Por este día conocido como ‘Día de las Ánimas’, y por el problema de los migrantes, me pasaron esta oración. Ayudará a entender la precariedad de nuestra vida y la injusticia de situaciones, también la esperada cercanía del Dios padre a nuestros problemas. Mientras tanto quedará el mutuo compromiso de hospitalidad. Pronto o tarde todos seremos emigrantes, nuestro último viaje.
VIAJAR ES VIVIR, PARTIR ES MORIR
Viajar hacia Ti, eso es vivir;
partir es un poco morir;
llegar nunca es llegar definitivo hasta descansar en Ti.
Tú, Señor, conociste la migración,
y la hiciste presente a todo hombre que comprende qué es vivir
y quiere llegar seguro al puerto de la vida.
Tú sacaste de su tierra a Abraham, padre de todos los creyentes.
Tú recordaste cuáles eran los caminos para llegar a Ti,
por los profetas y los apóstoles.
Tú mismo te hiciste migrante del cielo a la tierra en el seno de tu Madre,
apenas concebido, en tu precipitada fuga a Egipto,
por los caminos sembrando el Evangelio,
multiplicando el pan, sanando a los enfermos
y regresando al Padre en tu ascensión.
Concédenos fe inconmovible, esperanza confiada y alegre,
caridad ardiente y generosa, para emigrar con paz en el alma
y llegar hasta Ti cada día, y el último día. Amén
( D. Francisco Valdés, Obispo de Osorno, Chile )
Les recordaré esta explicación de san Pablo:
«Sabrán que, si esta tienda de campaña, nuestra morada terrestre, se desmorona, tenemos un edificio que es de Dios: una morada para siempre, no hecha por mano humana, que está en los cielos.» (2 Corintios, 5)
* Imagen: Palmira | Siria