Sintiendo curiosidad desde siempre por la personalidad de Cristo, busqué tiempo atrás en Papini su modo ‘heterodoxo’, otro modo de presentarlo tan sin misterio.
Algunos sentirán un desamparo y soledad, como vivir a la intemperie. Giovanni Papini (1881-1956) confesará su derrota e infortunio, sin ningún refugio de certeza, sin hogar interior donde descansar y vivir.
El autor, filósofo y literato, no pudo por más tiempo arrastrar su existencia desvanecido en la duda universal. Su hambre de Dios se hizo cada día más acuciante. Mas el camino de la búsqueda de la verdad debía ser aún largo y espinoso.
Es como el grito de auxilio de un buscador, dirigido a los que saben y creen.
«Yo no pido pan ni gloria. No pido caricias femeninas ni liras a los banqueros, ni elogios a los hombres geniales. Yo quiero y pido con humildad, de rodillas, con toda la fuerza y angustia de mi alma, un poco de certeza salvadora, una pequeña fe segura, un átomo de verdad siquiera. Si hay alguna cosa cierta, si alguno sabe y conoce, si vive y muere en la verdad. Tengo hambre de un poco de certeza, de un poco de verdad».
__
- Cf. G. Papini, Historia de Cristo (1921), México, 2008.
- Imagen: ‘Ahora que queda tan lejos’, Nicoletta Tomas.
( Vean también nuestro post «Misterio de Dios» )
Salud. Del post ‘La fe y la razón’, pongo aquí esta súplica de San Anselmo de Canterbury:
“Nunca jamás te vi, Señor, Dios mío;
no conozco tu rostro.
Enséñame a buscarte
y muéstrate a quien te busca,
porque no puedo ir en tu busca,
a menos que Tú me enseñes,
y no puedo encontrarte
si Tú no te manifiestas.
Deseando te buscaré,
te desearé buscando,
amando te hallaré,
y encontrándote te amaré.”