«En las aldeas o pueblos donde Jesús llegaba, colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar al menos la orla de su manto; y los que lo tocaban se curaban» (s Marcos c.6).
# Jesús de Nazaret encontró mucha gente enferma y desanimada. Los milagros alientan la Esperanza, fueron señales de un cambio. La presencia y gestos de Jesús cambiaron la historia de mucha gente.
«Estas son las señales: los ciegos ven, los cojos andan y los leprosos quedan limpios, los muertos resucitan y los pobres son evangelizados» (s Lucas c.7).
# Las atenciones de Jesús con un paralítico en Jerusalén cambiaron la vida de ese hombre. No sabía para qué seguir viviendo, hasta que alguien se interesó.
– ¿Quieres curarte? No tengo a nadie, señor.
– Toma tu camilla y regresa a tu casa.
# Como lo ocurrido con aquella mujer, la hemorroísa, se acercó a Jesús y tocó el borde de su capa. Cuenta Nicodemo en su evangelio (apócrifo) que ella limpiará en la Vía Dolorosa el rostro ensangrentado del Maestro.
– Pensó, si tan sólo llegare a tocar su manto.
– Al instante sintió que ya estaba curada.
– Vete en paz, tu fe te ha salvado, estás curada.
# El milagro sucederá en un encuentro, por una necesidad, un diálogo entre Jesús y la persona. La súplica, la fe de la gente, la palabra y el gesto de Jesús lo hicieron posible.
– A la niña que pensaban muerta ¡Muchacha, levántate!
– Al paralítico recostado ¡Toma tu camilla y anda!
– Al ciego del camino ¡Recobra la vista, tu fe te ha curado!
– A Lázaro en el sepulcro ¡Sal de ahí!
# La Compasión será un amor que comparte el sufrimiento y no pasa de largo, acude, acaricia, sana. Rebrota la vida, asoma la alegría. ¿Cuál será la condición para que todo eso suceda?
Para algunos se les preguntará si tienen fe. Para otras personas el dolor bastará, Jesús toma la iniciativa, puro regalo y gracia de Dios. Yo rezaré: ‘Déjame tocar, Señor, tan solo el borde de tu manto y quedaré sano’.
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* Imagen: «Cristo y la mujer adúltera», fragmento, Lucas Cranach. El Rostro de Cristo explica con satisfacción la buena noticia: la mujer pecadora ha sido salvada de la muerte, cf. san Juan c.8.
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