¿Quién fue Nicodemo?

Nicodemo fue un personaje del 4º Evangelio. Los textos dirán que Nicodemo el fariseo pasó alguna noche en Jerusalén conversando con Jesús de Nazaret, con muchas preguntas que hacerle.

El encuentro será de noche por miedo a ser visto, pues el fariseo no quiso ser espiado ni interrumpido. Buscando la luz, se cuenta que pidió a María Magdalena que le presentara a Jesús.

Recordaré el texto del encuentro entre Nicodemo y Jesús, con la opinión inmejorable que el fariseo tuvo del maestro de Galilea:

– Entre los fariseos uno llamado Nicodemo fue una noche a ver a Jesús: Maestro, Dios te ha enviado para enseñarnos, nadie hará los milagros que tú haces si Dios no está con él. (s Juan c.3)

Y en el apócrifo ‘Evangelio de Nicodemo’, donde salió en defensa de Jesús:

– Nicodemo se acercó al gobernador: ¿Qué queja o agravio tienen contra este hombre? Déjenlo, no le causen mal alguno, no merece la muerte.

En la imagen verán la ‘Pietà del Duomo’ de Miguel Ángel Buonarroti. Nicodemo, un autorretrato del artista, llevando en brazos al Cristo muerto, el descendimiento de la cruz.

– Llegó Nicodemo con cien libras de mirra y de áloe. Se llevaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en lienzos con aromas, como acostumbran a sepultar.

Escritos con otro fin, unos versos de Miguel Ángel acompañarán aquí su escultura de la ‘Pietà’:

«Si en el rostro por los ojos el corazón se ve,
otro signo no habrá más evidente de mi fuego;
así es que baste ello, mi señor querido, para pedir merced;
así yo tenga, y no por mi mérito,
al deseado y dulce señor mío
siempre entre mis brazos, prontos e indignos»

Nicodemo formó parte del grupo de sacerdotes y fariseos dirigentes, aunque en desacuerdo con ellos, crítico con todo lo del Templo, inciensos y mercados. Solo Jesús lo convenció, su modo de hablar y de vivir.

Observando muchas personas hambrientas y enfermas, le hablaron de Jesús compasivo, que curaba y bendecía.

El Maestro comentó que para comprender deberá ‘Nacer de nuevo’, y Nicodemo dijo sí. Más tarde dará la cara, ayudó a bajar de la cruz y a sepultar el cadáver del Nazareno. Manifestó así ser su discípulo, quedará excluido del Templo.

Este fue el ‘Padre nuestro’ de Nicodemo:

. . PADRE NUESTRO, padre de todos, padre del cielo, tú quieres sólo nuestro bien; cúmplase tu voluntad, tus mejores deseos, tu reino; que todos te conozcan, te quieran y bendigan.
. . Que de la casa no me aleje ni me pierda; sálvame señor, no dejes que de tu bondad dude ni desconfíe, que no caiga en la red del tentador.
. . Da a todos cada día su alimento, que perdonemos siempre como tú nos perdonas; de la noche del mal líbranos y de la muerte en sombras, danos de tu vida cada día y de tu aliento. Amén.

* Imagen: ‘Cristo Todopoderoso’, A. Rublev, icono ruso, s. xv.

__

-En un Comentario verán el poema del cubano Cintio Vitier, «Palabras de Nicodemo».

-Aquí la entrada con el diálogo entre Nicodemo y Jesús, «Conversaciones en el templo».

Podrán ver 7 oraciones de Nicodemo con Jesús resucitado, «Orar con Nicodemo», pdf.

__

Jesucristo, Palabra del Padre,
luz eterna de todo creyente:
ven y escucha la súplica ardiente,
ven, Señor, porque ya se hace tarde.

Cuando el mundo dormía en tinieblas,
en tu amor tú quisiste ayudarlo
y trajiste, viniendo a la tierra,
esa vida que puede salvarlo.

Cuando vengas, Señor, en tu gloria,
que podamos salir a tu encuentro
y a tu lado vivamos por siempre,
dando gracias al Padre en el reino.

–Antonio Alcalde

2 pensamientos en “¿Quién fue Nicodemo?

  1. Pingback: Bautismo de espíritu, nacer de nuevo | n i c o d e m o

  2. Palabras de Nicodemo, de Cintio Vitier (+2009), La Habana.

    Él me dijo que era preciso
    renacer, y yo le dije: ¿cómo?
    ¿a mis años puede un hombre
    volver a entrar en el vientre de su madre?
    Yo sentía mi rostro como una página escrita
    en el viento y en la sombra
    que hacían temblar nuestros cabellos
    y nuestras simples vestiduras.
    Las hojas también temblaban levemente,
    con un sonido áspero y dulce, acariciando
    los mediodías en el patio de la infancia.
    Y él me dijo, y sus palabras
    no parecían estar saliendo de sus labios
    -¿tal vez porque la sombra los cubría, o porque era
    tan ardiente su mirada?-: Oye,
    tienes que renacer en el agua y el espíritu,
    y hacerte del espíritu, si quieres
    entrar en el Reino… Todo era
    como un encuentro casual y lejanísimo
    de dos amigos, y él estuvo hablando
    todavía un rato, y yo sentí de pronto
    que me hablaba con cierta dureza,
    como reprendiéndome, y después
    nos separamos silenciosamente.
    Pero ahora estoy oyendo sus palabras de otro modo,
    como si hubieran pasado por el agua de mi sueño
    y gotearan en la luz de la mañana,
    en la blanca bocanada de la luz, en las mañanas de mi infancia,
    repitiéndome: si crees en mí,
    si vuelves a nacer en el agua y el espíritu,
    si te haces del espíritu…
    Los niños pasan gritando por la ciudad vacía.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.