– El 6 de agosto de 1945 un avión estadounidense se acercó a la ciudad japonesa de Hiroshima. 75 años después del bombardeo, prosigue el temor por las armas nucleares. En el recuerdo la gran destrucción y las víctimas.
La violencia se oculta en el interior de uno mismo, siempre encuentra razones. No será fácil ser pacífico ni ser pacifista, deberás vigilar.
– Al terminar el día limpiarás restos de agresividad en los rincones del alma.
– Al despertar apostarás por medios no violentos, en palabras y hechos, curando heridas.
– Dichosos los pacíficos, si trabajan por la paz, heredarán la tierra.
– No hay misericordia sin justicia, la máxima injusticia será la guerra.
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Inspirados en la obra de Daniel Berrigan, estos reclamos a modo de decálogo. Este religioso estadounidense, en tiempo de guerras crueles e inútiles, fue valiente apóstol de la no violencia activa: hacer algo, no quedar de brazos cruzados.
1. Acude a JESÚS cuando todo falle, cuando todo lo demás tenga éxito.
2. No tengas miedo de tener MIEDO ni te horrorices de estar horrorizado.
3. Mantén tu ALMA para ti, una posesión que merece la pena pagar.
4. ¿Nada que puedas HACER? Sí podrás hacer algo, de buen corazón.
5. NO VAYAS con alguien que espera de ti que seas interesante todo el rato.
6. Casi nadie va a QUERERTE, si no te quieres a ti mismo.
7. SANAR fue especialidad de Jesús: ¡Toma tu camilla y echa a andar!
8. Mira la PELÍCULA sin auriculares. Verás sin entender lo que ocurre.
9. A veces tu único MATERIAL para escribir será tu propia sangre.
10. Comienza con lo imposible, sigue hacia lo improbable. Hay SALIDA.
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Vean aquí la súplica del Maestro Gandhi, pacífico y pacificador, voz silenciada, voz que prosigue en tantas y tantos que luchan con las armas de la palabra, del silencio y con su propia vida.
-Señor ayúdame a decir la VERDAD delante de losfuertes, a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles.
-Si me das fortuna, no me quites la razón. Si me das éxito, no me quites HUMILDAD. Si me das humildad, no me quites dignidad.
-Ayúdame siempre a ver el otro lado de la moneda. No INCULPAR de traición a los demás por no pensar igual que yo.
-Enséñame a QUERER a la gente como a mí mismo, y a no juzgarme como a los demás.
-Enséñame que PERDONAR es lo más grande del fuerte, y que la venganza es la señal más primitiva del débil.
-Si yo faltare a la gente, dame valor para disculparme. Y si la gente faltara conmigo, dame valor para perdonar.
-Señor, si yo me olvido de ti, NO TE OLVIDES NUNCA DE MÍ.
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