos
de los que oyen; sobre los cabellos
de los niños también. Y llueve sangre
de las manos del Cristo taladradas
a tierra que fue manos pedigüeñas
antaño y aún a Dios se alzan pidiendo
que les devuelva pordiosera vida.
¡Y con ellas apuñas sendos clavos
manejando los remos de tu cruz!»

Las manos, El Cristo de Velázquez, III,20.

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Palabras del Papa Francisco sobre las manos llagadas de Cristo, el pasado 31 de diciembre de 2022 en la Homilía funeral por Joseph Ratzinger, el Papa emérito Benedicto xvi:

«Jesús cargó sobre sus hombros todas las consecuencias y dificultades del Evangelio, hasta ver sus manos llagadas por amor: ‘Aquí están mis manos’, le dijo a Tomás, y a cada uno de nosotros: ‘Aquí están mis manos’. Manos llagadas que salen al encuentro y no cesan de ofrecerse para que conozcamos el amor que Dios nos tiene y creamos en él».

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En la ofrenda de sí mismo al Padre, y de nosotros mismos al Cristo, esta conocida oración:

«Tomad, Señor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y mi poseer; Vos me lo disteis; a Vos Señor lo torno; todo es vuestro disponed a toda vuestra voluntad, dadme vuestro amor y gracia que ésta me basta.»

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Podrán leer más temas sobre Jesucristo en «El Rostro de Cristo», y también en «Jesucristo», eBook, pdf.

El precio de la vida


= En verdad no recuerdo bien dónde leí la vez primera ni quién me pasó este cuentecito. Seguro que ustedes ya lo oyeron contar, mas a mí no deja de impactarme cada vez que lo leo. Entre la ingenuidad y la ficción, es para el creyente una historia real e interminable: todavía no acabó el Señor de amarnos ni de rescatarnos del todo de las poderosas sombras del mal y de la muerte.

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«Un día Satanás y Jesús estaban conversando.
Satanás acababa de ir al Jardín del Edén, y estaba mofándose y riéndose diciendo:
– Sí, Señor. Acabo de apoderarme del mundo lleno de gente de allá abajo. Les tendí una trampa, usé cebo que sabía que no podrían resistir. ¡Cayeron todos!
– ¿Qué vas a hacer con ellos? Preguntó Jesús.
– Ah, me voy a divertir con ellos. Respondió Satanás. Les enseñaré cómo casarse y divorciarse, cómo odiar y abusar uno del otro, y por supuesto, les enseñaré a inventar armas y bombas para que se destruyan entre sí. ¡Realmente me voy a divertir!
– ¿Y qué harás cuando te canses de ellos? Le preguntó Jesús.
– Ah, los mataré. Dijo Satanás con la mirada llena de odio y orgullo.
– ¿Cuánto quieres por ellos? Preguntó Jesús.
– Tú no quieres a esa gente. Ellos no son buenos. ¿Por qué los querrías tomar? Tú los tomas y ellos te odian. Escupirán a tu rostro, te maldecirán y te matarán. ¡Tú no quieres a esa gente!
– ¿Cuánto? Preguntó nuevamente Jesús.
Satanás miró a Jesús y sarcásticamente respondió:
– Toda tu sangre, tus lágrimas, y tu vida.
– Jesús dijo: ¡HECHO!
Y así fue como pagó el precio.»

= Justo será añadir en agradecida respuesta unos versos de Miguel de Unamuno de su gran poema «El Cristo de Velázquez», confesión amorosa ante la figura crucificada tan llena de dolor y de misterio.

Con tu visión de amor a cuyo atisbo
nada se escapa, envuelves al pecado,
y al perdonar al hombre de su culpa
no te perdonas a Ti mismo, el único
hijo de Hombre de pecado libre,
mas el único Tú que lo comprende.
Y así tomaste sobre Ti el pecado,
del bien y el mal la triste ciencia amarga,
la que te hace ser Dios siendo al par hombre,
pues te has hecho pecado por nosotros,
y el cielo pueblas de almas que le arrancas
al mundo, de energías al ladrón.
(III, 3)

* Imagen: Rostro de Cristo, K Argüello.

La verdad de Cristo / el amor

«LA VERDAD LOS HARÁ LIBRES»

– La verdad en la Biblia se refiere a Dios, a sus planes y su voluntad.
– Más que una teoría o unas creencias, será guía para no perdernos en el camino de la vida.
– Conocer la Verdad con mayúscula, será encontrar a Jesús de Nazaret y acoger su mensaje.

«Custodiar la verdad no significa defender ideas, guardianes de un sistema de doctrinas y de dogmas, sino permanecer unidos a Cristo, consagrados a su Evangelio.» (Papa Francisco)

El cuarto Evangelio, atribuido al discípulo amado, dio relevancia al tema de la verdad que es Cristo, “Lleno de gracia y de verdad”.

 . . A los fariseos que decían creer en él: «Si fueran fieles a mi palabra, serán mis discípulos, entenderán la verdad, y la verdad los hará libres».
. . A la mujer samaritana, dónde adorar a Dios, Jesús le dirá junto al pozo: «El Padre quiere que le demos culto en espíritu y en verdad».
. . En la cena de despedida, Jesús de Nazaret aseguró a sus más allegados: «Confíen en Dios y también en mí. Yo soy el camino, la verdad y la vida».
. .  A Pilato que lo interroga, Jesús dijo: «Yo doy testimonio de la verdad, si buscan la verdad, me escucharán». ¿Qué es la verdad?, replicó el romano.

Otros textos hablarán del buen discípulo, que «Hace la verdad», que «Camina en la verdad». La verdad evangélica acaba en amor y servicio a los hermanos. El amor de misericordia resumirá la verdad de todo, será la verdadera libertad:

– No anden agobiados buscando qué comer o vestir. Busquen que Dios reine.
– Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor.
– Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros, como yo los amé.

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-En la imagen, ‘La cena de Emaús’, Diego Velázquez. Cristo maestro atento a los discípulos que conversan y discuten desorientados (s Lucas c.24) El Rostro de Cristo, todavía oscurecido por su falta de fe, lo reconocerán más tarde al partir el pan.

-Podrán leer otros temas de Evangelio en «El Rostro de Cristo», pdf.

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La cruz de Cristo

:: La fiesta de la Santa Cruz de septiembre tuvo un origen histórico: conmemorar el día en que la reliquia de la cruz de Cristo fue recuperada y devuelta a Jerusalén.

En el año 614 Copsroes II rey de los persas conquistó Damasco y Jerusalén, causó graves daños a la Iglesia del Santo Sepulcro, se apoderó de la ‘Vera Cruz’ y de otras reliquias que fueron llevadas a Ctesifonte.

El emperador Heraclio desplegó una campaña contra los persas derrotándolos y recuperando la reliquia. Años después Heraclio marchó triunfalmente hasta Jerusalén donde repuso la ‘Vera Cruz’ en la Iglesia del Santo Sepulcro.

Para evitar nuevos robos, la Santa cruz fue repartida: una parte se llevó a Roma, otra a Constantinopla, una tercera se guardó en Jerusalén, y otra en pequeñas astillas por diversas iglesias del mundo entero.

¿Quién encontró la verdadera cruz de Cristo? La fiesta de la Cruz en mayo hará referencia al hallazgo de la cruz en Jerusalén en el siglo 4°. Verán detalles del tema abajo en Comentario.

:: Se cuenta que cuando llegó la Santa Cruz a Jerusalén, el emperador dispuso acompañarla en solemne procesión vestido con los más lujosos ornamentos reales, mas de pronto notó que no era capaz de avanzar. El Arzobispo de Jerusalén, Zacarías, le dijo:

– Todo ese lujo de vestidos que llevas, está en desacuerdo con el aspecto humilde y doloroso de Cristo, cuando iba cargando la cruz por estas calles.

Entonces el emperador se despojó de su manto de lujo y su corona de oro, y descalzo pudo recorrer las calles en la piadosa procesión.

:: La fiesta de la Cruz recordará desde tiempo muy antiguo la importancia de la muerte en cruz de Jesús de Nazaret para la fe de los cristianos. Jesús le dijo a Nicodemo:

«Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo único, para que los que creen en él tengan vida eterna»
«Moisés levantó la serpiente en el desierto y todos fueron curados, así mismo tiene que ser levantado en alto el Hijo del hombre»
(cf. s Juan c.3)

Las razones que crucificaron a Jesús, el afán de poder, las envidias y violencia, los rencores y avaricias, causarán todavía la muerte injusta de muchos inocentes a lo largo de los siglos.
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* Imagen: Cristo Crucificado, 1632, detalle, Diego Velázquez.

Poema del libro de Miguel de Unamuno «El Cristo de Velázquez», III, 17, 1920:

«Con esos brazos a la cruz clavados
has hecho, Maestro carpintero, casa
de Dios a nuestra pobre tierra, dándole
morada en nuestro suelo. Cuatro clavos,
hijos del arte humano, te enclavijan
al árbol de la muerte y vida nuestra,
formándole a tu Padre en nuestro suelo
solar de amor. Y aquí sueña y descansa
su celeste cabeza, en la que el Verbo
mora increado, como en almohada
recostando en tu pecho, y a tu toque
siéntese hombre, que es del todo el fin.»

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-Pueden ver también el post, «La crucifixión de Cristo».

-Vean aquí este pequeño comentario sobre las Siete Palabras de Cristo desde la Cruz: «Las 7 palabras».