– Señor de la noche, quédate que oscurece;
y no pases de largo, señor de mi noche.
– Seré tu descanso, estaré a tu lado;
y tomaré tu mano, no temas, si anochece.
+ La noche del mundo y las personas, una oportunidad para la luz y la espera. No fue fácil orar en la noche, buscar en la oscuridad. La noche sin embargo será tiempo de encuentro e intimidad, tiempo del paso de Dios, ‘tiempo de salvación’.
De noche el caos informe se iluminó y todo fue orden y belleza.
De noche contaba Abraham nubes de estrellas fue la promesa.
De noche por tres veces oyó Samuel la voz de Dios que lo llamaba.
De noche vieron los pastores a su mesías en el establo.
De noche buscó Nicodemo la luz y hasta nacer de nuevo.
De noche oró Cristo tres veces que pase este cáliz.
De noche Pedro negó a su maestro no lo conozco.
De noche esperó Magdalena junto al sepulcro.
De noche iremos con lámparas a su encuentro, de noche.
+ San Juan de la Cruz escribió ‘La noche oscura del alma’ en la penumbra de su celda: «Canciones del alma que se goza de haber llegado al alto estado de la perfección que es la unión con Dios por el camino de la negación espiritual».
Enamorado y encarcelado, el místico canta su búsqueda del amado en tan extrañas circunstancias, en oscuridad y soledad extrema.
En una noche oscura
con ansias en amores inflamada,
¡oh, dichosa ventura!,
salí sin ser notada
estando ya mi casa sosegada.
El alma, solo movida por la pasión de amor, despojada de toda certeza y propia luz, adivina confiada la cercana presencia del amado.
En la noche dichosa,
en secreto, que nadie me veía
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.
Aquesta me guiaba
más cierto que la luz de mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.
Una potente y misteriosa luz interior le hace gozar libre y segura, amando y siendo amada, sin más deseo que vivir así iluminada, en perfecta comunión ‘amado con amada’.
¡Oh, noche que guiaste!
¡Oh, noche amable más que la alborada!
¡Oh, noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!
(Verán más en «LLama de amor, San Juan de la Cruz»)