Siempre habrá un primer encuentro, una primera vez: ¿Qué le diré? ¿Gustará que hablemos? Ocurrió en el 4° evangelio, el del discípulo amado. Jesús de Nazaret notó que unos jóvenes quisieran hablarle:
. . Jesús rompió el silencio: ¿Qué buscan?
. . Maestro, ¿Dónde vives?
. . Él respondió: Vengan conmigo y lo verán.
La cuestión nos interpeló a todos nosotros: ¿Qué buscamos en verdad cada uno? ¿Qué busco en mi vida, en mis relaciones o actividad?
– Tal vez la vida como un supermercado, para llenar su existencia. O bien escapar de la soledad, los conflictos o el miedo.
– Que me dejen en paz y olvidar, no preocuparse por nada. O bien ocupados en lo diario, las pequeñas cosas, mis seres queridos.
Algunos dirán que la gente de hoy se olvidó de Dios, que ya no lo buscan ni necesitan. Mas no fue fácil borrar de su corazón la ‘nostalgia de lo divino’.
-
Como busca la cierva
corrientes de agua,
así mi alma te busca
a ti, Dios mío;
tiene sed de Dios,
del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver
el rostro de Dios?
(Salmo 41)
. . ¿Quién soy yo? ¿Un ser surgido por azar? ¿Arrojado a la vida para desaparecer en la nada?
. . Buscaré a Dios, con todas mis fuerzas. Dios no se esconderá de quien lo busca con sinceridad. Está en el interior, ‘Si buscan, encontrarán; si llaman, se les abrirá’.
Vean esta oración de san Anselmo (+1109):
«Nunca te vi, Dios mío, no conozco tu rostro. Enséñame a buscarte y muéstrate a quien te busca. / No puedo ir en tu busca a menos que tú me enseñes, y no te encontraré si tú no te manifiestas. / Deseando te buscaré, te desearé buscando, amando te hallaré, encontrándote te amaré».
(En comentario letra del canto poema ‘En todo contemplarte’)
___
Asimismo este testimonio de Antonio Machado, Soledades (1907)
-
«Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que una fontana fluía
dentro de mi corazón.
Dí: ¿por qué acequia escondida,
agua, vienes hasta mí,
manantial de nueva vida
en donde nunca bebí?
Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que una colmena tenía
dentro de mi corazón;
y las doradas abejas
iban fabricando en él,
con las amarguras viejas,
blanca cera y dulce miel.
Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que un ardiente sol lucía
dentro de mi corazón.
Era ardiente porque daba
calores de rojo hogar,
y era sol porque alumbraba
y porque hacía llorar.
Anoche cuando dormía
soñé ¡bendita ilusión!
que era Dios lo que tenía
dentro de mi corazón.»
__

EN TODO
«En todo contemplarte
porque en todo alientas
interior y última energía
donde todo consiste,
en todo descubrirte
perforando la cáscara
bella o destrozada
de todo lo que vive,
en todo anunciarte
próximo e inédito
venturoso futuro
surgiendo del abismo,
en todo sufrirte
solidario en las pérdidas
que amputan a toda criatura
horadando tu costado,
en todo amarte
Dios íntimo y universal
en el abrazo que enternece
y en la comunión cósmica,
en todo servirte laborando
la convergencia en ti,
cierta e imposible,
de todo lo que existe.»
–Benjamín González Buelta, Santo Domingo, R. Dominicana.