De nuevo pensando sobre la confianza. No bastará CREER, necesitaremos también CONFIAR, siempre pero mucho más en momentos difíciles. Si uno recibe malos tratos de la vida o se oscurece la fe, pedirá por favor que no se agote nunca el amor ni se pierda la paz.
Confiar en uno mismo y en los demás, confiar en Dios. Será el sentir recíproco del creyente: yo sé que mi Señor confía en mí porque me ama, yo puedo confiar en él porque soy suyo y no me dejará de su mano.
Oraciones de todos los tiempos, como los Salmos de la Biblia, son frecuentes en ruegos de ayuda y expresiones de confianza:
– Nada temo porque tú vas conmigo.
– Protégeme, Dios mío, yo me refugio en ti.
– Mi suerte está en tu mano.
– Como un niño en brazos de su madre.
De todo esto me hizo caer en la cuenta la lectura del SALMO 121 presentado como canto de peregrinación. JESÚS de Nazaret debió rezar este salmo en el peligro y la tentación, o al verse incomprendido y acosado por sus enemigos.
Es un canto al centinela divino, que vigila sin cesar por sus criaturas. Bien pudiera ser la súplica confiada del hijo pródigo o de la oveja perdida…
Levanto mis ojos a los montes
¿de dónde me vendrá la ayuda?
La ayuda me viene del Señor
que hizo el cielo y la tierra.
– Él no dejará que resbale tu pie
¡tu guardián no duerme!
No duerme ni dormita
el guardián de Israel.
El Señor es tu guardián
la sombra protectora a tu derecha,
de día no te dañará el sol
ni la luna de noche.
– El Señor te protegerá de todo mal
y cuidará tu vida,
Él te protegerá en la partida y el regreso,
ahora y por siempre.
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* Imagen: Tobías y el Ángel, Eduardo Rosales, 1860, Museo del Prado (Madrid).
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Cerca de Ti, Señor,
Yo quiero estar.
Tu grande y tierno amor
Quiero gozar.
Llena mi pobre ser.
Limpia mi corazón.
Hazme tu rostro ver
En la aflicción.
Mi pobre corazón
Inquieto está.
Por esta vida voy
Buscando paz.
Pasos inciertos doy.
El sol se va,
Mas, si contigo estoy,
No temo ya.
Día feliz veré
Creyendo en Ti,
En que yo habitaré
Cerca de Ti.
De acuerdo. El tema es bonito, vivir una fe menos fría y más cariñosa, lo necesitamos en momentos de oscuridad. A mí personalmente me gustaron estos versos del salmo 26, me dieron mucha paz y seguridad: «Él me protegerá en su tienda el día del peligro; me esconderá en lo escondido de su morada». Muchas gracias. Domi.