Orar con Nicodemo -5 / El amor venció

Nicodemo explicó el secreto del gran amor de Jesús por todos: es el Padre Dios quien nos ama así con un amor eterno, desde siempre y para siempre, como de grande es el corazón del hijo Jesús. La preocupación del viejo discípulo será esta vez que no queden archivados el mensaje y la persona del Salvador. Recordará con emoción su primer encuentro con el Cristo ya resucitado, pero teme asimismo olvidar y perder ánimo.

A Nicodemo le preocupa proceder con sinceridad, ‘en espíritu y en verdad’, que su fe sea honda y personal. Recupera confianza cuando piensa en la promesa de Jesús a los discípulos: ‘El Padre y yo viviremos cada día con ustedes, hasta el final’. Serán impresiones de un discípulo en otro tiempo fariseo, ahora decidido por el nuevo camino.

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EL AMOR VENCIÓ AL ODIO

«Señor, gracias por tu repetida invitación a que tengamos paz, tu primer regalo tras la resurrección, la paz que tú nos das vale más que un tesoro. Cada día al levantarme, cuando amanece el Sol luminoso, te recuerdo. Temo olvidar tu aspecto y tus palabras cuando te dirigiste a mí viéndome triste por tu ausencia: ‘Nicodemo, anímate, la Paz contigo. No olvido tu presencia y ayuda junto a la cruz y en el sepulcro. No temas, amigo, la Vida ha superado a la Muerte, el Amor al Odio. Sé feliz, sé valiente, que mi amistad y mi Paz te acompañen siempre. Nicodemo, no me olvides, cuento contigo’. La Paz, el AMOR, la Esperanza, la Vida, cuatro fuertes columnas para reconstruir mi vida, la vida, y mantenerla firme. Al recordar tu rostro transfigurado, confieso que tú eres la fuente de toda consolación, tú curas mi pena y desespero junto a tu cruz, como en la cruz de cada día. Señor, yo creo en ti, quiero vivir de ti, vivir de tu vida. Pasaré de la muerte a la vida si amo de verdad, más con las obras que solo de palabra. ¿Amar? Amor es generosidad, paz, sacrificio, confianza, libertad, alegría y bondad.

Tus discípulos trabajaremos juntos día y noche en lo que tú quieres: un mundo recuperado, justo, pacífico y fraterno, sin odios ni violencia. La fuerza de tu Espíritu que nos prometiste, que sin cesar nos ofreces, vencerá en nosotros cualquier miedo y natural egoísmo, amansará el afán de poseer y de dominar que continúan tentadores y vivos también en tu comunidad. Según tu deseo y tu promesa, queremos vivir libres, unidos, el Espíritu, el Padre, contigo y nosotros, en una casa común, plural y universal, donde todos sin faltar ninguno tendremos un lugar, y el calor y alimento necesarios. La casa donde habitaremos Dios y nosotros es el mundo, este mundo, cada día más un cielo con tu ayuda, el Reino de Dios, el sueño del Creador por fin realizado, la nueva creación, la humanidad al fin restaurada. Contigo será posible, porque has vencido a la muerte, sin ti no podemos nada. No olvidaré que a tus discípulos llamaste, y ahora nos llamas, amigos. No nos dejes solos, estate siempre con nosotros, según tu promesa. Adiós, Señor, hasta otro día.»

Orar con Nicodemo -4 / Jesús ama siempre

Será tiempo de proseguir las reflexiones y súplicas de Nicodemo, rescatadas del olvido y puestas aquí en estilo apretado. Quiso agradecer a Jesús la capacidad nueva de amar que nota en los discípulos y en sí mismo, antes cobardes y retraídos, ahora valientes y decididos. Nacer de nuevo sí es posible, gracias a ese amor llegado de lo alto que ha rejuvenecido su corazón. Se adivina un modo nuevo de vivir. Todos querrán imitar literalmente la entrega en cruz del Maestro. Durante un buen número de años y en muchos lugares, muchos seguidores y seguidoras del Galileo serán perseguidos y amenazados de muerte, algunos cruelmente maltratados y sacrificados por causa de Jesús y del nuevo camino, y por denunciar la corrupción religiosa y política de su tiempo.

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JESÚS AMA SIEMPRE

«Los discípulos supieron pronto que los dirigentes habían acordado quitar de en medio a Jesús de Nazaret. Judas no fue sino excusa y trampa, pobre discípulo que fue sin duda el primer arrepentido y el primer redimido, en ese momento el último de todos y el más necesitado. Jesús bajó hasta los infiernos, según una antigua tradición, para rescatar a los hijos de Dios expectantes, perdidos, desesperados, entre tanta sombra de muerte. Allá Jesús besó a JUDAS, allá lo tomó de la mano y cargó sobre su espalda, llevándolo al reino de la luz y de la vida. No pudo ser de otro modo para los que conocieron bien al Maestro, como el mismo Judas. «Tan pronto como Judas salió, Jesús dijo: Ahora ha sido glorificado el hijo del hombre y Dios en él. Hijos míos, voy a estar ya muy poco tiempo con ustedes. Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros, así como yo los he amado». No resultará fácil en lo concreto AMAR a todos sin distinción ni discriminación, incluyendo a los que nos desprecian. Señor, el nivel de amor que tú nos dejaste es muy alto y exigente. Tú sabes cuánto nos costó perdonar a Judas. El joven discípulo Juan se resistió impaciente a perdonar. Solo pudo recuperar la paz cuando oyó en su interior tus mismas palabras: ¡Amen a todos, como yo los amé! Su deseo primero fue salir ya para abrazar a Judas. En verdad Judas solo encontró la paz junto a ti en el paraíso, gozoso y recuperado.
Conociéndote, ya nadie pudo dudar. Qué pensar y qué hacer de cuantos te despreciaron y maltrataron con tanta crueldad, y de aquellos que hacen ahora la vida imposible a muchos valientes seguidores y seguidoras tuyos. Esta será mi súplica: Jesús, dame a entender que tú me acoges, me amas y me perdonas, para que yo ame, acoja y perdone como tú. Juan el joven discípulo contó de tu modo de ser, que tu amor fue ‘ciego’, pues que solo veías al niño bueno que todos llevamos dentro, fue ciego tu amor porque solo atendió a razones para amar más, que no viste más que el bien olvidando el mal de cada uno. Enséñame, Señor, un amor que no falle nunca. Supimos que el manantial inagotable de donde tú sacas tanto amor es el PADRE. Juan explicó que tú les hablaste siempre del Padre con mucho calor y confianza, les confesaste que el Padre te llenaba continuamente de amor y de atenciones, que estar con Él al atardecer apartaba todos tus temores, y que al amanecer ponía en tu corazón un afán infinito por darte del todo a todos. Cuando los discípulos te veían conmovido hasta las lágrimas por el dolor o la pena de alguna persona, comentaban: ‘Es el Padre’. El viejo Nicodemo nacerá de nuevo si puede imitarte amando sin fin a todos por igual. Adiós, Señor, hasta otro día.»

* Descendimiento de la cruz, Rembrandt, detalle.

Discípulos de Cristo, ven y sígueme

«Si alguno quiere seguirme y no deja atrás a su familia e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz cada día y no renuncie a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío», s Lucas c.14.

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– ¿Qué hará falta para ser un buen discípulo de Cristo?
– ¿Qué me estorba para ser de Cristo?
– ¿Qué significa Jesucristo para mí?
– ¿Qué lugar ocupa en mi vida, en mi corazón, en mis proyectos?

Un apunte de evangelio para examen. En verdad resultó difícil ser buen cristiano. Debiste quitar obstáculos y vencer contrariedades, pensarlo bien y tomar tu decisión, como para una arriesgada aventura, viendo tus fuerzas. Una invitación a tomar en serio la llamada.

– Si lo pones tan difícil, Señor, tendrás pocos seguidores, le dijeron grandes santos como Teresa de Ávila.
– No me bastó creer en Dios, quise seguir a Cristo y vivir como él, quise ser Luz y ser Sal.
– Si la Sal se vuelve sosa no sirve para nada, para ser echada.

El cristiano tomará con calma su propósito y comenzará a caminar, humilde y constante, alegre y confiado, orante, vigilante para no ceder a miedos ni presiones de comodidad o inseguridad.

El buen discípulo, seguidor fiel, estará atento para escuchar la voz y complacer a su Señor:

.. Señor, tú quieres contar conmigo para que eche a andar en misión.
.. Buscaré en silencio y oración cómo servir a mis hermanos.
.. Enséñame, Señor, a escuchar tu voz, yo quiero responder y darte mi vida.

Así en este bello poema de Francesc Malgosa:

Dichosos los que oísteis la llamada
al pleno seguimiento del Maestro,
dichosos cuando puso su mirada
y os quiso para amigo y compañero.

Dichosos si abrazasteis la pobreza
para llenar de Dios vuestras alforjas,
para servirle a él con fortaleza,
con gozo y con amor a todas horas.

Dichosos mensajeros de verdades,
marchando por caminos de la tierra,
predicando bondad contra maldades,
pregonando la paz contra las guerras.

Dichosos, del perdón dispensadores,
dichosos, de los tristes el consuelo,
dichosos, de los hombres servidores,
dichosos, herederos de los cielos.
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-Vean también nuestra entrada, «La aventura cristiana».

Orar con Nicodemo -3 / El buen pastor

Corresponde proseguir con estos textos recuperados, largos y apretados, testimonio incontestable de fe y de buena amistad. Hoy nos ofrecen la confesión humilde del seguidor maduro: Nicodemo cambió de maestro y deberá cambiar de ideas, con sus muchas dudas y temores. Con el tiempo habrá de ‘nacer de nuevo’. El discípulo busca hacerse comprender, confiado en la infinita misericordia del Buen pastor que lo ha rescatado.

El texto refleja una buena relación entre Nicodemo y Jesús de Nazaret, a pesar del trato poco frecuente, si creemos la presentación que hizo el discípulo amado en su evangelio. Mas todo pudo ocurrir de otro modo, Jesús mismo siendo el principal catequista de Nicodemo, con frecuentes encuentros. Una mutua simpatía que irá más allá de aquellos oscuros días de la Pasión.

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NUESTRO BUEN PASTOR

«Jesús dijo: ‘Yo soy el buen pastor. Yo conozco mis ovejas y ellas me conocen. El buen pastor da su vida por las ovejas. Mis ovejas reconocen mi voz y me siguen. Yo les doy la vida eterna y nunca perecerán’. Señor, queremos seguirte a ti que eres nuestro PASTOR bueno, sabiendo bien lo que esto significa. Seguirte significa conocerte y amarte, no perderte nunca de vista, hacer camino contigo, ser valiente, imaginar lo que tú quieres hacer y cómo hacerlo a tu estilo. Mucho más no sabemos. Seguirte como ‘oveja’ a ti que eres ‘pastor’, no significa negar la propia libertad ni renunciar a pensar ni a tomar las propias decisiones. Significa ser discípulo, aprender de ti, sentir como tú, saber que tú eres el Maestro y el Señor, que a ti te lo debemos todo, confiar en tus indicaciones. Yo soy persona ya madura, bien formada en la gran Escuela farisea de Jerusalén. Ahora sin embargo yo estoy dando mis primeros pasos en un nuevo camino y necesito dejarme guiar. Quiero seguirte con humildad, apoyado en ti que eres mi fuerza principal. Sé bien que el camino del Evangelio es para personas libres y enamoradas, tú quieres que te sigan personas convencidas. Quiero seguirte en verdad y con todo mi ser. Tú invitas, mas no violentas, a creer en ti y a ser tu discípulo. Tu voluntad será que te siga con otras personas, en comunidad, contigo, juntos en amistad y fraternidad. A veces hablamos del encargo de continuar tu trabajo de enseñar, ayudar y acompañar a otros, vigilando para que nadie se pierda. Seguirte será también proseguir tu tarea de acoger, curar y perdonar. Oficios necesarios para los que yo mismo me he ofrecido a Pedro, disponible para servir en lo que me encomienden. Toma mi vida, Señor, mi nueva vida, tú me la diste, a ti te la debo y a ti te la entrego. Seguirte a ti, Jesús, es una dicha completa. ¿Cómo acompañar y ayudar a otros? Aprendí de ti a conversar, a escuchar sin final y explicar con sencillez, como tú, cuando de noche te hice muchas preguntas y supiste de mis dudas e indecisiones. Me veo a mí mismo mayor, pero no anciano; el conocerte abrió mi mente y mi corazón. He acumulado experiencias, algunas contradictorias, pero estoy naciendo de nuevo. Soy feliz con mi nueva vida, con este nuevo camino que tú me ofreces y que eres tú, Señor. Si yo te abandonara es posible que me perdiera o cayera, ciego, ante la puerta estrecha del Reino. Tú eres, Señor, para cada uno de nosotros una puerta siempre entreabierta que comunica con el Padre y abre al Espíritu, la puerta que comunica con los demás y que nos abre al mundo. No nos dejes, Pastor bueno, Jesús maestro, cabeza y guía nuestro, debes saber cuánto te echamos de menos y te necesitamos. Mis dudas y cuestiones -dónde estás, cómo encontrarte, cuándo vendrás- ya quedaron en parte resueltas. Adiós, Señor, hasta otro día.»

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Orar con Nicodemo -2 / la Paz

La primera generación cristiana pensó en el retorno casi inmediato de Jesús el Señor resucitado, lleno de vida. No fue así. Poco a poco, sus seguidores debieron disponerse para una larga espera. ¿Cómo mantener vivo el espíritu de los comienzos? ¿Cómo alimentar la fe sin dejar que se apague? . . Vean nuevos papeles de oración de Nicodemo, fariseo y luego discípulo, que fue de noche a interesarse por Jesús de Nazaret. Lo veremos todavía en la noche compartiendo la incertidumbre y desolación de los discípulos más cercanos al Señor. A pesar del testimonio del resucitado y de otros testigos, las dudas continúan.

La fragilidad de la razón y la dureza de corazón no fueron superadas. Urge abrir puertas y ventanas del corazón y de la propia casa. Los discípulos pasadas las semanas desearán alcanzar ya un nuevo modo de verlo todo, levantando el vuelo al viento del Espíritu divino, mas sin perder de vista la vida nuestra de cada día… Deberán atreverse a lo imposible. Nicodemo ya anciano nacerá hombre nuevo, valiente y decidido. Así oró esta vez el discípulo de la última hora.

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¡PAZ A USTEDES!

«Como fue escrito: «Al llegar la noche del día primero de la semana, los discípulos se reunieron con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Jesús entró y saludó diciendo: ¡PAZ a ustedes!». Pasados los días y las semanas, en otra noche cerrada, yo mismo Nicodemo supliqué así a Jesús resucitado: Entra tú, Señor, aunque encuentres cerrada la puerta, entra sin llamar y danos tu paz. Despierta con tu palabra resucitadora PAZ, nuestra esperanza adormecida y temblorosa. Señor, muchos te seguimos dispuestos a todo, en los trabajos que tú nos pidas, pero nos vemos cansados, sin fuerzas y con miedo, nos hallarás todavía atemorizados, encerrados en nosotros mismos, en nuestros templos y en nuestras casas.

El Reino de Dios no llega, mas Tú nos dices: ¡No teman, ábranse al mundo! Tus discípulos más valientes sintieron temor: miedo al ridículo y a la ineficacia, miedo al rechazo y el juicio, miedo incluso a la cárcel y la muerte. Tú nos lo anunciaste “el mundo los odiará”. Muchos sin embargo, enviados por ti en este tiempo difícil, optaron por abrir sus corazones, abriéndose al mundo, anunciando tu evangelio a la gente. Nada pudo detener ya su camino ni su tarea, ni la amenaza de suplicio ni la muerte. Hombres libres, fuertes, amando sin fronteras, entregados en ayuda de gente desvalida, siguiendo Señor tu ejemplo. ¡Varones y mujeres fuertes, vengan en nuestra ayuda! Entra tú, Señor, si encuentras cerrada la puerta, entra sin llamar y danos tu paz. Despierta con tu palabra resucitadora PAZ nuestra esperanza adormecida y temblorosa.

Tú nos dices: ¡No teman, ábranse al mundo! Es la Buena Noticia ¡Cristo vive! Seguirte a ti, Señor, resulta arriesgado. Pero cómo dejarte, cómo desandar todo un camino de amistad y de fe contigo y con otras gentes, a dónde iremos si te dejamos. Muchas personas confían en ti y también en nosotros, no les defraudaremos. Te queremos, Señor, amigo nuestro. Aleja de nosotros toda inquietud, sabemos que tú estarás siempre con nosotros, a nuestro lado, dulce compañía en este camino nuestro de cada día, sabemos que tú vives nueva vida para siempre. Comparte con nosotros Señor tu misma vida, tu alegría, tu Espíritu Santo, tu amor divino. Tu Reino llegará y nuestra suerte cambiará, ¡Varones y mujeres fuertes, vengan en nuestra ayuda! Entra tú, Señor, aunque encuentres cerradas mis puertas, entra sin llamar y dame tu paz. Despierta con tu palabra resucitadora PAZ nuestra esperanza adormecida y temblorosa. Adiós, Señor, hasta otro día.»

(Dibujo: Rembrandt, Nicodemo con Jesús)

Dios es amor / san Juan

Algo más en el blog sobre Dios. A muchos llamó la atención su definición más conocida y atractiva: DIOS es AMOR.

Resultará abstracta según en qué piense uno o adónde mire. Fue una afirmación de la Carta que escribió san Juan, el discípulo amado, como él mismo se llamó.

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    – El Evangelio y los artistas pusieron a san Juan en la última Cena al lado de Jesús, reclinado en su costado, y junto a la cruz muy impactado por la herida de la lanza en el costado.

Decir que ‘Dios es amor’ solo es posible desde la propia experiencia. Viendo lo que san Juan vio, oyendo lo que oyó, conociendo bien a Jesús de Nazaret y lo que hizo :

    – Dio de comer al hambriento, lavó los pies a sus discípulos, sanó al ciego de nacimiento, sacó a Lázaro del sepulcro, convirtió el agua en vino y levantó al paralítico de la piscina.
    – Salvó de la muerte a la mujer pecadora, Juan vio de cerca a Cristo muriendo en la cruz, amando hasta el final, sediento de amor, bendiciendo y perdonando a todos.

Este amor será fuente de paz… Consolar, perdonar siempre, sanar, abrazar. Amar y ser amado así será como resucitar.

Si preguntáramos a alguien, tú qué eres y qué haces, explicará su trabajo de cada día, su familia, su sentido de vida, nos dirá sus proyectos, la necesidad de salud, de cariño…

Si preguntáramos a Dios, ‘Tú qué eres y qué haces’, nos responderá Jesús diciendo:

    – Yo soy amor
    – Yo lo que hago es amar
    – Mi oficio principal amar
    – Quiero dar a conocer mi amor
    – Quiero enseñar a amar
    – Lo que llena mi vida es el amor
    – El amor que doy y el que recibo
    – Todo lo que necesito es amar
    – Lo que espero es amor
    – Todo lo que hago lo hago por amor
    – En todo lo que digo solo pongo amor
    – Yo soy amor.

JESÚS es imagen de Dios, una imagen tan humana donde los discípulos no lograron ver el rostro divino del Padre.

Las situaciones difíciles de la vida nos impidieron ver el amor y la presencia de Dios «Jesús muéstranos al Padre». En la debilidad Dios manifiesta su fuerza.

    «Sean imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivan en el amor», Carta a Efesios c.4.

Él nos acompañó en todo momento, en los días fáciles y los difíciles, siempre a nuestro lado porque es amor, ¡como la suma total del amor de nuestros seres más queridos!

Así lo expresó el soneto de José María Souvirón:

    «Ando por mi camino, pasajero,
    y a veces creo que voy sin compañía,
    hasta que siento el paso que me guía,
    al compás de mi andar, de otro viajero.

    No lo veo, pero está. Si voy ligero,
    él apresura el paso; se diría
    que quiere ir a mi lado todo el día,
    invisible y seguro el compañero.

    Al llegar a terreno solitario,
    él me presta valor para que siga,
    y, si descanso, junto a mí reposa.

    Y, cuando hay que subir monte
    (Calvario lo llama él),
    siento en su mano amiga,
    que me ayuda, una llaga dolorosa.»

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* Imagen: Regreso del hijo pródigo, Esteban Murillo, fragmento. De la serie ‘Obras de misericordia’ que Murillo pintó para la Iglesia del Hospital de la Caridad de Sevilla.
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Orar con Nicodemo -1 / El perdón

– Por la Pascua pasada quise recuperar viejos papeles del personaje evangélico que fue uno mismo hace ya mucho, que brotaron de una espiritualidad de la confidencia. Los deseos de Nicodemo serán los mismos, las expresiones fueron otras, la amistad permanecerá para siempre. Eso es la oración, un diálogo de amistad. Para la ocasión tomaré el estilo apretado, todo seguido sin puntos y aparte. Verán hoy que el buen discípulo, aun cobarde o negador, encontrará siempre al Maestro bien dispuesto al abrazo. Así lo contó esta vez Nicodemo, un discípulo de la última hora.

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EL PERDÓN DE PEDRO

«Antes de los sucesos hablé con Pedro y Juan. Les pareció imposible conseguir que te echaras atrás, aunque tu vida corriera peligro. Te conocían bien, Señor, supieron tu determinación de mostrar a todos que la injusticia mata a los inocentes, que el PADRE quiso explicar así el gran amor que nos tiene, no ahorrando la vida de su propio hijo querido. A mí me pareció excesivo tanto sufrimiento y tanto amor. Quedamos después muy asombrados y también asustados por todo cuanto ocurrió. Todavía me parece oír las palabras dichas desde la cruz: ‘¡No saben lo que hacen, Padre, perdónalos, ellos no saben!’. Siempre disculpando, allá mismo, a tus propios verdugos y a los crucificados contigo, como tú. Ellos fueron sin duda tus primeros rescatados. Tras la muerte y tu resurrección, PEDRO va siempre inquieto buscándote, queriendo saber dónde estás, qué piensas, qué quieres, cómo hacer para agradarte. Él quiso recordar tus mismas palabras y en ocasiones no pudo. Su pecado y tu perdón le cambiaron la vida y su manera de ser, ahora más humilde, comprensivo y bondadoso con todos. Se sintió a veces muy inseguro, en la orilla y en la barca. Si hubo mala racha en el trabajo, lo atribuyó a su propio pecado, ‘Es por mí, yo negué al Maestro, fui un cobarde, fue mi culpa, lo traicioné’. Mas tú, Señor, no quieres la culpa oscura sino la gracia luminosa; tú no quieres el abismo del resentimiento sino el abrazo de la paz y la fiesta del perdón. Tu amor y tu gracia rehabilitaron a Pedro, como a muchas personas.

Perdona hoy también mi falta de fe y sana la herida de mi cobardía en seguirte. Todos nos parecemos un poco a Pedro, muertos de miedo nos cuesta ahora responder por ti, mas al tú mirarnos recobraremos la vida y la palabra. Una mirada tuya, JESÚS, bastará para sanarme. Tú quisiste, Señor, que Pedro sintiera muy de cerca tu misericordia y tu perdón. Recordaré sus mismas palabras repetidas entre sollozos aquel día junto al lago: ‘Señor, tú sabes cuánto te quiero’. Pensando yo la escena de su curación, te diré también ahora en verdad, de corazón: Jesús, amigo, tú sabes que Nicodemo también te quiere. Si inconstante y poco consecuente, yo me comprometo a no dejarte nunca, aunque costase. Vigilaré por no caer en la desconfianza ni la cobardía. Ten piedad de mí, Señor, y de nosotros todos tan frágiles y temerosos, solo pobres pecadores, mas por ti enamorados. Adiós, Señor, hasta otro día.»

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Podrán ver aquí recopilados «Orar con Nicodemo», pdf.

La aventura cristiana / No teman

– Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen. -san Juan c.10

Ser cristiano será hoy una aventura, algo difícil pero interesante. ¿Qué es ser cristiano? El cristiano estará atento al Evangelio, y seguirá los pasos de Jesús de Nazaret.

– Jesús sintió el rechazo de sus adversarios, ni Mesías ni Profeta ni Voz de Dios. ‘Jesús, dinos qué quiere Dios… ¡Dios quiere que crean en mí!’
– Lo propio de la fe cristiana será escuchar a Jesucristo, ser como él, hacer como él. Seguir a Cristo debiera ser una aventura apasionante.

– La aventura cristiana será creer lo que Jesús creyó, defender como él la causa de los más indefensos, confiar en el Padre como él confió, ante la vida y la muerte su misma esperanza. -J.A.Pagola

Quedará mucho por hacer. No hay fórmulas sino llamadas, líneas de fuerza. En su lugar de trabajo, en la familia, ¿Qué hacer? ¿Cómo hacer?, cambiando las situaciones al modo de Jesús, «Tengan ánimo, no teman».

+ SEÑOR, que yo sea portador de felicidad y de paz…

– Si encuentro distancia y enfrentamiento, pondré AMISTAD.
– Si veo tristeza y desolación, llevaré consuelo y ALEGRÍA.
– Si noto sufrimiento y soledad, que yo traiga COMPAÑÍA.
– Si encuentro heridas y resentimiento, traeré caricia y CURACIÓN.
– Si hay oscuridad y desespero, llevaré ESPERANZA.
– Si veo falta de amor y desconfianza, pondré AMOR de DIOS.

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«No teman», estas fueron las palabras repetidas en Lisboa por el Papa Francisco a los jóvenes, con nuestro subrayado, en la Misa final de la Jornada Mundial de la Juventud, fiesta de la Transfiguración, Lisboa, agosto 2023. Texto de la HOMILIA_JMJ_LISBOA.

Verán otros temas de ‘Ejercicios espirituales’ en «Meditaciones», pdf.

Dios en una cruz

    «Estoy crucificado con Cristo: vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí. Vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí.» /Gálatas c.2

Me impresionó leer en un escrito sobre Semana santa: ¿Qué hace Dios en una cruz? Les pondré unas reflexiones sobre el tema, revisión de un modo de entender la fe.

Que nuestro beso de estos días al Cristo en cruz nos lleve a admirar su amor, y a mirar a quienes viven su propia cruz de sufrimiento y abandono.

:: Algunos testigos se burlaron: ¡Bájate de la cruz! La respuesta de Jesús fue el silencio, la fidelidad, lleno de amor y de pena.

:: Cuesta creer en un Dios crucificado. El pecado, la falta de amor, matan. La cruz iluminó el verdadero ser de Dios: él es amor, amor sin límite.

:: El Dios crucificado orientará nuestra mirada al que padece dolor y desamparo, violencia o injusticia, para acompañar y salvar.

:: Él hará todo por sacarnos de los oscuros sepulcros del mal, cargando de esperanza nuestra fe, llenando de luz y de amor la dura tarea.

Unos versos de Miguel de Unamuno, desde la noche oscura del alma:

    «Los rayos, Maestro, de tu suave lumbre
    nos guían en la noche de este mundo,
    ungiéndonos con la esperanza recia
    de un día eterno. Noche cariñosa,
    ¡oh noche, madre de los blandos sueños,
    madre de la esperanza, dulce Noche,
    noche oscura del alma, eres nodriza
    de la esperanza en Cristo salvador!»

    –El Cristo de Velázquez, I. 4

* Imagen: Fra Angélico, Cristo crucificado, 1442.
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-Vean nuestra entrada «Las 7 palabras de Cristo desde la Cruz».

-En la cruz debiéramos contemplar ya la gloria, el triunfo del gran amor que Dios nos tiene. Vean este himno litúrgico de Vísperas tan lleno de vida y esperanza para el que ora y sabe esperar.

    Himno

    Nos dijeron de noche
    que estabas muerto,
    y la fe estuvo en vela
    junto a tu cuerpo.

    La noche entera
    la pasamos queriendo
    mover la piedra.

    Con la vuelta del sol,
    volverá a ver la tierra
    la gloria del Señor.

    No supieron contarlo
    los centinelas:
    nadie supo la hora
    ni la manera.

    Antes del día,
    se cubrieron de gloria
    tus cinco heridas.

    Con la vuelta del sol,
    volverá a ver la tierra
    la gloria del Señor.

    Si los cinco sentidos
    buscan el sueño,
    que la fe tenga el suyo
    vivo y despierto.

    La fe velando,
    para verte de noche
    resucitando.

    Con la vuelta del sol,
    volverá a ver la tierra
    la gloria del Señor.

El ciego del camino, quiero verte

vela_india-bl«El ciego Bartimeo sentado al borde del camino pedía limosna. Al oír que pasaba Jesús Nazareno, empezó a gritar:
– Hijo de David, ten compasión de mí.
Jesús le dijo:
– ¿Qué quieres que haga por ti?
El ciego le contestó:
– Maestro, que pueda ver.
Al momento recobró la vista y lo seguía por el camino»,
s Marcos c.10.

En su vida siempre fue de noche. Bartimeo oyó hablar de Jesús, pero no conoce su rostro, no podrá seguirlo. La mejor oración, humilde e insistente: ¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!

Muchos en el evangelio confesaron su necesidad y su ceguera, soñaron con un nuevo día: ver, conocer, ser amigo y seguidor de Jesús de Nazaret. Será la fe del evangelio, ‘Quiero verte, Señor’.

El ciego del camino dejó su lugar y su manto, irá junto a Jesús para conocer su vida y su palabra, su compasión. Será otro Jesús, en otros lugares y gentes, irá donde Jesús no pasó, ‘para consolar a los abatidos, abrir los ojos de los ciegos y liberar a los encarcelados’.

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Muchos recordarán la liturgia Bautismal y de la Pascua:

  • Él nos libró de nuestra ceguera, nos devolvió la confianza y nos puso en camino. Lo cuentan de aquel mendigo ciego que oyó pasar a Jesús, y al oír que le hablaba, enloqueció de alegría, pareció olvidar su ceguera, y puso ya todo su empeño en sólo amar y seguir al Nazareno.

EL CIEGO DEL CAMINO

Seguir tus huellas
como ciego curado en el camino
sin manto ni sandalias
cantando por valles y colinas,
sin monedas ni pan ni vino
solo contigo
al calor de tu figura amiga
que sientes y adivinas.

¿Cómo resumir esta experiencia de fe y de seguimiento?

  • Los enfermos y abandonados buscando cobijo se acercaron a él, será una fiesta imborrable. La huella del primer encuentro nos acompañará en la búsqueda. El amor primero fue todo. ¿Qué es la fe sino vivir enamorada de esa primera llama encendida y de su rescoldo nunca del todo apagado?

 Cfr. Nuestra entrada «María Magdalena -10»

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+ JESÚS, que devolviste la vista a los ciegos, danos tu ayuda para abandonar el pecado. / Que los que viven en la incertidumbre o la indecisión encuentren claridad, firmes en la fe. / Que la Iglesia sea luz para los desorientados, misericordia si necesitan tu perdón. / Que los pobres sean evangelizados y quienes necesitan ayuda encuentren.

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