«El ayuno que a mí me agrada consiste en que rompas las cadenas de la injusticia y acabes con la tiranía; en que compartas tu pan con el hambriento y recibas en tu casa al pobre sin techo; en que vistas al que no tiene ropa y socorras a tus semejantes», Isaías c.58.
Recibí por la Cuaresma un escrito como del Papa Francisco, que algo reformado les pondré en el blog. Tal vez algunos ya lo conozcan. Es exigente y concreto. Restaurar grietas del alma y reparar las relaciones personales, atreverse con lo que pareció imposible. Siendo yo mejor haré más agradable mi medio ambiente. Será el ‘ayuno’ que Dios quiere.
«La Cuaresma y el ayuno para el Papa Francisco»
10 manifestaciones de amor:
1 . Saludar y dar las gracias siempre, con alegría.
2 . Recordar a los demás cuánto los amas.
3 . Detenerte para ayudar. Estar atento a quien te necesita.
4 . Levantar los ánimos a alguien.
5 . Celebrar las cualidades o éxitos de otro.
6 . Seleccionar lo que no usas y regalarlo a quien lo necesita.
7 . Ayudar cuando se necesite, para que otro descanse.
8 . Corregir con amor, no callar por miedo.
9 . Tener buenos detalles con los que están cerca de ti.
10. Ayudar a los demás a superar obstáculos.
El mejor ayuno:
·· Ayuna de palabras hirientes, y transmite palabras bondadosas.
·· Ayuna de descontentos, y llénate de gratitud.
·· Ayuna de enojos, y llénate de mansedumbre y de paciencia.
·· Ayuna de pesimismo, y llénate de esperanza y optimismo.
·· Ayuna de preocupaciones, y llénate de confianza en Dios.
·· Ayuna de quejarte, llénate de las cosas sencillas de la vida.
·· Ayuna de presiones, y llénate de oración.
·· Ayuna de tristezas y amargura, y llénate de alegría el corazón.
·· Ayuna de egoísmo, y llénate de compasión por los demás.
·· Ayuna de falta de perdón, y llénate de actitudes de reconciliación.
·· Ayuna de palabras, y llénate de silencio y de escuchar a los otros.
«No caigamos en la indiferencia que humilla, en la costumbre que anestesia. Abramos nuestros ojos para mirar bien las miserias del mundo, las heridas de tantos hermanos y hermanas privados de la dignidad, y escuchemos su grito de auxilio», Jubileo Misericordia n.15.