Compartiendo experiencias me pasaron este poema de José Luis Martín Descalzo para unir al texto de los peregrinos de Emaús. Dos discípulos perdidos y decepcionados que encontraron el buen camino escuchando y hospedando al Maestro resucitado, en san Lucas c.24.
– Confesaron al caminante su extrañeza y dolor por la muerte en cruz de Jesús de Nazaret. Un fracaso que pareció irreversible, y que será el paso a la nueva Vida que el Cristo resucitado irá comunicando.
Los versos de Martín Descalzo interpelaron nuestra fe, a veces puesta a prueba por la duda o el desengaño. La fe experiencia será madura, y no solo teoría, si permaneció abierta a lo nuevo, al cambio: ¡Es el Señor!
– ‘Cuando nos habló Jesús, sentimos arder nuestro corazón’... Fue su experiencia al gustar el consuelo y la paz obsequio del resucitado. ¡QUÉDATE, SEÑOR! fue su deseo de caminar siempre con la nueva luz, con las señales que Jesús dejó en el camino.
EL DIOS DE LA FE
En medio de la sombra y de la herida
me preguntan si creo en Ti. Y digo:
que tengo todo, cuando estoy contigo,
el sol, la luz, la paz, el bien, la vida.
Sin Ti, el sol es luz descolorida.
Sin Ti, la paz es un cruel castigo.
Sin Ti, no hay bien ni corazón amigo.
Sin Ti, la vida es muerte repetida.
Contigo el sol es luz enamorada
y contigo la paz es paz florida.
Contigo el bien es casa reposada
y contigo la vida es sangre ardida.
Pues si me faltas Tú, no tengo nada:
ni sol, ni luz, ni paz, ni bien, ni vida.
__
Imagen: Duccio di Buoninsegna, Camino a Emaús, fragmento, 1308. «Ellos le insistieron: Quédate con nosotros, está cayendo la tarde. En la mesa tomó el pan, lo partió y se lo dio. En ese momento se les abrieron los ojos».
– Parecidos deseos fueron escritos para la fiesta de la Ascensión, ante el temor a perder de vista al Señor Jesús, «Quédate, Señor».
____
Verán aquí si gustan esta conocida melodía litúrgica «Quédate Señor»: