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– Tengan puesta la ropa de trabajo y sus lámparas encendidas, esperando que su patrón regrese para abrirle apenas llegue y llame. Felices los sirvientes a los que el patrón encuentre velando. Él mismo los hará sentar a la mesa y se pondrá a servirlos. (san Lucas c.12)
Esta vez en el blog la oración que el religioso y científico francés Pierre Teilhard de Chardin (+1955) escribió en su madurez.
Texto realista y lleno de confianza, la apuesta del creyente que pondrá en manos de Dios la vida toda y su después, con sus fragilidades e incertidumbres:
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«Cuando los signos de la edad marquen mi cuerpo o afecten a mi mente, y la enfermedad que me disminuya golpee en mi interior;
. . cuando tome conciencia de mi enfermedad y pierda el control de mí mismo, inerte en manos de las fuerzas desconocidas que me formaron;
. . en esos momentos oh Dios, que mi fe sea fuerte, que yo comprenda que eres tú quien está en cada fibra de mi ser, entrando hasta la médula de mi esencia para llevarme contigo».
(Texto francés completo en comentario)
– Quien pone todo en las manos de Dios, verá la mano de Dios en todo.
Imagen: Albrecht Dürer, Study of an Apostle’s Hands, Praying Hands, h.1508
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# Fue parecido el sentir del padre Pedro Arrupe, ya muy enfermo, al despedirse de sus compañeros jesuitas:
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«Me siento hoy más que nunca en las manos del Señor. Toda mi vida, desde mi juventud, he deseado estar en las manos del Señor. Y todavía hoy es lo único que deseo. Hoy es el Señor mismo el que tiene toda la iniciativa. Os aseguro que saberme y sentirme totalmente en sus manos es una profunda experiencia»
-Oración de ofrenda total de Ignacio de Loyola en su libro ‘Ejercicios espirituales’, deseando corresponder a tanto bien recibido:
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-En comentario una oración de juventud de Arrupe, oración íntima y afectuosa con su amigo Jesucristo.
(Pedro Arrupe falleció en Roma en 1991. Misionero en Japón, testigo de la bomba atómica en Hiroshima)
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# Les recordaré también estas palabras del Cardenal Carlo Martini (+2012), al ver cercano su final:
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«La edad y la enfermedad me envían una señal: es hora de apartarse de las cosas de la Tierra para prepararme a la próxima llegada del Reino. El mismo Jesús dará respuesta a nuestros interrogantes personales»
# En comentario una poesía oración de confianza del Grupo de Oración Santo Cura de Ars.
# La psicóloga María Márquez opina en comentario sobre la diversidad de procesos en las personas mayores y su envejecimiento.
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Solo en Dios – Ain Karem
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También el creyente sentirá dudas y temores en la vida y ante la muerte. Así se percibe en este ‘Padre nuestro’ que releo en el post “La oración de Cristo”.
Padre nuestro, padre de todos, padre del cielo,
tú quieres sólo nuestro bien,
cúmplase tu voluntad, tus mejores deseos, tu reino,
que todos te conozcan, te quieran y bendigan.
Que de la casa no me aleje ni me pierda, sálvame señor,
no dejes que de tu bondad dude ni desconfíe,
que no caiga en la red del tentador.
Da a todos cada día su alimento,
que perdonemos siempre como tú nos perdonas,
de la noche del mal líbranos y de la muerte en sombras,
danos de tu vida cada día y de tu aliento.
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«En tus manos encomiendo mi vida. Aquí estoy, Señor». Poesía oración de confianza del Grupo de Oración Santo Cura de Ars.
Aquí estoy, Señor,
en tu presencia.
Vengo a poner mi vida
entre tus manos,
a entregar mi alegría,
mi dolor, mi anhelo.
Hoy te entrego todo mi ser,
mi vida toda, hasta el final,
con sus momentos dulces
y sus horas amargas.
Contigo y para siempre
quiero repetir la palabra
que tú dijiste al Padre:
en tus manos encomiendo mi vida
para que se cumpla en mí
tu santa voluntad.
ENVEJECER BIEN – TEILHARD DE CH –
texto completo original francés
«Lorsque sur mon corps – et bien plus sur mon esprit – commencera à marquer l’usure de l’âge, quand fondra sur moi, du dehors, ou naîtra en moi du dedans, le mal qui amoindrit ou emporte, à la minute douloureuse où je prendrai conscience que je suis malade ou que je deviens vieux, à ce moment dernier, surtout, où je sentirai que je m’échappe à moi-même, absolument passif aux mains des grandes forces inconnues qui m’ont formé, à toutes ces heures sombres, donnez-moi, mon Dieu, de comprendre que c’est Vous – pourvu que ma foi soit assez grande – qui écartez douloureusement les fibres de mon être, pour pénétrer jusqu’aux moelles de ma substance, pour m’emporter en Vous, ô Énergie de mon Seigneur, Force irrésistible et vivante. Amen.»
(Source : PIERRE TEILHARD DE CHARDIN, Être plus, extrait.
http://site-catholique.fr/index.php?post/Priere-du-R-P-Pierre-Teilhard-de-Chardin-a-DIEU)
«En la vejez la heterogeneidad y las diferencias entre las personas son aún mayores que en otras etapas vitales porque cada uno ha escrito su vida en trayectorias completamente distintas. Y ahí está la clave, en cómo determinadas características, determinadas actitudes o variables, pueden facilitar una buena vida a medida que se envejece y otras, todo lo contrario, pueden obstaculizar y llevar a la persona a una espiral de depresión, de dependencia, fragilidad y facilitar la mortalidad…
La flexibilidad psicológica es un aspecto clave. A lo largo del ciclo vital hay un montón de cambios, de transiciones, de pérdidas… Y tener conciencia sobre sus emociones, sus valores, qué es lo que le puede hacer vibrar facilita mucho, porque en la vejez también se pueden tener pasiones y descubrir cosas. No agarrarnos de forma rígida a un solo rol y tener una identidad diversa, versátil, que aporte diferentes vías de acción, no solamente una o dos. Eso sería, para mí, un seguro para tener mayor bienestar.»
— María Márquez, La Vanguardia 21/07/24
Ofrecimiento total, de corazón a corazón
«Sólo tú, Jesús, mi Dios, mi redentor, mi íntimo amigo, mi corazón, mi cariño: Aquí vengo, para decirte desde lo más profundo de mi corazón y con la mayor sinceridad y afecto de que soy capaz, que no hay nada en el mundo que me atraiga, sino tú sólo, Jesús mío. No quiero las cosas del mundo. No quiero consolarme con las criaturas. Sólo quiero vaciarme de todo y de mí mismo, para amarte sólo a ti. Para ti, Señor, todo mi corazón, todos sus afectos, todos sus cariños, todas sus delicadezas»
Pedro Arrupe SJ.