«Nadie vio jamás a Dios,
pero el Hijo que es Dios,
nos lo dio a conocer»
san Juan c.1
+ La pregunta sobre Dios continúa abierta, para unos sobre su existencia, si es o no es, para otros sobre su identidad, ¿Quién es? ¿Cómo es?
Cuestionando así la vieja sentencia de Nietzsche: ‘Dios ha muerto’, un diagnóstico erróneo, tal vez apresurado o mal interpretado.
El pensar humano en cada tiempo resucitará a Dios haciéndose preguntas. No darán respuestas contundentes ni los esfuerzos científicos por negarlo ni los filosóficos por demostrarlo. El saber de lo religioso es de otro tipo.
Habrá artistas teólogos y científicos sin dios, como los hay convencidos creyentes, seguros de la presencia de lo divino, amantes del Creador, no ausente sino atento a nuestro vivir.
+ Me interesó este testimonio, invitación para nuestro pensar:
– El noventa y cinco por ciento del universo será materia oscura que la física desconoce. Stephen Hawking tendrá razón: en el otro cinco por ciento no encontró a Dios. Al modo de Galileo podrá decirse sin embargo que Dios seguirá moviéndose en el sentir de muchos. La ciencia no necesita a Dios para su trabajo, lo mismo que al hombre no le basta la ciencia para su felicidad, y seguirá sintiendo bajo un cielo estrellado el peso de su finitud.
Cf. ¿Dios? E pur si muove, Andrés Trapiello.
+ Verán este poema oración, el sentir de una creyente buscando en todo la presencia:
«Quiero buscarte siempre, sin descanso,
desde que sale el sol por el oriente,
desde que mi alma vive sin remanso.
Hierve mi corazón como mi frente,
bulle mi ser entero, preguntando
algo que no se ve, pero se siente.
Paso mi vida toda deseando,
andando este camino lentamente,
sufriendo entre tinieblas, contemplando
un resquicio de luz que, humildemente,
se coloca a mis pies:
Eres Tú mismo,
que me guías con fuerza suavemente.
Ya no importa dolor, muerte ni abismo…
Y yo al fin, regresando hacia mi adentro,
te encuentro en lo más hondo de mí mismo.»
–Elvira Sánchez del Valle