Quise traer al blog unos versos al claro de luna caribeño, desde el patio de azules en piedra donde saciaba mi sed de luz y de vida, y al lucero de la noche inseparable compañero.
En cada línea notarán todo el cariño y la mejor suerte para aquellas gentes que siempre miran al mar.
Hay un lugar
donde he de vivir la vida y navegar
al viento mi barca y al mar,
donde el sol alumbra
limpio cielo nube de luz
espejo de plata en el mar.
Al alba la luna
la noche el lucero
vivirás de nuevo seducido por ese lugar,
gentes que miran al mar
amado amaneces amante
tu barca amarrada en este lugar.
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* Imagen: Al Amanecer, Yoshiro Tachibana (+2016).
Podrán ver asimismo esta colección de impresiones de un viajero «Desde Cuba al atardecer», eBook, pdf.
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L. van Beethoven, Sonata n.14 ‘Al claro de luna’. Nostalgia, melancolía.
Me recuerda parecido lo que el gran fotógrafo chileno Sergio Larraín, ahora fallecido, confesó a su sobrino Sebastián Donoso: «El juego es partir a la aventura, como un velero, soltar velas».