Cierto, la amistad comenzó bien, pero no siempre terminará así de bien. Tiene su proceso y su crisis, como todo ser vivo que nace, madura y muere. Entre medio algún impasse que duele e impacienta, con signos de muerte que no fue posible predecir del todo.
Habrá que esperar, siempre esperar. Hoy fiesta de los santos Inocentes.
Así ocurrió entre Paul Verlaine y su amigo Arthur Rimbaud, con triste final. En el poema que verán Verlaine expresó bien su desconcierto, también lo saludable de la lluvia que como lágrimas limpia la pena y canta en la espera.
Llora en mi corazón
Como llueve sobre la ciudad;
¿Qué es esta languidez
Que penetra mi corazón?
¡El suave sonido de la lluvia
En el suelo y en los tejados!
Para un corazón que se aburre…
¡El canto de la lluvia!
Llora sin motivos
Sobre este corazón que se enferma.
¡Qué! ¿No hay traición?
Este es un duelo sin razones.
¡Es la peor de las tristezas
Ignorar por qué,
Sin amor y sin odio,
Mi corazón tiene tanta pena!
(Texto francés en Comentario)
* Paul Verlaine pasó 555 días en prisión por disparar a Arthur Rimbaud, que sobrevivió con heridas leves y no denunció a su agresor. La condena pareció ligada a su homosexualidad y a su papel en la Comuna de París.
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Por actualizar sentimientos, traeré de otro lugar en el blog esta confesión de fe y amistad, en los días finales del año. Amor y temores juntos.
NADA MÁS
Te adoro y te amo, mi señor,
íntima presencia, abrazo infinito
y mi todo, nada más.
Estar contigo, amigo del alma,
recostado en tu regazo,
señor y dios mío, mi único amor.
Decir mi sentir, llorar contigo
amor, soledad y pena,
tú me quedas, nada más.
Vivir para ti esperando tu venir
y al caer de la tarde descansar,
amor de mi vida, solo en ti, nada más.
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L. van Beethoven, Sonata n.14 «Al claro de luna». Se adivina un aire cierto de pesar y de pérdida, de entrañable melancolía.
Il pleut doucement sur la ville
(Arthur Rimbaud)
Il pleure dans mon cœur
Comme il pleut sur la ville,
Quelle est cette langueur
Qui pénètre mon cœur?
O bruit doux de la pluie
Par terre et sur les toits!
Pour un cœur qui s’ennuie,
O le chant de la pluie!
Il pleure sans raison
Dans ce cœur qui s’écœure.
Quoi! nulle trahison?
Ce deuil est sans raison.
C’est bien la pire peine
De ne savoir pourquoi,
Sans amour et sans haine,
Mon cœur a tant de peine!
* De «Romances sans paroles», 1874.